Los restaurantes imprescindibles si visitas Logroño

Para los visitantes y también para los lugareños. La web Traveler acaba de publicar un listado con los restaurantes imprescindibles en Logroño. Un listado que lo encabeza el Cachetero, un restaurante de cocina tradicional y un clásico que siempre está de moda. Abrió sus puertas en 1910 de manos de Silviano Arechinolaza y Ezequiela Barrio. Según la publicación “la verdura es casi la razón de ser del establecimiento y, dada la pasión del cocinero por la micología, las setas también ocupan un espacio importante en la carta en temporada. El cabrito y el cochinillo asados, así como el chuletón, son de obligada degustación”. Este mítico restaurante está en la calle Laurel de Logroño.

Y del centro de Logroño, al extrarradio, concretamente al Parque de la Grajera. Allí está El 19, un restaurante que ofrece a sus comensales una cocina contemporánea y que, durante los meses de primavera, verano y otoño suele convertirse en un plan perfecto para disfrutar del aire libre. Según la web, “convencen las ensaladas y nunca falta un plato de cuchara, uno de verdura y un arroz. Recomendación: el cochinillo deshuesado y confitado y las manitas rellenas de langostinos”.

Volvemos al centro de Logroño, a la calle Avenida de Portugal donde está Íkaro. Aquí los comensales podrán degustar cocina de autor. “Refrescante propuesta que se aleja de la norma culinaria que impera en la ciudad”. Todavía no ha cumplido un año de trayectoria y las referencias de este proyecto son muy positivas. Han querido romper esquemas e introducir aire fresco, acercarse a la vanguardia. De Íkaro destaca la “fusión de culturas que consiguen platos tan aplaudidos como el ceviche de vieira sobre base de Idiazábal o la navaja a la vizcaína”.

No podía faltar en este listado una de nuestras Estrella Michelín. Kiro Sushi es el ejemplo de la alta cocina japonesa y la gente de Logroño, también de fuera, ya sabe que “ocupar uno de sus diez cubiertos significa participar de una ceremonia culinaria hipnótica”. Se dice del Kiro Sushi que es “sólo apto para paladares libres de prejuicios y abiertos a la sorpresa. Lo que acontece desde que Félix Jiménez, chef y propietario, recibe al comensal hasta que le despiden con una sonrisa –y sincero agradecimiento– es pura magia”. Una recomendación, “la visita a este restaurante no se improvisa porque la lista de espera es bastante notable pero merece la pena”.

De la escuela de Francis Paniego

También en el centro de Logroño se encuentra La cocina de Ramón. Al frente está un gallego de madre extremeña que ha desarrollado su carrera profesional en La Rioja. Pertenece a la escuela de Francis Paniego, pero hace cinco años diseñó su propia senda y, desde entonces, cuenta con el beneplácito del público. “Le fascinan las verduras y sabe explotar al máximo toda su naturalidad, los sabores definidos y reconocibles, así como jugar con las texturas”.

La Quisquillosa es otro de los restaurantes de la capital riojana que se cuela en este listado. Joaquín Aragón abrió su propio local en 2015 con una firme propuesta y un camino ciertamente personal y transgresor. “Este es un templo del producto, pero absténgase quienes busquen chuletitas. En su lugar, hay fabulosos pescados salvajes de proveedores de altura como Pescaderías Coruñesas”.

“Un espacio desenfadado con una carta que nunca se cansa”. Nos estamos refiriendo al Tondeluna, “si se desea conocer el lado más canalla de Francis Paniego”. Un local que apostó por “una decoración de corte nórdico, obra del estudio Picado y de Blas, y mesas para compartir. Esa es, posiblemente, su esencia; picar de aquí y de allá raciones y medias raciones en un ambiente donde domina la naturalidad”.

Muy cerquita del Tondeluna está el Wine Fandango, también un establecimiento de cocina contemporánea. “Ubicado en pleno paseo de El Espolón, su apertura hace tres años fue sonada por ocupar un emblemático palacete del siglo XIX, el que fuera Grand Hotel, transformado por Lázaro Rosa Violán. Y, cómo no, también por traer aire fresco a Logroño”.

Un completo listado para recorrer Logroño de una forma distinta. ¿Echas en falta alguno?