Verónica Fumanal: “A los hombres se les presupone y se les valora la ambición y a nosotras, la abnegación”
Los líderes rodean la carrera profesional de Verónica Fumanal. Ha trabajado impulsando, que no creando, esos perfiles de influencia porque defiende que “los liderezgos no se crean, emergen” y ha sido asesora de Pedro Sánchez o Albert Rivera en momentos clave de sus carreras políticas. Ella misma se ha convertido en líder de opinión y participa en multitud de medios de comunicación, lo que le ha servido para darse cuenta de que “las mujeres líderes molestan muchísimo” y de que la sociedad sigue sin percibir de la misma manera la ambición en hombres y en mujeres. Fumanal acaba de presentar en Logroño su último libro, “El poder de la influencia”.
Acabas de presentar 'El poder de la influencia'. ¿Cómo se convierte un líder en alguien influyente y que poder le otorga esa influencia?
Digamos que cuando alguien llega a ser líder lo es porque tiene ese poder, es decir, no tiene influencia porque sea líder sino es líder porque tiene influencia. Por lo tanto, en esa relación causal es muy importante hablar de cómo puede emerger el lideranzgo. En mi opinión los liderazgos no se crean, emergen como si florecieran en un momento determinado por unas circunstancias. Tradicionalmente, los líderes siempre se han visto desde una percepción social como persona que tenían unos atributos personales especiales y lo que nos dice la psicología social es que el liderazgo es un fenómieno grupal y que es el grupo en un determinado momento el que dice que alguien es merecedor o no de ese calificativo de líder. No tiene influencia quien quiere, sino quienes detenermina un grupo.
No obstante, entiendo que son necesarias unas determinadas características. ¿Qué debe tener un líder?
Un líder para que llegue a serlo de forma efectiva tiene que tener dos características fundamentales. Una es la ambición de serlo; no hay nadie que llegue a un puesto de responsabilidad que no quiera serlo porque siempre está la posibilidad de decir que no o no dar el paso. El segundo es la autoestima. Una persona que no se quiere a sí misma, que no se considera con determinada valía, que no tiene una autopercepción positiva es muy complicado que la gente lo pueda llegar a pecibir así.
¿Tiene el liderazgo una contrapartida? ¿Hay un efecto boomerang en esa influencia?
Tiene una contrapartida importante. Si alguien llega a ser líder de un grupo va a tener que estar siempre mirando, analizando, conociendo cuáles son los deseos y la voluntad de las personas a las que quiere representar y, por lo tanto, si un día deja de representar esos intereses, el liderazgo caerá. Por lo tanto, la contrapartida es la abnegación de servir al grupo al que quieres representar.
Las mujeres líderes molestan muchísimo porque antes la tarta del poder se la comían solo los señores
Hablemos de igualdad en el liderazgo, ¿hay diferencias de percepción entre las mujeres y los hombres líderes?
Efectivamente, esa es la palabra, hay una diferencia en la percepción social. Los estudios de liderazgo en mujeres datan de tan solo hace 50 años que fue cuando se dio la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo, antes había mujeres líderes pero no había forma de analizarlo. Es cierto que la percepción social sobre el liderazgo en hombres y mujeres es completamente diferente y tiene que ver con los estereotipos de género. A los hombres se les ha educado para competir, para ambicionar, de hecho, es muy normal que todavía hoy sean los niños quienes ocupen la centralidad en el patio del colegio precisamente rivalizando con otros. En cambio las niñas, ahora todo esta cambiando, pero tradicionalmente se las educaba para cuidar.
A los hombres la ambición se les presupone, es un atributo positivo, en cambio la ambición en una mujer siempre tiene una connotación peyorativa, como cuando vemos en las películas las malas, ese ideario colectivo, o en la política, cuando se habla de una mujer para intentar descalificarla nunca se habla de que no está preparada, porque habitualmente lo están, que no tiene el nivel de estudios, porque los tiene, se le dice simplemente que tiene ambición como si eso fuese algo negativo. Por lo tanto, a los hombres se les presupone y se les valora la ambición y a nosotras, la abnegación. Por eso todavía hay un largo camino en la percepción social de la ambición y del poder.
Como líder de opinión, ¿siente que molestan las mujeres líderes?
Molestan muchísimo porque antes la tarta del poder se la comían solo los señores, entonces los que se la podían comer y meter la cuchara estaban satisfechos. Pero en el momento en que en una economía de recursos limitados como es el mercado de la atención o del poder, introduces un nuevo elemento que son las mujeres, aunque haya pocas todavía desafortunadamente, la tarta es mas pequeña.
Cada mujer tiene una forma completamente diferente de ejercer y ver el liderazgo, nada tienen que ver por ejemplo Mónica García o Isabel Díaz Ayuso, pero todas ellas están marcadas por el hecho de ser mujeres, tienen condicionamientos biológicos similares, han tenido una educación en ese rol tradicional de la mujer... De hecho, cuando Díaz Ayuso se peleaba con Casado ella misma argumentaba que no le dejaban ser la líder del PP por ser mujer.
