“Euskadi ha superado la emergencia sanitaria. El 12 de julio tiene todas las garantías”, defiende Urkullu
España podrá prorrogar el estado de alarma durante un mes más -y, por lo tanto, quedar Euskadi también afectada- y queda mucho por recuperar la plena normalidad, pero el lehendakari, Iñigo Urkullu, el mismo que apeló la pasada semana a una mayor “prudencia” y “rigor” para restringir algunas medidas previstas en la fase 1, ha dado por “superada” la “emergencia sanitaria” por la pandemia de COVID-19 y ha adoptado este lunes la primera decisión que prometió que iba a tomar cuando eso se produjera, convocar elecciones. Los vascos irán a las urnas el 12 de julio, según ha solemnizado el lehendakari, que aspirará a un tercer mandato y que se dice “fuerte” a pesar de conocer la “crudeza” del panorama social y económico que se avecina.
Las informes sanitarios -ha argumentado Urkullu- constatan que la situación actual es “significativamente mejor”, tanto en lo que a nuevos contagios se refiere como en cuanto a la contención de los fallecimientos. Puedes ver aquí la evolución de la pandemia. “Hemos superado la emergencia sanitaria, cuyo objetivo era contener la expansión de la pandemia y evitar el colapso del sistema de salud. Nos encontramos en una nueva etapa de vigilancia y control. La tendencia se ha revertido y no hay peligro de colapso en el sistema de atención sanitaria. Ante esta nueva situación y ante las incertidumbres asociadas al otoño, el informe de salud pública considera que julio es un período adecuado para la convocatoria electoral”, ha enfatizado el lehendakari en una rueda de prensa presencial -la primera en meses- después de un Consejo de Gobierno extraordinario.
A ello, Urkullu ha añadido también razones jurídicas y políticas. Euskadi -ha argumentado- necesita un Parlamento que pueda legislar y un Gobierno estable que sea capaz de reordenar las cuentas de 2020, preparar las 2021 y afrontar la crisis social y económica que seguirá a la sanitaria. “Cuanto antes contemos con todas las herramientas parlamentarias e institucionales para responder, mejor”, ha enfatizado.
Además, elegido julio, si ocurriese un rebrote existe la posibilidad de plantear una “alternativa” en tiempo de no agotar el máximo legal para celebrar las elecciones vascas, pasados cuatro años de las anteriores (septiembre de 2016, aunque habría un mes más de gracia). “Atendiendo esta premisa y teniendo en cuenta la menor incidencia de la pandemia en verano y el mayor riesgo en otoño, he decidido que la fecha con mayores garantías es el 12 de julio”, ha señalado.
Urkullu ha explicado que trabaja ya en un plan para dotar de mayor “seguridad” a la convocatoria, lo que se traducirá en más voto por correo, remodelación de los colegios y protecciones, si bien no ha mencionado la posibilidad de fijar franjas horarias para evitar aglomeraciones, una idea que estuvo sobre la mesa en los primeros informes sobre cómo celebrar unas elecciones en tiempos de la COVID-19. El lehendakari no teme que el hecho de que sean en pleno verano haga subir la abstención -incluso ha confiado en que haya más votantes- y ha recordado la importancia de esta cita con las urnas. Ha avisado a la ciudadanía, además, que unas vacaciones no son eximente para cumplir con la obligación de ser miembro de una mesa electoral. Sobre la campaña, queda en el aire si puede haber un pacto político entre las candidaturas para que dure una y no dos semanas, pero legalmente ese será el tiempo establecido y algún partido extraparlamentario que no se sienta concernido por ese posible consenso -como Vox- podría ejercer su derecho a hacer campaña.
Las dos principales fuerzas de la oposición, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU han cuestionado este calendario por precipitado, pero Urkullu ha recordado que otros partidos como PP o Equo-Berdeak -además de PNV y PSE-EE, socios del Gobierno de coalición- sí apoyan esta fecha. Además, ha insistido en que la convocatoria es una “prerrogativa” de los presidentes de los gabinetes y que él ha cumplido con sus dos promesas, esperar al final de la emergencia sanitaria y escuchar a los partidos, con los que se reunió dos veces después de sacar a relucir la opción de julio.
Preguntado por si la sociedad entenderá que se dé por finalizada la emergencia sanitaria cuando ni siquiera es posible celebrar un cumpleaños familiar en una casa de Euskadi, Urkullu ha asegurado que el 12 de julio la desescalada ya habrá completado todas sus fases. “Insisto en que estamos hablando de aquí a 54 días. Por lo tanto, situémonos dentro de dos meses. Para entonces habremos superado la cuarta fase. No nos situemos hoy como si hoy fuera el 12 de julio. 54 días han de transcurrir desde mañana y en 54 días pueden suceder muchas cosas”, ha enfatizado el lehendakari, aunque ha terminado por admitir que el final de la emergencia sanitaria no tendrá ningún efecto práctico para la ciudadanía, que tendrá este martes las mismas limitaciones derivadas del estado de alarma que las que tiene este lunes.
Sobre la prórroga de este marco, Urkullu ha asegurado que existente modos de llevar a cabo esta desescalada con la “legislación ordinaria” en la mano y sin “excepcionalidad” y ha apelado también a que la cogobernanza sea efectiva y no un simple concepto. No obstante, no ha querido mojarse sobre la postura que adoptará el PNV en el Congreso en la votación sobre la última ampliación solicitada por el Gobierno de Pedro Sánchez, con quien Urkullu ha compartido en las últimas horas su calendario electoral.
Urkullu, en el cargo desde finales de 2012, ha dicho encarar las elecciones “fuerte” aunque consciente de la “crudeza” del panorama. Ha recordado una caída de los ingresos de entre 3.000 y 3.500 millones de euros. Ha apostado también por dar continuidad a la relación “positiva” con los socialistas. De doce miembros del gabinete, nueve son ahora del PNV -incluido el lehendakari- y tres del PSE-EE. Estos partidos tienen 37 de los 75 escaños del Parlamento Vasco.
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