Desciende la radioactividad
En la misma semana en que se cumplen 25 años del desastre de Chernobil, Fukushima se ha convertido de nuevo en el punto de mira por su situación actual y por el posible cierre de ésta y otras plantas nucleares expuestas al potencial riesgo de un terremoto de magnitud similar al del pasado 11 de marzo.
Pero a falta de concretar la nueva política nuclear que adoptará el Gobierno de Naoto Kan, vapuleado en las elecciones del pasado domingo a raíz de la crisis de Fukushima , la central nuclear ha experimentado un descenso en su nivel de radioactividad, al menos en uno de sus reactores, el segundo.
La compañía eléctrica japonesa, TEPCO, así lo ha podido confirmar. Es la primera disminución en toda la semana, aunque aún sigue siendo muy elevado hasta alcanzar cotas de 1.600 veces superior al límite permitido por las autoridades japonesas.
El índice de yodo 131 obtenido en una de las muestras de agua de dicho reactor es de 63 becquerelios, lo que supone una reducción de la radiactividad en más de la mitad en comparación con el miércoles. En los análisis realizados ayer miércoles, el nivel de cesio 134 fue 430 mayor al permitido y el de cesio 137 superó 300 veces el límite fijado por las autoridades. Sin embargo, dichos índices apenas han supuesto una ligera variación respecto a los últimos días.
No obstante, el pico de contaminación radiactiva alcanzado hasta el momento data del 2 de abril cuando era 7,5 millones de veces mayor que el límite permitido.
Según los últimos datos aportados por el Ejecutivo de Kan, el recuento de víctimas mortales asciende a 14.358 y el número de desaparecidos es ya de casi 12.000, con lo que en unos meses el balance oficial de víctimas mortales podría rozar los 30.000. Sin duda, una catástrofe que supera a la de Kobe en 1.995 tanto por el número de fallecidos como por la extensión y el coste que tendrán que asumir los japoneses. Se calcula que hasta dentro de diez años el país no habrá conseguido recuperar la normalidad.
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