Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.
Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.
Hacía casi tres meses que nuestra pareja de Antonios favorita, compuesta por Antonio Rentero y Antonio Carrión, no nos servían un café tan caliente como el de la pasada noche en el Real Casino de Murcia, donde, como viene siendo costumbre una vez al mes, muchos murcianos, de cuna o adopción, tuiteros o no, se dan cita para hacer algo tan genial como tomarse un café sin café, a eso de las 20:30 de la noche en el Real Casino de Murcia.
Me viene como anillo al dedo lo de “un café muy murciano”, ya que lo importante para nosotros, nunca fue tomar el café en sí, sino la compañía y la conversación que lo acompañan. Este es el formato que dos Antonios muy hiperactivos inventaron hace un par de años para que distintas personas, cada cual de su padre y de su madre, se reúnan durante una horita y media para tratar algún tema de rabiosa actualidad, pudiendo expresar libremente lo que uno quiera, eso sí, respetando el turno de palabra concedido por el conductor de la tertulia y asumiendo un riesgo: “todo lo que digas podrá ser tuiteado en tu contra”.
Realmente no se trata de arreglar el mundo, de hecho, la mayoría de veces lo dejamos peor de lo que ya estaba. Se trata de aprender, de conocer gente nueva, de enriquecer nuestras opiniones y de que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pues aquí tenéis a una adicta a este café tan particular, y después de tres meses sin tomarlo, la pasada noche del martes 21 fue un expresso doble y sin azúcar porque el tema lo merecía: “2015, el año de las elecciones por Doquier”, porque este año nos vamos a hartar de peregrinar a los colegios públicos para encontrarnos de frente con las urnas.
Al comienzo de la tertulia se lanzaba una pregunta de lo más trascendental: ¿Tener muchas elecciones es tener más Democracia? Tras diversas opiniones y conocer que antes solían tomarse decisiones a través de los denominados Consejos, donde las asociaciones y particulares allí representados tenían voz y voto, me hago una pregunta: ¿Por qué ha desaparecido eso que tanto se parece a una democracia real? Bajo mi punto de vista, los ciudadanos tan sólo sentimos la Democracia cerca cuando visitamos las urnas cada cuatro años, pero, ¿qué pasa después?
Los partidos políticos no tienen ninguna obligación de cumplir con sus promesas electorales, lo que lleva, inevitablemente, a que tras regalarnos los oídos durante los seis meses previos a las elecciones, las promesas comienzan a caer en saco roto, y a la ciudadanía solo nos queda sentarnos en el sillón de casa a esperar durante otros cuatro años a que de nuevo nos pinten la vida de color de rosa antes de que decidamos votar de nuevo a la opción “menos mala”.
Es decir, bajo mi humilde opinión, vivimos una Democracia que dura lo que dura una campaña electoral, concretamente, la vivimos cada cuatro años, período en el que nos toca ver desde una actitud pasiva, cómo los políticos hacen y deshacen a su antojo, velando por sus propios intereses en lugar de los de quienes depositaron un voto de confianza en ellos. Puede resultar entretenido ver la pasarela de políticos corruptos dirigiéndose hacia los distintos Juzgados españoles, pero considero preocupante que ello se convierta en el pan nuestro de cada día, y que esas personas formen parte de lo que nuestro Estado define como Democracia.
Anoche me planteaba otra cuestión: ¿Los ciudadanos valoramos lo suficiente nuestro voto? Lamentablemente creo que no. Primero porque con el actual sistema electoral, los ciudadanos no sentimos que nuestro voto tenga el valor suficiente para cambiar algo, por lo que nuestro voto se devalúa hasta el punto de perder todo tipo de interés en ejercer realmente nuestro derecho a ir a las urnas.
Para mí es un planteamiento lógico, pero, recordemos, el voto de quien no tiene ningún interés vale exactamente lo mismo que el de aquellas personas que sí se preocupan por conocer cómo marcha la política de nuestro país. Y con esto no estoy diciendo que el voto deba ser ponderado, nada más lejos de la realidad, pero creo que la política, y con ella, los políticos, deben buscar nuevas fórmulas para acercarse al pueblo, entrar en sus casas y que se sientan escuchados, ya que creo que es la única fórmula válida para que todos seamos conscientes de lo que estamos eligiendo cada cuatro años.
El café fue mucho más largo de lo que aquí cuento, pero eso solo lo entienden quienes de vez en cuando buscan su dosis de cafeína en el Real Casino de Murcia con un #CaféConstitucional en la mano. Si tú también quieres arreglar el mundo, o dejarlo peor de lo que estaba, invitado quedas al próximo café.
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