El rey no para el golpe
Te pasas el año alertando de que la democracia está en peligro en España, que Sánchez ha cometido un fraude electoral, que vivimos el mayor ataque a la democracia desde el 23F. Que ha empezado una dictadura, vaya. Intentas que Europa reprenda a España, que la Eurocámara debata sobre la salud de nuestro Estado de derecho, y hasta que nos quiten los fondos europeos por falta de democracia. Te manifiestas todos los domingos contra el gobierno ilegítimo e indigno, contra la amnistía que liquida la Constitución, contra la rendición a los golpistas.
Te pasas el año convenciendo a tu parroquia de que la democracia está en peligro, en grave peligro, en peligro de muerte. Y luego llega Nochebuena y tu rey, el garante de la democracia y la unidad nacional, se pone de perfil. Cri-cri, cri-cri. Ni palabra sobre la democracia en peligro. Ni nombrar la amnistía. Un discurso que no pasará a la Historia ni levantará las bajas audiencias de los últimos años. Un discurso más, de los que suenan de fondo mientras pones la mesa y sacas los aperitivos. “¿Ha dicho algo interesante?”, pregunta tu padre desde la cocina. “Nada, lo de siempre”.
Espera, no. Un momento. Que no cante victoria el sanchismo, no tan rápido. ¿Cómo que no ha dicho nada? Vuelve a escuchar el discurso, listillo, y ya verás la caña que le da al gobierno: “La democracia requiere unos consensos básicos y amplios…” ¡La primera en la frente, Sánchez! “Gracias a la Constitución conseguimos superar la división, que ha sido la causa de muchos errores en nuestra historia.” ¡Ahí le has dado! “…evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros es un deber moral.” ¡Esa te ha tenido que escocer! “…que preservemos su integridad como lugar de reconocimiento mutuo, de aceptación y encuentro aprobado por todos los españoles, como legítimos titulares que son de la soberanía nacional.” ¡Zasca, Sánchez!, y espera que ahora viene un túnel de collejas: “Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad.” Vaya tunda, y queda el tiro de gracia: “Debemos respetar también a las demás instituciones en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir mutuamente a su fortalecimiento y a su prestigio. Y finalmente debemos velar siempre por del buen nombre, la dignidad y el respeto a nuestro país.” ¿Cómo te quedas ahora, Sánchez?
Suena a parodia, a calentón de tu cuñado a la tercera copa, pero así valorará mañana la derecha política y mediática el discurso del rey. “Contundente defensa de la Constitución”. “Duro mensaje dirigido al sanchismo y sus socios”. “El rey defiende el Estado de Derecho frente a la imposición y la arbitrariedad”. “El rey advierte: fuera de la Constitución no hay paz y libertad”. El que no se consuela es porque no quiere.
Y lo cierto es que el rey -cuyo mensaje, no lo olvidemos nunca, supervisa, enmienda y aprueba el gobierno- se puso de perfil, pero a la manera en que suelen ponerse los reyes: perfil de moneda, mira para un lado, y si la giras mira hacia el otro. Las mismas frases que la derecha valorará como un recadito al gobierno, podrían ser leídas como un rapapolvo a Feijóo y el PP. Vuelve a escuchar el discurso, o relee el párrafo anterior, y no me digas que no podría estar hablando de esa derecha que provoca discordia, que se sitúa fuera de la Constitución al bloquear la renovación de las instituciones, o que arrastra por Europa el buen nombre de España.
En fin, que podemos pasar las navidades en paz. Si la democracia está en peligro, el rey no se ha enterado. Si la situación se parece al 23F, esta vez el rey no ha parado el golpe (otro día discutimos si su padre paró el 23F). Salvo que haya colado en acróstico un mensaje en clave para alentar a la resistencia, España termina 2023 avalada por el rey como una democracia. Y por una vez hasta los republicanos estamos de acuerdo con él. Felices fiestas.
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