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Javier Sánchez Serna: “Necesitamos un Podemos a la ofensiva”

El diputado Javier Sánchez Serna junto con Pablo Iglesias

Elisa Reche

Mientras que Carolina Bescansa abandona el `choque de trenes´ de la segunda Asamblea Ciudadana nacional de Podemos, Luis Alegre asegura que el entorno de Pablo Iglesias “va a acabar con él y con Podemos” y Pablo Echenique acusa a Errejón de mentir sobre sus intenciones de tumbar a Iglesias, el diputado murciano Javier Sánchez Serna se muestra reflexivo en estas respuestas.

Carolina Bescansa ha sido muy clara en la descripción de `choque de trenes´ que se está produciendo para Vistalegre 2 entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, ¿cómo ve su marcha y dicho `choque´?

Me hubiera gustado que Carolina formara parte de la lista de Pablo Iglesias con quien siempre ha estado más cercana. En cualquier caso, Carolina no se marcha de Podemos. Va a seguir siendo diputada y aportando lo mejor de sí misma.

Es verdad que estamos teniendo un debate intenso. Pero somos conscientes de la importancia que tiene Vistalegre 2, tanto para nuestra organización como para nuestro país, así que seguimos adelante, que es lo que corresponde, de manera responsable. Sabemos que el día después de nuestra Asamblea Ciudadana vamos a seguir juntos y juntas.

¿Qué es tan diferente entre el programa de Pablo Iglesias y el de Íñigo Errejón?

Habría que comenzar diciendo una obviedad y es que entre Pablo e Íñigo hay muchas más cosas en común que diferencias, por eso han compartido y van a seguir compartiendo espacio político.

Dicho esto, creo que el año 2016 fue difícil y nos obligó a tomar decisiones en las que no siempre todos estuvimos de acuerdo. Algunos compañeros de la corriente de Íñigo defendieron, por ejemplo, la abstención ante el pacto PSOE-C’s como mal menor ante unas segundas elecciones. En cambio, Pablo siempre sostuvo que no habíamos llegado al Congreso (con 5 millones de votos) para dar un cheque en blanco al PSOE. Y que, por tanto, si quería nuestro apoyo tendría que ser tratándonos como iguales y comprometiéndose con un gobierno de coalición progresista.

Ante esta encrucijada, Pablo apostó por consultar a la militancia que apoyó mayoritariamente la segunda opción (88%), así como acudir a los comicios de junio ampliando las confluencias con el partido de Alberto Garzón (95%). A pesar de los resultados del 26-J, pienso que la coherencia y firmeza de Iglesias nos hizo acertar: desenmascaramos el juego de la Gran Coalición entre PP y PSOE y, a ojos de una gran mayoría, seguimos representando la alternativa a la misma. Dicho de otro modo, somos la oposición real a las élites políticas y económicas.

¿Qué me dice de la desintegración del `grupo motor´ de Podemos en tan sólo tres años?

Creo que al equipo dirigente que sale del primer Vistalegre le une, sobre todo, la tarea de construir una máquina política capaz de hacer frente a multitud de procesos electorales y a la vez defenderse de la campaña de mentiras y desinformación. Esta construcción, por fuerza, fue centralizada y rápida, pero eso no exculpa todas las decisiones que se han tomados estos dos años.

En todo caso, y una vez finalizada la contienda electoral, debemos decidir qué rumbo tomar y cómo seguir empujando el cambio en nuestro país. Es normal que, en esta nueva fase, aparezcan diferencias de diagnóstico y de propuestas.

Algunos compañeras de la corriente de Íñigo, por ejemplo, consideran que la forma más efectiva de romper el cerco de la Triple Alianza (PP, PSOE y C’s) pasa por aprobar mociones con PSOE y C’s, para que se nos perciba como fuerza parlamentaria útil. Nosotros pensamos que esto está bien, pero que, sin embargo, el golpe contra Pedro Sánchez o los acuerdos parlamentarios entre PP y PSOE (que vemos estas semanas) señalan algo más estructural: a saber, un intento de restauración de las élites para cerrar el paso al cambio político y constitucional. Y frente a este escenario regresivo, no basta con aprobar una moción de vez en cuando, sino que necesitamos un Podemos a la ofensiva, es decir, un Podemos que no se encierra en las instituciones y que forje estrechas relaciones con el conflicto social.

¿Vivimos en unos tiempos políticos líquidos de `usar y tirar´?

Puede ser, sí. Y, sin duda, podríamos definir nuestra época de muchas formas, pero creo que la categoría que mejor la define es la de “tiempo de excepción”. Es decir, seguimos viviendo en democracias formales, pero el estado de excepción avanza y cada día perdemos derechos civiles o conquistas sociales que, hasta ayer, creíamos para siempre.

Con la victoria de Trump en EE.UU., o el avance de la extrema derecha en Europa, y también en Murcia, necesitamos estrategias políticas de largo alcance, que vayan más allá de las próximas elecciones y que se propongan transformaciones en la estructura del Estado. Si de algo no es tiempo es de ser tibios.

¿Cree que la izquierda en España tiene una querencia particular por hacerse el `harakiri´ mientras que la derecha ha hecho un máster en agarrarse al sillón?

