Villacís explota perfil propio frente al PP utilizando las políticas verdes y la movilidad
La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, acentúa su perfil propio en el Ayuntamiento de Madrid frente al PP en pleno debate sobre la confluencia entre los de Casado y Ciudadanos de cara a las próximas citas electorales. El elemento que está utilizando la número dos del Ayuntamiento para tomar distancia de los conservadores son las políticas medioambientales. Es la baza que ha elegido Villacís para diferenciarse de sus socios en una situación políticamente desfavorable.
Tras la debacle del pasado noviembre que les ha hecho perder 47 diputados para quedarse con 10 en el Congreso y la crisis abierta tras la salida de Albert Rivera, el poder institucional en los gobiernos de Madrid es el mayor escaparate para el partido en plena ofensiva del PP para absorberlos bajo unas únicas siglas no solo en Euskadi o Catalunya. También en la capital.
“Tenemos autonomía y sustantividad propia, con nuestras diferencias cuando hemos gobernado con el PP, que ya se han puesto de manifiesto, como el tema de la sostenibilidad”, defendía este lunes Villacís, un día después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, llamara a iniciar ya la operación de confluencia en la región.
Fuentes de Ciudadanos defienden que es en la administración local donde “más se está notando que hay puntos de vista diferentes” y reivindican su papel como cortafuegos en algunas políticas, como la reversión completa de Madrid Central, la medida estrella del Gobierno de Manuela Carmena contra la contaminación que cerró a los coches privados varias arterias del centro de la capital. “Hemos influido positivamente en el Gobierno y, además, hay personas de este partido que nunca se plantearían entrar en el PP porque no coincidimos en cuestiones importantes”, añaden las mismas fuentes.
Ciudadanos acumula una lista cada vez más larga de desencuentros con el PP en políticas verdes. En público, la vicealcaldesa asegura que el alcalde “no es negacionista”, y que aboga por lo que cree que es mejor para el medio ambiente, aunque deja claro que no hay entendimiento posible en algunas decisiones. “Quiero decir que la actitud del alcalde no es negacionista, pero nosotros tenemos otra visión de los hechos”, dijo en enero la vicealcaldesa. En privado, Villacís y los suyos presionan como pueden al equipo del PP. La capacidad es limitada: los de Casado tienen asignadas las competencias de Medio Ambiente en la figura de Borja Carabante, el delegado de área, y toman en última instancia las decisiones.
Las discrepancias se evidenciaron por primera vez en noviembre, dos meses después de presentarse la nueva estrategia municipal para combatir la contaminación, Madrid 360, y han vivido su último episodio con el parking de El Retiro la pasada semana. El momento más delicado, sin embargo, se produjo a finales de enero, cuando Villacís amenazó a Martínez-Almeida con unirse a la oposición y tumbar la nueva ordenanza si no desistía de recortar Madrid Central.
La facción del PP del Gobierno defiende abrir la zona de bajas emisiones a los vehículos con etiqueta C con la condición de que vayan ocupados por dos o más viajeros e incluir estos coches en la línea de subvenciones que el Ayuntamiento publicará en las próximas semanas. Ciudadanos considera que es una “involución”. “Voy a mantener esta postura hasta el final”, aseguró la vicealcaldesa. Este punto está recogido en la estrategia que presentó el Gobierno en conjunto –con Begoña Villacís en primera fila– en septiembre.
Pero desde noviembre, justo coincidiendo con la previa de las elecciones del 10N, la oposición a la medida es permanente. Hasta el punto de que la vicealcaldesa ha acordado con Martínez-Almeida trasladar a la Comisión Europea la fricción dentro del Gobierno municipal. El alcalde y el delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, tienen previsto viajar antes de que acabe el mes de febrero a Bruselas para presentar el plan anticontaminación a las instituciones comunitarias. En el acto de los primeros cien días de gobierno, el regidor evidenció una primera brecha en este ámbito, que se ha ido profundizando. “Mi postura era revertir Madrid Central, pero tengo un pacto de gobierno que corregirá algunas medidas”, dijo entonces Martínez-Almeida. “Cesiones”, lo llamó. La justicia ya había dado el primer varapalo a la suspensión de las multas de Madrid Central en julio.
El frente contra las políticas medioambientales del PP en el Ayuntamiento también involucra a otros concejales. Se encarna sobre todo en la figura de Villacís por su relevancia jerárquica y mediática, pero otros ediles también han manifestado su oposición a algunas decisiones del Gobierno municipal. Es el caso de Santiago Saura, el concejal presidente de Retiro y encargado de sostenibilidad en Ciudadanos.
Saura ha cuestionado el aparcamiento subterráneo anunciado por el alcalde en enero por debajo de la avenida Menéndez Pelayo, una zona con altos niveles de polución y candidata a ser Patrimonio Mundial de la Unesco. Ante sus vecinos en el pleno de distrito de enero afirmó que no apoyaría “ningún proyecto que tenga efectos negativos sobre la calidad del aire”. El edil se enteró de la iniciativa por la prensa y no descarta que acabe abortándose. “Todas las opciones están abiertas, entre ellas una consulta vecinal o que se descarte hacerlo, aún es pronto”, aseguraba a eldiario.es. El proyecto se ha topado con una fuerte movilización vecinal, que emerge especialmente de una asociación, Retiro Norte, muy activa.
Distancia también con Vox
Ciudadanos también ha construido un perfil propio, distanciado del PP, frente a Vox, el grupo que facilitó la investidura de José Luis Martínez-Almeida y del que dependen las mayorías para sacar cualquier iniciativa adelante. Por ejemplo, los de Villacís se sumaron a la oposición para reprobar al portavoz del partido de extrema derecha, Javier Ortega-Smith, después de que reventara el acto institucional del 25 de noviembre contra la violencia de género. Entonces se activó de nuevo el fantasma de la Operación Villacís, que planeó sobre los pactos de gobierno en el verano de 2019. La vicealcaldesa fue clara respecto a un golpe de timón para gobernar con el PSOE: la coalición con el PP es “sólida” y no se va a “agrietar”, dijo.
El partido que lideraba Albert Rivera llega en esta situación a los preliminares de una posible confluencia con el PP para las próximas elecciones vascas y gallegas del 5 de abril. El tiempo apremia por la premura de la convocatoria electoral para las dos partes, que de momento difieren en la manera de hacer coincidir sus siglas. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, como Villacís, ha desechado la fusión de PP y Ciudadanos en su mejor bastión, propuesta por Isabel Díaz Ayuso y que refrenda también el alcalde capitalino.
“No hay ningún votante de centro derecha moderado sensato que en los tiempos que vive España no entienda que hay que hacer un esfuerzo por parte de todos aquellos a los que nos une mucho más de lo que nos separa”, manifestaba este lunes Martínez-Almeida, a la vez que cargaba con los planteamientos “tajantes” de Aguado y Villacís. “Sí que proponemos esos espacios pero no de manera general”, apuntaba antes la vicealcaldesa, solo favorable a la aglomeración entre formaciones “cuando el reto es más importante que los partidos, cuando está amenazada la convivencia y la Constitución”.
Ciudadanos tendrá que tomar una decisión, además, inmerso en un proceso de renovación del liderazgo y tocado por la debilidad orgánica provocada por la dimisión del exlíder, Albert Rivera, tras el desplome el 10N.
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