“A pesar de las debilidades que veíamos, el Gobierno no tuvo en cuenta el informe sobre las cocinas”
Heliodoro Robleda es el Presidente de la Cámara de Comptos, el organismo encargado de controlar las cuentas del sector público en la Comunidad Foral. El nivel de control que ejercen llega al 75% de la población de Navarra, y cada año controlan el 80% de los presupuestos de los ayuntamientos forales. Por encargo del Parlamento fiscalizan también algunos proyectos del ejecutivo, aunque sus informes no son vinculantes y el Gobierno no tiene por qué hacer caso de sus recomendaciones.
Uno de los últimos informes que ha elaborado la Cámara de Comptos analizaba la externalización del servicio de alimentación del Complejo Hospitalario. En las conclusiones se decía que no había supuesto un ahorro. ¿Caben distintas interpretaciones ante sus informes?
La lectura de los informes puede dar lugar a interpretaciones que no estén correctamente fundamentadas en el rigor técnico. Los informes son técnicos. La cámara, antes de adjudicarse el servicio alimentario del Complejo Hospitalario, dejó claro que había debilidades importantes en cómo se pretendía externalizar, ente otras cosas, porque no se hizo un estudio completo que pudiera analizar todas las alternativas. Tras la adjudicación, a pesar de las recomendaciones de la cámara de estudiar las diferentes alternativas, se ha constatado que ha sido un salto muy arriesgado. Se ha pasado de un modelo de gestión directa al 100% a un modelo externalizado y eso, si no hay una experiencia y no se hace una tutela muy prudente ha generado una serie de debilidades importantes.
Debilidades, y un mayor gasto…
Había una situación clara. Mantener el servicio tal cual, con un sistema de producción en caliente, tenía unos riesgos. Sí que habría sido un término medio interesante haber cambiado el sistema de producción. Desde el punto de vista sanitario no hay dudas de que el sistema de producción en frío garantiza más la calidad de la alimentación, pero en todo caso, no haber externalizado el 100% cuando no había experiencia en hacer este tipo de servicios. Habría sido mejor un combinado, combinar la buena tutela del servicio con un apoyo en una gestión externa. Cualquier modelo de externalización tiene que tener la tutela del organismo público, no se puede dejar a una empresa privada prestar un servicio que corresponde a lo público sin ningún control.
El Servicio Navarro de Salud ha externalizado más servicios… ¿pasará como con la alimentación o sí supondrán un ahorro real?
La externalización de servicios públicos hay que estudiarla en cada caso. Externalizar un servicio de limpieza puede tener más visos de éxito, en todo cao con la tutela. Externalizar no puede significar desentenderse de servicio público. Ningún ente público que externalice un servicio puede desentenderse porque pierde una serie de controles, como por ejemplo no controlar la plantilla de la empresa concesionaria… Esto siempre hay que controlarlo de tal forma que si se producen errores o fraudes, la administración pública, que es la propietaria del servicio, lo controle. Pero si hablamos de un servicio de limpieza, los riesgos de externalización y su impacto en los servicios que presta son menores que si hablamos de un servicio de alimentación porque, en todo caso, la externalización tiene menos riesgo. El servicio de alimentación no sólo es la externalización es garantizar que aun externalizándolo estemos dando el mejor servicio al ciudadano. Hay servicios donde la colaboración público – privada puede ser más interesante, ahorra costes y no pierde calidad pero hay otros servicios en los que se requiere una mayor presencia del ente público para garantizar que se mantiene la calidad en el servicio.
Otras externalizaciones vienen de la reestructuración del sector público y de las sociedades del Gobierno de Navarra, ¿se podía haber previsto y en lugar de ajustar ahora un modelo para ahorrar, haber creado desde el principio un modelo sostenible?
En algunos casos se ha visto que esas sociedades tenían estructuras de personal o funciones duplicadas cuando realmente el Gobierno a través de sus empleados públicos tenía capacidad para hacerlo, pues retornémoslo a la función pública si se va a hacer con un coste menor. En cualquier caso, quizá no con la virulencia de otras Comunidades Autónomas, pero también se ha cometido el error de desviar hacia empresas públicas encomiendas que perfectamente se podían haber hecho en los departamento del gobierno, aunque no sea un tema preocupante en Navarra. En este momento está muy bien racionalizado, y la Corporación Pública Empresarial está haciendo un buen planteamiento que ha llevado a un ahorro importante.
¿El Gobierno cuenta con la Cámara de Comptos?
