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El Museo Ramón Gaya no echa el cierre

Museo Ramón Gaya en Murcia

Elisa Reche

Murcia —

El contrato que tenían firmado los trabajadores del Museo Ramón Gaya con una empresa externalizada era ilegal. Así lo hizo saber el propio Tribunal de Cuentas: “una cesión ilegal de trabajadores”. Cuando el contrato vencía, a finales del mes de enero, la situación alcanzó tal desbarajuste que incluso se temió porque el buque insignia museístico de la ciudad cerrara. Finalmente, el martes se llegó un acuerdo de última hora para que el propio Patronato contrate a los trabajadores hasta que haya una convocatoria pública con presupuesto dotado por el Pleno municipal.

“Estoy muy feliz de que se haya logrado un acuerdo porque me preocupa el museo y el personal. Desde el 26 de octubre sabíamos que no se podía renovar el contrato con la empresa, pero finalmente se ha encontrado una solución porque el museo tiene el suficiente peso en la ciudad”, dijo Fernández-Delgado, al tiempo que agradeció la implicación del concejal de Empleo, Turismo y Cultura, Jesús Pacheco. “Al final se ha politizado”, añadió.

Porque esta historia con final feliz ha puesto al descubierto la situación precaria en la que se encuentran los trabajadores de espacios como el Museo de la Ciudad, Museo de la Ciencia y el Agua, Museo de los Molinos del Río, Centro Puertas de Castilla y los centros de visitantes de Monteagudo y de la Muralla de Murcia, quienes temen que se produzca situaciones similares a lo largo de este año. Desde los años noventa, el personal de estos centros y museos ha sido subcontratados por empresas a las que se externalizaron los servicios de la Admnistración.

En una nota de prensa conjunta afirman que “hemos ido encadenando contratos con diferentes empresas sin terminar de resolver cuál es nuestra relación con el Ayuntamiento, sin consolidar nuestros puestos con un mínimo de estabilidad y calidad en el empleo y colocándonos en precario respecto a nuestros derechos laborales ante la Seguridad Social”.

Incluso denuncian que “existe el caso de trabajadores autónomos que en teoría deberían prestar un servicio esporádico, pero que en la práctica mantienen una relación laboral con sus centros de trabajo”.

“Se ha estado trabajando por la cultura en precario”, dijo Clara Alarcón en nombre de los trabajadores.

“Luego vienen el concejal y el alcalde a inaugurar exposiciones, pero el trabajo no lo hacen los duendes, sino nosotros. Por ejemplo, desde que abrió el Museo de la Ciudad no hemos parado de organizar una exposición temporal tras otra y la mayoría de las personas que vienen son visitas guiadas. Se puede decir que hay una generación entera que está conociendo su ciudad gracias a la labor de educación no formal que estamos haciendo”, añadió.

En la nota de prensa inciden en esta misma idea: “La sociedad, cuando acude a los museos, cuando atiende a nuestras explicaciones durante las visitas guiadas o cuando asiste a nuestros talleres y actividades, desconoce en qué situación nos encontramos o sencillamente da por hecho que somos funcionarios”.

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