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Patriotas

El todavía embajador de España en Reino Unido, Federico Trillo

Jesús Cintora

Cuando algunos hablen de patriotismo, recordad el Yak-42, a Trillo y a quienes lo han protegido y premiado. Cabrá preguntarse por qué se envuelven en la bandera, pero corren un tupido velo sobre la tragedia de 62 militares españoles. Tendrá sentido pensar por qué los enviaban en chatarras volantes y ellos viajan en preferente a Londres, tienen coche oficial, mayordomo y un sueldazo pagado por todos.

En el caso del Yak quedan muchas preguntas por responder. La más reciente, saber por qué el Consejo de Estado aprobó el 20 de octubre el informe que señala la responsabilidad de Trillo, pero nos enteramos casi dos meses y medio después, en Navidades y a través de un periódico. En mitad del revuelo mediático, “fuentes del gobierno” adelantan que “don Federico” dejará la Embajada británica “porque tocan los relevos de unos 70 embajadores”. Como si él fuera uno más.

Trillo no procede de la carrera diplomática. Igual que Wert, es un político premiado por Rajoy con una embajada de postín. A punto de cumplir 65 años puede volver a España y culminar su retiro dorado. No estaría de más que, entre misa y comunión diaria, intentara despejar su conciencia y nos explicara por qué su ministerio subcontrataba esos aviones deplorables para las tropas o el chapucero traslado de los cadáveres para enterrarlos cuanto antes.

A menudo, asistimos a la tentación política de tapar los problemas para que se olviden pronto. Con el Yak se llegó demasiado lejos. Ocurrió con la manipulación de los restos mortales, con el premio a Trillo como embajador, con el indulto de los mandos condenados y, ahora, ocurre cuando Rajoy nos dice que son hechos que sucedieron “hace muchísimos años”. ¿Acaso cree que para las familias el tiempo pasa tan rápido?

A Trillo lo puedes enviar a Londres sin saber inglés y quizás hasta lo aprenda, pero a los familiares de las víctimas no vas a enseñarles a olvidar como a esos votantes que no recuerdan a Rato, a Blesa o a los demás. Hay quien no perdona, porque necesita justicia. Seguro que Trillo puede darles respuestas. Podría seguir por aclarar los pagos con la caja B del partido para sufragar la defensa de los militares procesados que contaba Bárcenas.

Ahí radica la principal defensa de Trillo-Figueroa. Sabe demasiado de todo el armazón judicial del Partido Popular. Con una mano ha sido capaz de acusar a la izquierda de robar o de ser el azote fatal de jueces como Garzón. Con la otra, ha coordinado la defensa del PP en Gürtel o aparece en investigaciones como comisionista de empresas eólicas.

Ahora intentarán que el caso del Yak se lo lleve el viento. Como esas monedas que Trillo lanzaba a la prensa cuando le hacían preguntas incómodas. Ocurrió cuando una periodista le preguntó por las falsas armas de destrucción masiva en Irak. Don Federico sacó un euro y se lo tiró a la informadora haciéndose el gracioso. Quédese usted ahora con la moneda y con todo lo que le hemos pagado en Londres, pero piense que para muchos su honor se perdió hace tiempo entre la niebla del monte Pilav de Trabzon.

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