Por lo tanto, el hecho de que haya mujeres equivale a que menos hombres van a tener el poder y en las luchas de clases o raciales, la clase privilegiada nunca le ha regalado el poder a la clase oprimida, siempre ha habido que luchar para conseguir los derechos. Por eso emplazo a las mujeres a seguir luchando con una herramienta que es fundamental, que es el voto. Las mujeres no somos un colectivo, somos el 51% de la población. Por lo tanto, si un día las mujeres votan con conciencia de género habrá muchas mujeres más en lugares de responsabilidad en la política y eso hará que las leyes cambien.
Si un día las mujeres votan con conciencia de género habrá muchas más en lugares de responsabilidad en la política y hará que las leyes cambien
Los liderazgos surgen, otros caen, pero parece que hay perfiles como Pedro Sánchez o Isabel Díaz Ayuso, que la nombraba antes, que mantienen el liderzgo pase lo que pase. ¿Qué ocurre en estos casos?
Yo creo que son dos personas que saben leer las coyunturas y que se adaptan mucho a las necesidades de su grupo. Cuando yo era pequeña, pensaba que habia dos figuras que eran inmutables una era la del rey y otra era el de Felipe González, yo no pensaba que ese puesto cambiaba. Estamos hablando de lideragos que duraban incluso veinte años y ahora siete años nos parece muchísimo, la percepción del tiempo está cambiando. Entonces, para saber si los dos han sabido permanecer un tiempo lo suficientemente importante como para valorarlo, hay que esperar un poco.
Acercándonos a La Rioja y hablando de ciclos políticos, veníamos de 24 años de gobierno del PP y después de una legislatura con el PSOE, de nuevo una mayoría absoluta del PP. ¿Caminamos ahora hacia otros 20 años de gobiernos de derechas?
Creo que no podemos hacer muchas predicciones. En la ciencia política muchas veces se nos pide hacer como de pitonisas, como el “Pronóstico Fumanal” que dicen en un programa en el que participo, y realmente nosotros somos una ciencia que analiza el pasado, no predictiva. Entonces, decir en estos tiempos, donde la volatilidad es tan alta, donde hay mucha incertidumbre, donde aparecen y desaparecen actores políticos con una rapidez vertiginosa, decir qué va a pasar creo que es osado y no tenemos realmente las claves. La Rioja será lo que La Rioja quiera y esa es la grandeza de la democracia.
Sobre el cambio de liderazgo del PSOE en La Rioja: "Lo importante no es luchar en los marcos de la derecha desde la izquierda sino imponer tus propias narrativas
¿Qué cree que falló en el Gobierno de Concha Andreu para que se diera semejante resultado electoral?
Yo creo que si Concha Andreu hubiera sido de las pocas que hubiera perdido un gobierno socialista, se podría hacer un análisis individualizado, pero es que menos García Page y Barbón el resto de presidencias socialistas saltaron por los aires. Estábamos ante una autonómicas y locales con una perspectiva totalmente nacionalizada, interesaba al PP y, creo que con poco acierto, Moncloa aceptó el reto de nacionalizarlas y Pedro Sánchez iba de mitin en mitin prometiendo cuestiones que nada tenían que ver con el trabajo que había hecho Concha Andreu en La Rioja, que creo que fue encomiable y puso a La Rioja en la vanguardia.
Por lo tanto, en esta ocasión atribuir un resultado a Ximo Puig, Fernández Vara o Concha Andreu no es justo con ellos porque no tuvieron la oportunidad de explicar que estaban haciendo en sus comunidades autónomas, se nacionalizó la campaña y era “Que te vote, Txapote”. El ciudadano entendió que estas elecciones eran así y yo siempre mantengo que los ciudadanos votan bien.
Precisamente el PSOE en La Rioja afronta ahora un cambio de liderazgo, el debate interno es claro. ¿Hay que ir más al centro o a la izquierda? ¿Debería el PSOE buscar al votante moderado o al más progresista?
Yo siempre mantengo que el electorado moderado de centro no existe. El famoso lingüista estadounidente George Lakoff habla de que no hay votantes de centro, sino votantes biconceptuales, que quiere decir que en función de la conversación pública hay personas que pueden votar a un lado u a otro según lo que consideran que en ese momento es importante.
Yo diría que para luchar en un escenario polarizado con un adversario en la derecha hay que mantener viva la narrativa de la izquierda. Por ejemplo, si preguntamos si la gente quiere pagar impuestos, mayoritariamente se responderá que no; pero si el mismo tema lo enmarco diciendo si quiero unos servicios públicos de primera, la gente dirá “sí, queremos eso porque es la base de la igualdad social”, ese discurso lo va a comprar todo el mundo menos los súper ricos. Por lo tanto, lo importante no es luchar en los marcos de la derecha desde la izquierda sino imponer tus propias narrativas.
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