Rivera, ante las primeras elecciones que pueden cuestionar su liderazgo
Después de 13 años liderando Ciudadanos, Albert Rivera se encuentra por primera vez ante una situación inédita: la posibilidad de que sus numerosos bandazos y cambios de estrategia le pasen factura el 10N y se vea ante el dilema de tener que asumir “responsabilidades políticas” en el caso de que las encuestas acierten y su partido sufra un importante desplome en escaños. En la dirección del partido no quieren ni plantearse esa posibilidad y cierran filas con su presidente.
Sin embargo, el propio Rivera se ha tenido que enfrentar estos días a incómodas preguntas sobre qué pasos dará ante un hipotético fracaso. La primera vez que se le sugirió ese escenario fue el miércoles pasado, en Telemadrid. Rivera afrontó como pudo la inesperada pregunta y se limitó a afirmar: “Yo vengo de la sociedad civil. Tengo profesión y la mantendré fuera de la política. Yo nunca he dicho que quiera mantener mi puesto a cualquier precio, ni lo diré. Eso es de cobardes, de mediocres”.
La segunda ocasión en la que respondió a algo similar fue al día siguiente, jueves, en Los Desayunos de TVE, donde le preguntaron por esa hipótesis en una tensa entrevista. “Vengo de la sociedad civil, soy abogado, trabajé antes de entrar en política. Hay otros candidatos que no han trabajado nunca. Yo puedo estar en política porque me apasiona y estoy por eso, no me mueve el apego ni a un sillón, ni al escaño ni a un cargo. Nunca he tenido ese apego”, reiteró, para añadir a continuación que “nunca he salido a unas elecciones pensando en las encuestas ni en el día después”.
Abogado con breve experiencia en La Caixa
Rivera, efectivamente, es abogado, licenciado en Derecho y máster en Derecho por ESADE. No llegó a doctorarse en Derecho Constitucional, Autonómico y Derecho Mercantil, curso que inició en la Universidad Autónoma de Barcelona en donde tuvo de profesor a Francesc de Carreras, considerado su 'padre' político, que ha terminado abandonando la militancia en Ciudadanos desencantado con su pupilo
Antes de entrar de lleno en política, con tan solo 26 años, Rivera trabajó en los servicios jurídicos de La Caixa, en Barcelona, su ciudad natal. En 2006 pidió una excedencia después de ser elegido presidente de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, con el que se presentó a las elecciones autonómicas de Catalunya logrando tres diputados. Aunque le ha costado tiempo y esfuerzo, ahora la formación está implantada a nivel nacional, pese a las importantes crisis internas que ha sufrido y sigue sufriendo en varias agrupaciones autonómicas. Además, está cogobernando con el PP y el apoyo de Vox en cuatro Comunidades: Andalucía, Madrid, Murcia y Castilla y León, y cuenta con alguna alcaldía importante, como la de Granada. El 28A logró pasar de 32 a 57 escaños en el Congreso.
Durante todos estos años Rivera ha dirigido con mano férrea el partido, en el que ningún dirigente de peso le ha disputado en primarias ni la presidencia de la formación ni su candidatura a La Moncloa.
La última crisis interna, la más grave que ha vivido el partido en todos estos años, ha terminado con varias dimisiones en cadena de dirigentes que no estaban de acuerdo con su estrategia de veto a Sánchez. El líder de Ciudadanos intentó solventarla a finales de julio en un Consejo General en el que reformó la Ejecutiva para ampliarla y rodearse de sus afines –entre ellos a sus 'fichajes estrella', como Marcos de Quinto, Edmundo Bal y Sara Giménez– mientras cesaba a los pocos críticos que quedaban dentro de la dirección.
Todos a los que se le pregunta sobre el futuro de Rivera coinciden en señalar que un dirigente con un hiperliderazgo tan marcado es muy difícil de sustituir. “Sin Albert, el partido seguirá pero no será lo mismo”, replican los consultados. “Dentro del partido cuenta con el respaldo mayoritario, eso lo puedo asegurar”, afirma una de las parlamentarias del grupo del Congreso: “Ha sabido ganarse el respeto y la admiración de todos con su trabajo y su dedicación al proyecto”. “Si hemos crecido tanto ha sido gracias a él y a su esfuerzo”, aseguran sus fieles, entre los que se encuentra Inés Arrimadas.
Precisamente, a Rivera se le ha preguntado también si la actual portavoz parlamentaria sería un buen relevo en el caso de que se plantee su marcha. El líder de Ciudadanos no ha querido adelantarse a su 'funeral político', convencido de que mantendrá el respaldo de los suyos y, sobre todo, de que remontarán en la recta final de la campaña. Sobre Arrimadas ha destacado que “lo inteligente es rodearse de gente buena y válida, como ella”, asegurando que juntos forman un buen “tándem”.
No es la primera vez que Rivera alaba a la dirigente catalana, que ha logrado el mayor éxito para la formación naranja en unas autonómicas: ser la primera fuerza en Catalunya por delante de los partidos independentistas. La decisión de que diera el salto a Madrid ha sido considerada ahora por un sector del partido como un grave error, otro más de Rivera. Sobre todo porque ven que tienen difícil conservar ese bastión: varios de los miembros de la lista por Barcelona, que ella encabeza, podrían no salir elegidos el 10N. También se teme por el único diputado de Tarragona, Sergio del Campo.
Arrimadas cierra filas con el líder
“Lo que les encantaría a los nacionalistas es que Albert Rivera se quitara de en medio. El chollo que los nacionalistas han tenido con Rajoy y Sánchez no lo van a tener con Rivera. Estoy convencida de que está preparado para gobernar”, espetó la portavoz parlamentaria ante la pregunta de si está dispuesta a coger el testigo. “Tenemos Rivera para rato”, zanjó en esRadio el pasado jueves antes de asistir a una manifestación en defensa de los olivareros. “Nosotros somos un equipo y el liderazgo interno de Albert es indiscutible”, remarcó, por si había dudas.
Aunque el respaldo a Rivera está en este momento fuera de duda, hay quien está esperando los resultados de las elecciones para exigir su renuncia sin son malos. Uno de ellos es el madrileño Juan Carlos Bermejo, que se enfrentó en primarias, primero al propio Rivera para disputarle el liderazgo del partido, y luego, a Ignacio Aguado para ser el candidato a la Comunidad de Madrid. El economista, asiduo de las tertulias de Interconomía y colaborador de varios medios de comunicación, está moviendo desde hace tiempo hilos para, si llega el caso, recabar firmas entre los afiliados con el fin de que se convoque una Asamblea General Extraordinaria –que oficialmente no toca hasta principios de 2021– en la que se aborde el futuro del partido y su liderazgo.