'Walls', un documental sobre la igualdad y el empeño en ponerle fronteras
Meza es un actor que vive en la frontera entre Sudáfrica y Zimbabwe; Al, un jubilado que colabora con el grupo Samaritanos de Arizona que reparte agua en las rutas migratorias entre México y Estados Unidos; Jaime, como guardia civil, custodia la polémica valla de Melilla; y Gariba, marroquí y madre de dos hijos, trabaja como mula para los contrabandistas y, cada día, cruza la frontera con España cargada de fardos de mercancías. Ella y ellos son cuatro de los ocho personajes/personas que protagonizan Walls, un documental realizado por la productora navarra Arena Comunicación y la guipuzcoana Txalap.art y que, previsiblemente, se estrenará en salas entre septiembre y octubre de 2015.
Quizá el nombre de estas compañías suene conocido solo para los amantes de las buenas historias (reales), pero son más identificables como las responsables de Nömadak Tx y Pura vida. El éxito, sobre todo, de esta última, ha sido la llave que les ha abierto puertas para seguir adelante con nuevos proyectos. Y siempre, según explica la directora de producción, Itziar García, partiendo de un hecho muy concreto para plantear algo más amplio: desde la txalaparta a la interculturalidad, del rescate del montañero Iñaki Ochoa de Olza a 7.400 metros de altura a la necesidad de vivir la vida intensamente, de un muro a la reflexión de que “al final, todas las personas somos iguales”.
Ese es el objetivo con el que parte Walls, un proyecto que pretende reflejar cómo un muro puede afectar a la vida de quienes se sitúan a sus lados. A ambos. El documental reflejará únicamente cuatro de estas fronteras, y suena a poco porque, según han explicado sus responsables, nunca en la historia de la Humanidad se han impuestos tantas vallas, zanjas y muros como a comienzos del siglo XXI. Para mostrarlos, los responsables de la película trataron de escoger cuatro lugares representativos (barajaron más de 30 opciones), y optaron por uno en África (entre Sudáfrica y Zimbabwe), otro entre Europa y África (la valla de Melilla), el más conocido de América (entre México y Estados Unidos) y otro en Asia (el que separa India y Bangladesh).
No está el que, quizá, sea el muro más conocido, el que separa Israel y Palestina, pero sí cuenta con algunas referencias a lo largo del metraje. Para el equipo, se trataba de evitar que una sola de estas fronteras absorbiera toda la atención. Porque el objetivo no es solo retratar una frontera, sino todas ellas, no es centrarse en un conflicto político, sino contar las vidas de las personas afectadas por estas separaciones e invitar al público a que inicie el debate.
Poner el foco, provocar el cambio
En Walls prima la “perspectiva humana, íntima y real”, apunta Pablo Iraburu, codirector de la cinta junto a Migueltxo Molina. El trabajo arrancó en marzo de 2013, la documentación se alargó durante más de seis meses y el rodaje, que se desarrolló desde abril de 2014, duró entre 20 y 25 días en cada localización. Y, siempre, con un equipo de únicamente tres personas, para así, según explica García, lograr una mayor confianza con las personas retratadas: “Te sorprende cómo la gente está dispuesta a contar su situación. Pero ¿quién sabe si, después, cuando se proyecte el documental, puede lograr cambios? Está claro que poner el foco en algo puede hacer que cambie”.
El resultado se verá en las salas de cine entre septiembre y octubre. Y, después, Veo Televisión y Discovery MAX ya se han hecho, como se adelantó este mes en el Matadero de Madrid, con sus derechos televisivos. Un paso más para un proyecto con una narración coral, un desarrollo casi atemporal y una vocación de permanencia en las cabezas de sus espectadores y espectadoras. Walls promete plantear preguntas, pero sin dar las respuestas.