Generalmente no, a menos que el Parlamento, como ocurrió en las cocinas de hospitales, nos pida un informe de asesoramiento, pero aun así no son vinculantes. A pesar de las debilidades que veíamos en el proyecto el Gobierno siguió adelante sin tener en cuenta el informe. Nuestra labor se hace para asesorar a los políticos, y en ese sentido, cada vez que se nos pide adelantarnos, hacemos el informe técnico que nos parece adecuado. Siempre estamos pidiendo que cualquier servicio lleve un plan de viabilidad, esté claro sobre qué cifras está sustentado. Esa labor, políticamente tiene otra vertiente, la idea, el objetivo de dar el servicio a los ciudadanos, pero debe contratarse cómo. Es bueno dar servicios a los ciudadanos, pero tiene que haber una financiación y una viabilidad. Cuando hablamos de infraestructuras públicas, la priorización del gasto es algo absolutamente imprescindible y en esa priorización, no caben evidentemente tipo de infraestructuras que no están generando un impacto en los servicios que deben prestar las administraciones públicas.
Un informe publicado recientemente por un organismo estatal decía que Navarra posiblemente cumplirá este año con el objetivo de déficit.
Adelantar ahora en qué déficit está Navarra tiene una complejidad. Navarra tiene su hacienda propia. Cuando desde la Administración General del Estado se hacen los cómputos intermedios para quién va cumpliendo, cualquier cifra intermedia a Navarra le perjudica. Se hacen una serie de ajustes, del convenio económico, de la devolución del IRPF… que está pagado pero no está computado. Hay que esperar a la cifra de final de año en la que evidentemente miden a todos por igual. Cada vez que sale esta cifra a Navarra se le perjudica porque se mide con un patrón en el que Navarra no encaja por su condición foral. Habrá que dejarlo a la credibilidad del Gobierno y después la cámara explicará el verdadero déficit y cuáles son las causas.
Las cuentas de Navarra, ¿están bien?
Navarra tiene un problema que es la deuda, que está entorno a los 3.500 millones, lo cual supone que la deuda equivale al presupuesto del año. Esta deuda ha ido creciendo, algunos años de forma exponencial. En 2007 estábamos en unos 600 millones.
¿Por qué se genera esa deuda?
Por una cuestión simple. El presupuesto anual de ingresos no ha permitido que con ese dinero se haya podido sostener todo el gasto público. Cuál es la salida, endeudarte. Como en una familia donde tienes una nómina y mayor gasto y, mientras el banco te dé crédito, puedes arriesgarte… Igual a una familia no se le da crédito, y lo que hace es un ajuste drástico a los ingresos; cortar por lo sano.
¿Y la Administración, debe hacer lo mismo?
Esto, en el ámbito de la administración pública es inconcebible. No se puede condenar a un ajuste de un presupuesto gasto igual a ingreso. Claro, la capacidad de financiación Navarra la tiene por ser una Comunidad solvente. Tiene la triple A y nunca nos hemos bajado de ahí, a nivel de deuda, de solvencia, siempre hemos tenido una calificación mayor o igual que la del Estado, lo que ha permitido una capacidad de deuda para mantener políticas de gasto público y no recortar más. Ha habido que recortar, porque hay un techo de gasto pero, en todo caso, el problema de Navarra es la deuda que vence de aquí a 15 años, y un gran componente, entorno al 40%, vence entre 2016 y 2020. Estamos en los primeros puestos de la tabla del ranking de deuda por habitante. En estos momentos no se está devolviendo, se está refinanciando la deuda, en mejores condiciones, porque han bajado los tipos de interés.
¿Si no se puede pagar ese 40% que vence en los próximos años?
Eso ocurriría si nuestro volumen de ingresos se congelara. Solo habría dos soluciones: lo que haría una economía doméstica, políticas de gasto priorizando absolutamente, o lo que está haciendo el gobierno Central: política de mayor presión fiscal. O reduces las políticas de gasto sólo a las imprescindibles, que sería llevarnos a un nivel de austeridad absoluto, o incrementas los impuestos, porque esa es la manera de generar mayores ingresos. Si no haces esto, nunca podrás devolver la deuda. Y estamos llegando al techo, la capacidad de aumentar deuda en Navarra es muy limitada, estamos prácticamente al límite.
¿Plantea un escenario de quiebra?
El escenario de quiebra sería no mover ingresos en absoluto, o reducimos gastos, si no nunca podremos devolver deuda. La esperanza es que haya una recuperación económica que mejore los ingresos. La política del recorte sería el capítulo 1 de gastos, que es un capítulo importante. En Navarra hay casi 21.000 funcionarios, unos 1.000 millones de euros de todo el presupuesto con lo que se jugaría. Si no quieres recortar otras políticas de gasto, que es muy difícil porque no hay inversiones y prácticamente solo hay gasto corriente, que sí o sí hay que pagar. De hecho, en el capítulo de personal ya se está recortando al no sacar a concurso público muchas plazas de funcionarios que se jubilan.
