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Leal, muy religioso y tecnócrata: quién es el nuevo ministro de Defensa ruso y qué pretende Putin con su nombramiento

El nuevo ministro de Defensa de Rusia, Andréi Belóusov, en una reunión del Comité de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación.

Andrew Roth / Pjotr Sauer

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En 2014, el bloque de estrategas económicos de Rusia entró en pánico cuando Vladímir Putin decidió anexionarse Crimea y fomentar una guerra en el este de Ucrania, desatando la condena de Occidente y una serie de sanciones contra Moscú que percibían como económicamente desastrosas.

Andréi Belóusov, asesor de Putin, fue una rara avis entre los economistas: permaneció públicamente a su lado calificando los daños de manejables y las sanciones occidentales de “insignificantes” para la economía rusa.

Conocido por respaldar las inyecciones de gasto público como mecanismo de estímulo económico y leal a Putin, Belóusov asume diez años después el cargo más desafiante del Kremlin: la cartera de Defensa, en un momento en que el gasto militar se ha disparado para sobrepasar el 7% del PIB mientras el Kremlin se prepara para una guerra larga en Ucrania.

“Creo que el Kremlin está interpretando esta guerra como una guerra de desgaste y las guerras de desgaste las gana la economía”, dice Alexandra Prokopenko, exasesora del Banco Central de Rusia y miembro del Carnegie Russia Eurasia Center. “Por eso una combinación de la industria y un economista puro, con una visión muy estricta y clara del papel rector que el Estado debe ejercer en la economía, puede ser la clave para transformar la economía fuertemente militarizada de Rusia en una verdadera economía de guerra”.

En opinión de Prokopenko, el nombramiento de tecnócratas de mucha confianza para gestionar los crecientes presupuestos industrial y militar es “una señal de que la guerra es la máxima prioridad para el Kremlin, de que Putin realmente cree que una base bélica es sostenible para la economía rusa y de que los problemas estructurales se resolverán más adelante”.

Shoigú, al Consejo de Seguridad

Serguéi Shoigú, ministro de Defensa desde hace tiempo y ocasional compañero de caza y pesca de Putin, pasa a ser el secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Aunque el Kremlin ha tratado de evitar una imagen de purga en el Ministerio de Defensa, la reorganización se produce poco después del arresto de un adjunto de Shoigú acusado de corrupción. Este lunes, Ruslan Tsalikov, otro de sus adjuntos, también presentó su dimisión.

Por otro lado, el pobre desempeño del Ejército ruso en Ucrania ha terminado por afectar a la reputación del propio Shoigú como ministro de Defensa.

Según un ex alto cargo de Defensa, Putin mantiene a Shoigú como “rehén” al impedir que se retire con su nombramiento como miembro del Consejo de Seguridad. “Putin está pensando que el ministro de Defensa sea un economista, alguien que entienda cómo funciona el presupuesto, que pueda racionalizar los flujos financieros”, dice.

Religioso, planificador y leal a Putin

En referencia al nombramiento de Belóusov, el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov subrayó cuánto había crecido el gasto en Defensa, que se está disparando, y el peligro que eso representaba para el Estado. “Por razones bien conocidas, nos estamos acercando poco a poco a la situación de mediados de la década de los 80, cuando la proporción de gastos [en Defensa] era de 7,4%”, dijo. “No es crítico pero es extremadamente importante y requiere una atención especial”.

Sus contemporáneos describen a Belóusov como un tecnócrata muy religioso que tiene varios iconos ortodoxos y libros religiosos en las modestas oficinas donde venía ejerciendo de vice primer ministro desde 2020 (durante un breve período de la COVID-19 también fue primer ministro en funciones). Se dice que goza de la confianza de Putin, para quien ha trabajado en el gobierno desde 2008 y entre 2013 y 2020 como asesor del Kremlin.

Una persona que trabajó para él lo describió como eficiente y capaz de planificar con años de antelación, así como uno de los primeros defensores del uso de drones “muy abierto a la innovación”. “Su principal ventaja es que piensa con muchos años de antelación”, dice esa persona. “Es alguien con visión de futuro, pero también un servidor leal; ya sea guerra fría o caliente, el Kremlin está pensando en un conflicto de larga duración, y tiene todo el sentido incorporar a alguien que sepa planificar a largo plazo”.

En el Gobierno lo consideran muy competente, una “máquina de hacer cálculos” que destacaba entre sus pares por una forma de trabajar atenta y activa, así como por “mantener un perfil bajo”.

“Yo también diría, en parte, que no es demasiado querido por algunos compañeros o por otras personas del Gobierno y que es un poco diferente”, dice otra persona que también trabajó con él. “Ideológico, comprometido, leal, soldado del Estado y de Putin, pero con una mentalidad de servidor del Estado muy peculiar, y profundamente religioso”.

Un movimiento sorpresa

Muchos miembros del Gobierno ruso se sorprendieron con el nombramiento de Belóusov como ministro de Defensa. así como muchos analistas. El bloguero militar Fighterbomber, cuya postura figura entre las más belicistas, escribió una broma cuando se enteró: “Solo tengo una pregunta: ¿quién es este?”

Pero lo cierto es que su nombramiento tiene cierto sentido. Está familiarizado con el complejo militar-industrial, dice Prokopenko. Y Putin suele elegir a civiles para el Ministerio de Defensa, como demuestran los casos de Anatoly Serdyukov y del propio Shoigú, que venía del Ministerio de Servicios de Emergencia y nunca había prestado servicio en el Ejército.

“Es evidente que Putin no estaba contento con la marcha de la guerra y que aún no tiene de su lado la victoria que ha estado tratando de conseguir, por lo que se entiende que haya tratado de hacer algunos cambios”, dice Konstantin Sonin, economista y profesor en la Universidad de Chicago. “Putin ha sido extremadamente coherente en la forma de elegir a sus nuevos altos cargos”, añade. “Son personas que deben carecer totalmente de carisma, que nunca pueden tener su propia base política; las razones por las que eligió a Belóusov fueron la lealtad tanto como la ausencia de carisma y de ambiciones personales; esa es la principal característica”.

Entre los economistas, Belóusov era conocido por su creencia en el papel del Estado y de la política industrial en el crecimiento económico, dice Sonin, que lo conoció hace 20 años en mesas redondas donde Belóusov era la “única persona cuerda y competente” con opiniones “extremas”.

Según Sonin, también destaca porque no está envuelto en actos de corrupción en torno a intereses económicos, a diferencia del resto de representantes rusos que convierten a los ministerios en pequeños feudos. “Es como un soldado de Putin, no tiene una base propia”, concluye.

Traducción de Francisco de Zárate.

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