El `harakiri´ se lo hizo el PSOE cuando dejó gobernar a Mariano Rajoy y eso la gente no lo va a olvidar tan fácilmente. Es verdad que el `harakiri´ socialista nos coloca a nosotros como la oposición real al PP y eso implica una gran responsabilidad.

Por eso, nuestro debate para Vistalegre II está siendo tan intenso. No es verdad que se esté dirimiendo una lucha de poder, estamos teniendo un debate político en abierto de cómo ser más útiles y transformar España. Algunos compañeros piensan que nos toca ocupar el lugar que tuvo el moribundo PSOE, otros pensamos que no nos toca ocupar ningún lugar preestablecido y que hay que empujar hacia el cambio constituyente.

¿Qué le parecen las declaraciones de Moreno Yagüe diciendo que la gente de Podemos es muy conservadora?

No sé a quién se referirá, la verdad. Porque desde luego si algo ha demostrado la gente de Podemos es audacia.

Lo veo mucho en Pablo Iglesias. Porque hay que ser audaz para saltar de una tertulia de barrio a las grandes televisiones nacionales. Hay que ser muy audaz para lanzar de la nada una iniciativa como Podemos y conseguir 5 millones de votos. Y hay que audaz, también, para aguantar las presiones mediáticas, especialmente del grupo PRISA, y defender que lo mejor para España era un gobierno progresista y no uno con C’s.

Creo que mientras Pablo Iglesias siga siendo Secretario General no perderemos esa audacia.

¿Por qué Podemos tendría que renunciar a las instituciones?

Nadie dice que haya que renunciar a las instituciones, lo que debatimos es qué estrategia de oposición debemos adoptar frente al Partido Popular y los intentos de restauración.

Esto implica que debemos tener una reflexión profunda sobre qué significan las instituciones, y no sobre las instituciones en general, sino sobre el sistema político e institucional de 1978.

Porque creo que tenemos un Congreso de los Diputados decimonónico, con reglamentos farragosos y que no permite un control efectivo del ejecutivo.

A nosotros, como diputados y diputadas, nos toca hacer dentro un trabajo serio, rigursoso y cercano a la ciudadanía. Pero también nos toca hacer pedagogía y no alimentar falsas ilusiones. No le podemos decir a la gente que por aprobar una Proposición No de Ley en el Congreso, o una moción en la Asamblea Regional, estamos cambiando la sociedad porque no es así, porque luego viene Gobierno y dice que no puede aplicar ninguna medida que modifique presupuestos y ya te la ha tumbado.

Nosotros somos jóvenes, pero no somos ingenuos. Sabemos que el poder se disputa desde el Gobierno, desde el ejecutivo y que, por eso, una parte del PSOE y los poderes económicos no querían que entráramos. Por esto, planteamos que el objetivo político debe ser ganar política y socialmente al PP y que para eso no es suficiente nuestro buen hacer parlamentario y que, por tanto, también necesitamos articular una estrategia social y popular de victoria.

¿En Podemos hay realmente consciencia del desencanto generado entre muchos de sus votantes?

Sí. La mayoría de nuestros militantes y nuestros votantes nos pedían un Podemos unido y me consta que Pablo Iglesias lo intentó hasta el final pero que no fue posible.

Ahora vamos a una Asamblea Ciudadana donde nuestro casi medio millón de inscritos va a solucionar lo que a lo mejor nosotros no hemos sido capaces. Esto es lo que nos hace diferentes.

Nuestros inscritos van a decidir entre dos rumbos políticos y dos equipos. Si el proyecto de Iglesias pierde, o su equipo queda en minoría, se marchará y Errejón asumirá el timón del barco.

¿Qué le diría a un votante desencantado de Podemos?

Supongo que le diría que, a pesar de todo, Podemos sigue siendo la única alternativa política al gobierno de las élites. Le reconocería que a veces podemos equivocarnos pero que hay una cosa con que nunca nos equivocaremos: sabemos porqué estamos donde estamos y a quién servimos.

Dicho esto, entiendo que haya gente que no le guste vernos enfrentados, o debatiendo en abierto, pero creo que tiene que ver con una cultura política demasiado consensualista, que no propiciaba una ciudadanía crítica. Porque la política es conflicto, disenso e, incluso, pasión. Y creo que Podemos también ha venido a cambiar eso.

El presidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, acaba de decir que no dimitirá si es imputado, ¿qué opina de ello?

Sería una burla. Otra más. Y la verdad es que no sé si el Partido Popular se lo puede permitir. Puede que si Pedro Antonio Sánchez no se quiere ir, alguien desde Madrid lo ayude.

En cualquier caso, el caso Auditorio es uno más de un largo reguero de tramas político-empresariales que tenían como fin secuestrar las instituciones y saquear las arcas públicas. No es Pedro Antonio Sánchez es el que está bajo la sombra de la corrupción, es todo el PP.

Por eso pienso que no es suficiente pedir la dimisión de Pedro Antonio Sánchez para que pongan a otro en su lugar y que C´s se apunte el tanto. Creo que si lo imputan es lo suficientemente grave y la oposición debería exigir la disolución de la Asamblea Regional y elecciones anticipadas.

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