El jurado ha declarado a la madre de Carolina culpable de la muerte de su hija
El jurado popular de la causa contra A.U. por el asesinato de la niña Carolina, su hija de cinco años, ha anunciado a última hora de este sábado su veredicto. La madre de la niña es culpable.
Ha habido unanimidad por parte de los nueve miembros del tribunal popular en todos los puntos por lo que declaran a la acusada “culpable de haber causado intencionadamente la muerte de Carolina cuando no tenía posibilidad de defenderse”. El jurado rechaza así la suspensión de la condena y la posibilidad de que la acusada sea indultada.
Los miembros del jurado han permanecido aislados durante prácticamente dos días desde que este viernes se les entregó el objeto del veredicto. La pena deberá ser impuesta ahora por la jueza que, una vez conocido el veredicto del jurado, será quien dicte sentencia.
El Tribunal Popular lo han compuesto cuatro mujeres y cinco hombres, con un hombre y una mujer más como suplentes. Tres jurados tienen más de 50 años; tres más de 30 años y hay tres de 20, 23 y 25 años de edad.
En cuanto a las profesiones, hay un chófer, una enfermera, una investigadora, un técnico de farmacia, dos administrativos, tres operarios y dos estudiantes.
La portavoz del jurado ha relatado ante el Tribunal las pruebas que justifican el veredicto de culpabilidad punto por punto. Tras esta lectura, los miembros del jurado han abandonado la sala y la jueza ha pedido a la fiscal y al resto de acusaciones sus peticiones de condena y responsabilidad civil.
Las peticiones de penas de las partes
El Ministerio Fiscal ha solicitado la prisión permanente revisable por un delito de asesinato con alevosía y con las agravantes de parentesco y por ser la víctima menor de 16 años. También reclama, una vez cumplida la pena, 10 años de libertad vigilada y una responsabilidad por daños morales al padre de la niña de 200.000 euros.
El Ministerio Fiscal pedía al concluir el juicio al jurado que declarase culpable a A.U del asesinato del asesinato que tuvo lugar en un hotel de Logroño el 26 de enero del 2020. Junto a la pena de prisión permanente revisable, ha añadido a su petición inicial de libertad vigilada, durante diez años, tras la pena.
En la última sesión de la causa contra A.U, dedicada a las conclusiones, el Ministerio Fiscal, en boca de la fiscal Esther Alesanco, se mostraba “totalmente convencido” de que la acusada “no soportaba que su hija estuviera bajo la guardia y custodia de su padre y eso le provocaba un profundo odio y rencor hacia él”. Por ello, ideó, según la Fiscalía, “dar muerte” a la niña y suicidarse. Esos planes se los comunicó a su madre que, en un primer momento, no atendió su deseo pero que como, más adelante, fue estafada y no se veía capaz de recuperar el dinero perdido, decidió, también, suicidarse.
El motivo de una y de otra, según subrayaba la fiscal, era distinto. Ese día, se trasladaron a un hotel de Logroño, después de dejar escondidos los móviles, para dar muerte a Carolina y suicidarse. Según esas mismas tesis, la madre y la abuela de la niña habrían suministrado un medicamento a la pequeña que la dejó “sedada profundamente”. Así, “sin posibilidad de defensa”, bien utilizando las manos o la almohada, le taparon la nariz y la boca y la asfixiaron. Las cartas que se encontraron después, ha añadido, fueron una “crónica de una muerte anunciada”. Tanto éstas como los vídeos, ha señalado, son pruebas de “anuncio del hecho”.
Para la Fiscal, si hubiese estado sentada en la sala la abuela sería coautora, ya que ambas “se pusieron de acuerdo para cometer un delito”. Ha entendido una “estrategia de defensa” que la acusada diga que todo lo hizo la abuela, dado que está fallecida.
“Es indiferente que fuera ella o la abuela la que apretara la boca y la nariz de la niña porque, estando la madre allí, como la persona que más debía protegerla, moral y legalmente, no evitó sino que lo consistió, porque lo tenía planificado, porque quería la muerte de su hija”, ha explicado.
