El PP mima a Vox para cuadrar su fórmula: coalición con Ciudadanos con apoyos puntuales de la extrema derecha
El Partido Popular quiere que su candidato en Andalucía, Juanma Moreno, gobierne la Junta los próximos cuatro años en coalición con Ciudadanos y recibiendo el apoyo de los 12 diputados de Vox en la investidura o en otras votaciones puntuales en las que la alianza pueda necesitar del respaldo de la extrema derecha en el nuevo Parlamento que se constituirá antes del próximo 27 de diciembre.
Fuentes tanto de la dirección nacional del PP en manos de Pablo Casado como de los populares andaluces reconocen que esa es la fórmula que prefieren para tomar el poder en el Gobierno andaluz y poner así fin a casi cuatro décadas de socialismo tras lograr que el “bloque del cambio” del centro derecha logre sumar más que la izquierda en las elecciones del domingo. Por eso el líder de los populares ha comenzado a mimar al partido que preside Santiago Abascal, blanqueando sus propuestas más radicales y considerándolo como un socio plenamente legítimo para lograr sus objetivos políticos. Una semana después de acusar al partido de financiarse con fondos de la ultraderecha europea, sus principales dirigentes tienden puentes con la extrema derecha de Abascal para allanar el pacto.
El de la coalición PP-Ciudadanos con apoyos puntuales de Vox es el escenario por el que trabajan ya ambas ejecutivas, que han abierto el diálogo con las otras dos fuerzas políticas y que explican que aún está “todo abierto”. Las dos direcciones populares, la andaluza y la nacional, insisten en que su prioridad es conformar una alianza “sólida” con el partido de Albert Rivera para garantizar la “estabilidad” de la legislatura y “la fortaleza del cambio” en las instituciones andaluzas.
Los equipos de Casado y Moreno no descartan, sin embargo, que de las negociaciones con Ciudadanos y Vox salga un acuerdo que incluya también la entrada de la extrema derecha en la nueva Junta, siempre que esa sea una exigencia de los de Abascal para apoyar o abstenerse en la investidura. Génova y los populares andaluces no esconden, sin embargo, su preferencia por que el partido que preside Santiago Abascal se abstenga en la investidura y así no de argumentos a sus adversarios políticos, que “deslegitimarían” el pacto por incluir a la extrema derecha.
Ante cualquier escenario que pasará en todo caso por la connivencia con Vox, la dirección del PP ya ha empezado a blanquear al nuevo partido. Este lunes, Casado criticaba a quienes llaman a la formación extrema derecha, argumentando que quienes han “defendido la historia criminal etarra, defienden a la dictadura de Maduro, proponen expropiaciones forzosas o justifican a quienes llevan mochilas explosivas y a los independentistas” son los dirigentes de Podemos y no la formación de Santiago Abascal, que “de momento no ha gobernado” y “habrá qué ver qué proponen”.
Vox “no criminaliza a los inmigrantes”
Génova no solo obvia las propuestas incluidas por Vox en su programa electoral –entre ellas la criminalización de los inmigrantes o la derogación de leyes de protección a las víctimas de violencia machista o el colectivo LGTBI– sino que llega a justificarlas. La dirección nacional del PP sostiene que la formación de derecha extrema “no criminaliza” a los inmigrantes, sino que estos “son criminalizados por las mafias”.
Tampoco cree que la propuesta de Vox para construir un muro en la frontera entre Marruecos y Ceuta y Melilla, suponga un escollo para dialogar con Abascal, con quien Casado insiste tener una buena relación de amistad. El PP argumenta que “ya hay concertinas” en la valla y que el propio Gobierno socialista no ha cumplido su promesa de retirarlas, por lo que el planteamiento del partido de extrema derecha “no tiene nada que ver” con los planteamientos del presidente estadounidense, Donald Trump, que construye un muro en la frontera con México.
Respecto a la exigencia de Vox de derogar leyes que protegen contra la violencia machista o frente a la discriminación del colectivo LGTBI –petición que este martes ha vuelto a realizar el propio Abascal–, el entorno de Casado asegura que lo que busca el partido de extrema derecha es luchar “contra las denuncias falsas” de mujeres víctimas del maltrato. “Vox no es Alternativa para Alemania porque ellos contemporizan con el nazismo, ni tampoco es el UKIP que contemporiza con el Brexit”, insisten las fuentes consultadas.
Casado aseguraba este lunes que con el partido de Santiago Abascal –con quien habló el domingo– puede encontrar acuerdos en materia de impuestos, de respaldo a las fuerzas de seguridad del Estado, en la defensa de la unidad nacional y en la regeneración. También comparte la necesidad de reforzar algunas competencias del Estado, aunque no la supresión de las autonomías, “algo por lo que el PP no va a pasar”. Moreno añadía que la única línea roja para una negociación con Vox es “evidente” y es respetar la Constitución.
Una posibilidad “inesperada”
La dirección nacional del PP, “eufórica” por la posibilidad “inesperada” de arrebatar la Junta al PSOE, presumía este lunes de haber servido de dique de contención de Vox a pesar de que la formación de derecha extrema irrumpía en el Parlamento andaluz con 12 diputados tras lograr cerca de 400.000 votos y después de que los populares perdieran más de 300.000.
“Si Casado no hubiera defendido un discurso inequívoco de principios y valores pata negra de la derecha no sabemos cuántos diputados podrían haber sacado”, apunta el equipo del presidente popular defendiendo la radicalización del mensaje de su líder que durante la campaña le llevó a rechazar a los inmigrantes que no respetaran las “costumbres occidentales” y a plantear la recentralización con la vuelta de las competencias de Educación al Estado.
Vox, la tabla de salvación de Casado después de que el PP se dejase 300.000 papeletas en una campaña en la que el líder se implicó a fondo con caravana de mítines propia no es una formación extremista para el Partido Popular. Lo bautizó amigablemente su candidato en Andalucía: Vox será a partir de ahora “el partido de Ortega Lara”.