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Las derechas centran en ETA el Pleno del Congreso mientras pelean por la gobernabilidad en Castilla y León

Pablo Casado y Teodoro García Egea, en el Congreso.

Iñigo Aduriz

16 de febrero de 2022 11:34 h

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Mientras el ajustado resultado de las elecciones del domingo en Castilla y León ha provocado una nueva trifulca entre PP y Vox por la gobernabilidad de la región, con la extrema derecha pidiendo cargos en la Junta y los populares tratando de distanciarse de la formación de Santiago Abascal, ambos partidos intentaron este miércoles centrar la sesión de control al Gobierno en el Congreso en ETA, la banda terrorista desaparecida hace tres años.

Una década después de que la organización dejara de matar, el líder del PP, Pablo Casado, abría la sesión evitando hablar de la pírrica victoria de su partido en Castilla y León que, tras adelantar las elecciones con el fin de ampliar su mayoría y gobernar en solitario, ha visto cómo ha perdido votos mientras Vox ha pasado de uno a 13 escaños, lo que la convierte en decisiva para la gobernabilidad de la región.

Casado solo habló de Castilla y León para criticar las predicciones del CIS. Y, sin embargo, optó, una vez más, por levantar sospechas sobre una supuesta connivencia del Gobierno progresista con el terrorismo. El de ETA es, en realidad, un mantra empleado habitualmente por el líder del PP desde su triunfo en las primarias con el objetivo de desgastar a un Ejecutivo al que ha llegado a llamar “filoterrorista” por haber logrado acuerdos con EH Bildu, la formación en la que está integrada la izquierda abertzale, que nació rechazando cualquier forma de violencia.

Este miércoles, sin embargo, Casado aprovechaba la filtración de un informe de la Guardia Civil sobre contactos entre el Ejecutivo y el entorno de los presos de ETA para tratar de desgastar al Gobierno tres días después de las elecciones en Castilla y León cuyo resultado no ha permitido al líder del PP presumir del triunfo ajustadísimo de su formación política.

Casado: “El Gobierno negocia con asesinos”

Para el presidente de los populares, “lo más grave” es que el Gobierno “use las instituciones penitenciarias para negociar con un asesino de 13 inocentes [en alusión a José Antonio López Ruiz, Kubati,] a cambio de los votos de Bildu para permanecer en la Moncloa”. A renglón seguido, Casado quiso recordar que en el Pleno de ayer el PSOE rechazó una proposición de ley del PP que buscaba que las víctimas de ETA pudieran decidir sobre la situación penitenciaria de los presos.

“La pregunta es por qué votó en contra de una iniciativa del PP para prohibir los homenajes y los beneficios penitenciarios a etarras que no colaboran en esclarecer sus terribles crímenes. ¿Cuándo va a dejar de usar y deteriorar las instituciones del Estado? Respóndame, ¿está usted con las víctimas o con los verdugos?”, preguntó Casado a Sánchez, que optó por no contestar al líder del PP sobre este asunto.

Minutos después era Vox quien trataba de situar el foco en la banda terrorista disuelta en 2018. El diputado de la extrema derecha Ignacio Gil Lázaro aprovechaba una pregunta al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para volver a acusar al Ejecutivo de un supuesto beneficio hacia ETA, la banda que no existe. “El ministro del Interior ha matado vilmente al juez Marlaska”, le dijo al titular de Interior que en su etapa como magistrado destacó precisamente por sus procesos contra el terrorismo.

Todo ello después de que un diputado del PP, Jaime Mateu, asegurara que Marlaska “ha tenido la virtud de indignar a las víctimas” a través de sus contactos “para privilegiar a los presos etarras” situando “como interlocutor privilegiado” a Kubati. “No hay, no ha habido ni habrá ninguna negociación para la aplicación de la política penitenciaria”, les respondía a ambos el ministro del Interior.

Vox cree que “el que marca los tiempos” de Moncloa es ETA

Pero la ofensiva continuó. La extrema derecha consiguió introducir en el orden del día una interpelación que, en su enunciado, aseguraba ser “sobre las medidas que va a adoptar el Gobierno para impedir que ETA decida la política penitenciaria de España”.

La diputada de Vox Teresa López Álvarez habló entonces de la “indigna política penitenciaria” del Gobierno por acercar a presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco, al igual que hicieron otros ejecutivos, incluidos los del PP. Pero para López Álvarez Marlaska tiene la “medalla al mérito ruin de desprestigiar” la política penitenciaria. “¡Qué infamia la suya y la de su secretario general [de Instituciones Penitenciarias] que han sido capaces de venderse al diablo!”, clamaba.

A juicio de la parlamentaria de Vox al Gobierno “los actos en los homenajes a los presos de ETA ni les van ni les vienen”. Todo ello porque, a su juicio, “era un clamor a voces” que el Ejecutivo negociaba “presos por Presupuestos” o, es más, “que el que marca los tiempos” de la Moncloa “es ETA”, a pesar de que la banda está disuelta. “La agenda del Gobierno la gestiona un jefe que representa la muerte y el secuestro”, añadía, para zanjar: “Ya no hay dudas, su jefe es ETA”.

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