Al ser un delito “agravado”, indicaba, es un asesinato, y no homicidio. En este caso, hay “alevosía” porque la niña no se pudo defender, no sólo tenía sólo cinco años sino que estaba sedada profundamente.
Acusaciones particular y popular
La acusación particular y la popular se han adherido a la petición de Fiscalía, aunque han solicitado indemnizar al padre con 390.000 euros. La acusación particular ha pedido, además, que una vez que se cumpla la pena de prisión se establezcan 15 años de libertad vigilada.
Las abogadas de la acusación particular y popular en la causa contra A.U, a la que se le acusa de asesinar a su hija, de cinco años, el 26 de enero del 2020, han visto “probado” lo “inverosímil” del relato de A.U, dado que “permitió que ocurriera o incluso la mató”.
La abogada de la defensa particular, Maria José Valgañón, en representación del padre de la niña Carolina, se ha adherido al Ministerio Fiscal y ha creído que se ha podido “esclarecer” lo que ocurrió en relación a la muerte de Carolina, así como el “pacto” entre su madre y su abuela para suicidarse y matarla.
Ha visto “inverosímil y desacreditado” el relato de la acusada, que defiende que no hizo nada y todo lo tramó su madre, así como la “constatación de que existe un plan” entre ambas “y estaba asumida la muerte de la niña” porque “no hay sorpresa en la madre”, cuando, según contó, se despertó y vio a su hija muerta.
“Como no se sorprende no reacciona y, por eso, no pide auxilio”, ha dicho añadiendo la “frialdad” del relato e incidiendo en que pasó “horas” con el cadáver de la niña y estaba “encerrada” desde dentro de la habitación.
Ante una muerte “violenta como es la de Carolina” se ha planteado el por qué, el móvil, para apuntar que la abuela no tenía motivación y la “única” que tenía un motivo era la madre de la niña.
Para detallarlo ha relatado cómo A.U siempre se había mostrado “posesiva” con la niña tras la separación con su padre, intentado restringir las visitas y no asumiendo la guardia y custodia para su padre, que nunca “aceptó” y que fue “fruto de su propia rigidez”.
En abril de 2017 el juez declara cómo A.U se considera la única capaz de velar por la hija, anteponiendo sus derechos y deberes a los de su propia hija y constituye, para Valgañón, el núcleo de su motivación para lo que sucedió después.
Su nivel de “obsesividad” fue confirmado por la médico de cabecera. “No soportaba que sea feliz con su padre”, ha dicho la abogada de la defensa particular.
Ha entendido que “lo que subyace como móvil es la constatación de que ha perdido la custodia y la imposibilidad de tenerla siempre con ella porque ella, como madre, siente que tiene ese derecho, que además está por encima de todo, y se siente mal porque no se le ha reconocido”.
Ha relatado cómo “deja escrito que su hija no tenía futuro con su padre”; una sensación que enmarca con su sentimiento de ser víctima. En esta situación, ha señalado, nació el “pacto o concierto de voluntades” con su madre: un plan de suicidio que, en el caso de la abuela, es por haber sido estafada y, en el caso de la acusada, está unido a la niña.
La acusada fue suministrando Noctamid durante tres meses y la abogada ha entendido que con ello estaba probando, al menos desde agosto de 2019, para saber qué dosis necesitaba para sedarla. Coincide con una conversación con su hermana en la que habla de tener “paz”, “no ir a la cárcel” y “no regalar” a su hija porque ella le dio “la vida”.
Ha recordado que graba doce vídeos y el día 25, desde su móvil, hace una reserva de hotel que abarca dos noches para poder entrar desde primera hora del domingo 26. La niña, además, sale con un pijama de la casa de su abuela y muere con él porque no le llevaron más ropa. Es el mismo pijama que llevó en el vídeo que le grabó su madre.
En sus vídeos la acusada dice que su caso recorrerá el mundo, con “referencias claras” a su suicidio y su intención de llevarse a su hija, con lo que se ve, ha entendido la letrada, que hubo una “planificación”. En ellos, se anticipa a que le van a hacer una autopsia; asegura que no es un arrebato, y que todo acto tiene una consecuencia.
