La campaña de los comunes
No hace mucho tiempo podíamos leer en Twitter el texto de un dirigente histórico que rezaba así: “Este no es un momento histórico, ni lo fueron las últimas elecciones. Este es otro momento más de los que nos ha tocado vivir”. No es fácil resumir a la perfección y en 140 caracteres la dificultad que tiene una cierta tradición en observar cómo las cosas cambian como nunca antes. No nos resignemos a pensar que este es “otro momento más”. Todo lo contrario. El viejo mundo vacila. Ha llegado la hora de reivindicar nuestro derecho a la alegría, nuestro derecho a soñar e ilusionarnos con lo que está por construir. Basta de aguafiestas, basta ya de hacerle el juego a aquellos que quieren que todo siga igual.
Tomemos aliento e impulso de cara al futuro. Tenemos que recordar que hace cinco años inundamos las plazas de este país cuando nos creían callados para siempre. Recordemos que hace ya unos meses abrimos las puertas y ventanas de las instituciones. Y hoy seguimos levantando alfombras. Debemos cuestionar los relatos que inundan las portadas y llenan las encuestas.
Durante la pasada noche electoral del 20D hasta los más escépticos se vieron obligados a aceptar que quienes decían que el PP se iba a llevar un batacazo formidable no confundían sus deseos con la realidad; que la idea de que un voto oculto conservador finalmente “le sacaría las castañas del fuego al PP” carecía absolutamente de fundamento. Ese día, el PP obtuvo los votos que pudo, no tuvo más por dónde rascar. Parafraseando a Carlos Elordi, ¿quién ha dicho que el 26J vaya a ganar el PP?
Y es que esta campaña no va a ser como la anterior. Si el 20D logró romper la hegemonía del bipartidismo. Esta campaña romperá un imaginario histórico en el ámbito de la izquierda y abrirá la posibilidad de dejar fuera a Rajoy del Gobierno.
Necesitamos levantar una ola de esperanza que recorra todo el Estado de punta a punta y no un relato para condicionar políticas. Nosotras, el pueblo, somos el verdadero motor del cambio. Nosotras, las que desde nuestra cotidianidad lanzamos esta campaña, seremos las protagonistas de la gran batalla en un tablero que se ha simplificado más que nunca. Y eso lo lograremos si colocamos de nuevo a las personas en el centro de la política. El verdadero objetivo de esta campaña son justamente esas personas que libran batallas militantes de las puertas de su casa hacia adentro, las personas a las que le quitaron la luz o viven sin calefacción, a las que echaron de sus casas, a las que obligaron a irse a Alemania por falta de trabajo o por el elevado coste de las tasas universitarias… Personas decentes víctimas de la crisis.
Como dijo Teresa Rodríguez hace unos días en Sevilla, las personas de Unidos Podemos venimos con el equipaje ligero, dispuestas a dejar de lado nuestras diferencias para ponernos de acuerdo en lo común: no vamos a permitir que la próxima generación se vea obligada a acostumbrarse a vivir sin derechos. Ante la crisis, la gente podría haber reaccionado de dos maneras: con apatía o con la resignación del “otro momento más”, como los de siempre. Pero, por encima de las expectativas de las organizaciones existentes, se optó por otra vía: la de salir a las calles con planteamientos nuevos y rupturistas. Nuestros enemigos saben que podemos ganar, que somos capaces de romper el mapa político de este país. O somos siameses y conformamos una piña o no podremos ganar esta batalla.
Hay toda una generación (en términos políticos, no de edad) dispuesta a que este sí sea un momento histórico, no un momento más. Esta es una tarea que ha dejado de ser objeto de dirigentes, sino de los comunes: la unidad tiene que ser simiente de multiplicación. La multiplicación está en los comunes, en los verdaderos patriotas, en los que militan de la puerta de su casa hacia adentro. Tenemos dos semanas por delante para que la gente coja en sus manos la campaña con miles de iniciativas diminutas, que logren levantar una ola de esperanza en el país que se convierta en orgullo de pueblo para desde ahí construir el cambio tan posible en este país. Bienvenidos y bienvenidas a la campaña de los comunes.