¿Tener este nivel de deuda, es normal?
Normal no es.
¿Y el gobierno podrá hacerle frente?
Si hay un cambio en la actividad económica sí. Desde el punto de vista político no se puede hacer otra cosa que animar y tener esperanza de que la actividad económica se recupere, y esto bienvenido sea, porque ganamos todos.
¿Llegar a este volumen de deuda, era inevitable?
Hay una norma en el sector público muy clara: mire usted, en épocas de bonanza ahorre y después gaste cuando la actividad económica esté deprimida. Eso no lo aplica ningún país, que es la prudencia. Si durante los años en los que había tanta construcción y demás, en vez de hacer proyectos inservibles, que es donde se ha ido a la bancarrota, hubiéramos dicho, somos buenos gobernantes porque estamos dejando un dinero que permitan gastar en momentos de crisis… Pero además de comerse el remanente, se gastaba por encima de lo que se recaudaba.
En época de bonanza ya estábamos endeudados, cuando llega el momento con mala situación económica y de crisis, ya partes de una situación nefasta. Por eso, la deuda de Navarra ha pasado de 600 a 3.500 millones, porque el volumen de gasto, por mucho que lo haya reducido llega un momento en el que no puedes restringir más. La mejor norma es no gastar cuando hay bonanza y hacerlo cuando hay crisis, ese es el modelo que funciona.
¿Hay corrupción en Navarra?
En Navarra, los ámbitos de la corrupción no han tenido dónde cebarse. Esto es pequeño, no tenemos zona turística, no tenemos grandes urbes… hay corruptos, por supuesto. La experiencia en este órgano a mí me ha demostrado que el ser humano es corrupto por naturaleza, y hay que controlarlo. Los alemanes no son menos corruptos que los españoles, pero están controlados. Una vez que te controlan y te castigan… esto ha sido una especie de despropósito donde nadie controlaba a nadie, y al no tener control ha llevado a una mayor situación de desastre y ruina económica en general.
¿No hay corrupción porque no ha habido oportunidad?
En Navarra, al ser pequeña, no hemos tenido grandes infraestructuras, desarrollos urbanísticos desorbitados… aunque nos parezca que se ha construido mucho, es algo pequeño en comparación con lo que se ha hecho en otros sitios. Yo creo que la no oportunidad de poder de alguna manera gestionar negocios opacos de este tipo ha llevado que el nivel de corrupción sea menor, en principio, porque a nivel político solo hay que analizar los nombres, cuatro presidentes imputados…
¿Qué papel juega Comptos?
El papel de la Cámara de Comptos es un papel de haber delatado esa corrupción, véase la autovía de Leizarán, la UPNA… esos informes hacen que la ciudadanía diga ¿Qué está pasando aquí? Pero en otras comunidades hay una ausencia total de control, de informes que digan lo que se está haciendo… por eso en Navarra se ha contenido más, pero formamos parte del mismo sistema, con las mismas debilidades, aunque no con el mismo impacto.
¿Y en la Administración local?
También ha habido disparates. Donde ha habido desarrollo urbanístico ha habido sospecha de irregularidades. Véase la Moraleja de Olite, un caso flagrante de desarrollo urbanístico sobre expectativas que nunca se cumplieron y con una repercusión directa a los ciudadanos porque el ayuntamiento decidió meterse en una actividad que no era suya.
¿Cómo trabaja la Cámara?
Nosotros tenemos una serie de ayuntamientos que auditamos todos los años por el volumen, la complejidad de su actividad… el control de legalidad en esos ayuntamientos es absoluto. Después tenemos los ayuntamiento que pensamos que hace tiempo que no auditamos y que deberíamos hacer. Después tenemos, y esto ha sido desde 2011 un crecimiento exponencial, las propias corporaciones que piden directamente o a través del parlamento que se auditen las cuentas.
¿Llegan a todo?
Tenemos una colaboración público privada con unos auditores que nos ayudan a hacer el trabajo de campo que nos permite llegar a un buen nivel de auditorías. El grado de control en la Administración Local es el más elevado de España. Somos el organismo de toda España que más cobertura da al control del sector público, estamos a niveles de Austria. Sólo con las auditorías anuales estamos cubriendo el 80% del presupuesto total de los ayuntamientos de Navarra, en los que vive el 75% de la población.