Resulta curioso que alguien que ha llegado al gobierno de zonas importantes de España, como son las Autonomías, carezca de propuestas o incluso de ganas de trabajar por dichas zonas. Sus programas electorales están repletos de universales, que son ese tipo de palabras que en el fondo carecen de contenido, pues pueden albergar cualquier significado. Libertad, Tierra mejor, Luna que brilla... conceptos abstractos polisémicos que usan en sus discursos, sin concretarlos en ningún tipo de proyecto. Llegan al gobierno pactando con casi cualquiera, pues, de hecho, saben que no harán nada de lo pactado y que con su labia y sus apoyos podrán aplazar cualesquiera compromisos.
Pero lo verdaderamente grave, es el modus operandi reciente de los gobiernos autonómicos, como el de López Miras y sus Consejeros, dedicados al dolce far niente de congreso en congreso y de manifestación en manifestación, sin poner un pie en el despacho, donde se acumulan anomalías, requerimientos y, en el caso de la Región de Murcia, muertes. Veamos: 13 muertos en las discotecas Teatre y La Fonda Milagros de Murcia porque nadie comprobaba normativas; 729 muertos esperando ayudas a la dependencia. Por no hablar de las nulas gestiones para repartir las ayudas al bono de alquiler, a los vehículos eléctricos, a las empresas tras la Covid-19; abandonos de la Atención Primaria y de los hospitales del Noroeste, dejación de funciones en la inspección de granjas, retrasos en la reducción del regadío intensivo... nada se ha tramitado bajo el mandato de López Miras. Nada.
Lejos de ser un olvido puntual, las ciudadanas y los ciudadanos de este santo país, nos estamos percatando de que se trata de una acción deliberada: es decir, conscientes de que todas las leyes estatales deben pasar por las manos de los gobiernos autonómicos o locales para tener un efecto real –pues tienen competencias en varios niveles en su aplicación–, los cargos públicos del Partido Popular “desaparecen” a fin de que los posibles beneficios de dichas leyes no lleguen a la población. Varios ejemplos: el gobierno de coalición aumentó en 2022 y 2023 los millones dedicados a dependencia, pero como las “oficinas” de la Consejería correspondiente no las han tramitado, dichos millones se han devuelto; el PSOE tuvo que preguntar a López Miras qué había hecho con los 800 millones de ayudas Covid-19; Podemos ha pedido reiteradas veces una auditoría de los gastos y Álvarez-Castellanos, coordinador regional de IU, ha constatado en varios ensayos que, año tras año, el presupuesto regional se queda sin ejecutar en un 47% en materias como Educación.
La consecuencia es clara: miles de personas en la Región (¡y en otras autonomías!) que ven en las noticias a Yolanda o Pedro Sánchez accionando, se creen, en estos momentos, que los gobernantes del Estado les mienten. Paulatinamente, la desesperación y la degradación (deliberada) de hospitales y escuelas hacen el resto. Cientos de personas, millones quizás, están convencidas de que nadie vela por ellas y de que el Gobierno de coalición no es bueno para España, puesto que sus hijos reciben clase en barracones y los hospitales ‘hacen aguas’. A ello contribuye, sin duda, el escaso conocimiento popular, pues lamentablemente, la asignatura de Educación para la ciudadanía no toca nada de la estructura Administrativa ni qué tipo de cosas puede y debe hacer cada estrato del Estado.
El tapón. Las autonomías, como la Región de Murcia, son el tapón que está impidiendo que avancemos. Deliberadamente. Con ‘fines políticos’, usando este término en su peor expresión de la palabra, la que significa que todo vale con tal de hacer oposición.
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