Ha destacado también que en los vídeos se le ve “decidida”, lo que “quiebra el carácter autómata que se deja llevar por su madre”.
Las cartas, ha entendido, “ligan el destino de Carolina al suyo propio”. Son, ha dicho, “de despedida” y no deja nada dicho para la niña, incluso “dispone cómo deben ser enterradas”. Y ha subrayado: “Ambas”.
A su padre le llega a decir: “Ahora que tengo a Carolina siento que hago lo correcto”. Una carta que para la abogada es “reveladora” del mismo modo que “impactante” es la que dejó a su hermano. “Con este viaje sólo pienso que Carolina y yo estamos juntas”, le dice afirmando que no puede “tener vida”.
En cuanto a la “ejecución” del plan ha visto “probado” que la acusada cogió a su hija, conduce hasta Logroño y, con la niña en brazos, entra en el hotel. “En todo momento dispone de la posibilidad de hacer o no hacer”, ha recalcado.
Carolina murió por sofocación y la acusada, ha defendido, “es autora porque lo ejecutó con su madre o, en todo caso, lo consintió porque lo había preparado y había llevado a la niña hasta allí”.
La acusación popular, con la abogada Alicia Redondo, ha visto “probado” el delito de asesinato. “Que Carolina murió es evidente, que fue violenta la muerte también, así como el hecho que no se puedo defender”, ha dicho.
“Hay que tener una cosa bien clara, lo cierto es que sabía lo que ocurrió en esa habitación y lo propició, como dejó claro en los vídeos de manera sosegada, y escribe cartas de despedida”, ha dicho.
Participó en el “plan previo; no es algo sobre la marcha, organiza sus objetos, escribe las cartas y hace una reserva en un hotel”, ha relatado. Allí, la asfixiaron. “Permitió que ocurriera y eso la convierte en autora”, ha indicado añadiendo: “O incluso la mató”.
“Comprendía lo que estaba pasando, ni siquiera se ha contemplado que estuviera en estado de shock”, ha aseverado. “Qué madre”, se ha preguntado, “no pide ayuda”, en cambio “la tapa, porque le incomoda lo que ve” y sale del hotel “a deshacerse de alguna prueba”.
Actúa así, ha creído, “una madre que es autora de la muerte de su hija”. Ha visto claro que la “motivación” de A.U era “infligir dolor” a su expareja “de la mayor manera posible y, por otro lado, que ella era la única que podía cuidarla”.
Ha solicitado al jurado: “No piensen en la acusada, piensen un una niña de cinco años que ya no esta, les pedimos que hagan justicia por Carolina y un favor a esta sociedad”.
La defensa pedía la absolución
La defensa de A.U pedía en la última sesión del juicio este mismo jueves la absolución de la acusada porque “no se ha probado” que lo hiciera.
Tras la lectura del veredicto, ha pedido una pena de 20 años de prisión.
La defensa de la madre ha visto “mucha carga deductiva” en las acusaciones. Ha considerado que las acusaciones “saben que el crimen no está resuelto” y se ha apoyado en el principio de “presunción de inocencia”, recordando que “aquí estamos enjuiciando” a A.U, “que tiene sus derechos”, frente al hecho de que la acusación popular le ha pedido al jurado que piensen en la niña.
Considera que la investigación se centra “en la persona que está viva”, dado que la abuela apareció muerta, pero “si se hubiera investigado más tendríamos más respuestas”.
Llegó incluso a poner en duda que la muerte de la niña “no fuese natural”. “Se pudo quedar boca abajo, a las madres nos advierten de esas cosas”, ha dicho. El hecho, afirmaba, es que “ni se recoge el chupete ni la almohada”. “Es que estaban allí y su recogida nos podría haber sacado de dudas”, ha indicado, creyendo “trascendente” este hecho.
Le recordaba en ese momento al jurado que su función no es realizar “deducciones policiales” y “no se ha demostrado cómo se producen lo hechos ni cómo se ejecutan”.
Afrimaba además que fue la abuela la que mató a la niña y atentó contra la vida de la acusada, dejándola agonizando en el hotel y marchándose con “los dos cuchillos cerámicos que constituyen los únicos elementos cortantes”.
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