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Los gobiernos de Madrid y Murcia dependen de que Rivera se siente con Vox, que pide “el fin del apartheid”

Rivera debe decidir si mantiene una reunión a tres con Casado y Abascal.

Iñigo Aduriz / Carmen Moraga / Elisa Reche

Vox sigue marcando la agenda de las tres derechas dentro de su estrategia para lograr tener voz, voto y cargos en los gobiernos autonómicos de la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia en los que la suma del partido de Santiago Abascal resulta imprescindible para que gobiernen PP y Ciudadanos. Esos dos ejecutivos dependen ahora de la última exigencia lanzada este lunes por la extrema derecha: que se produzca una reunión a tres entre Abascal, Albert Rivera y Pablo Casado.

El líder de los populares mostró su disposición a sentarse en esa mesa apenas unos minutos después de que lo exigiera el propio Abascal en rueda de prensa, según confirmó el líder de Vox. “El PP ha demostrado desde el principio un talante de diálogo con todas las fuerzas políticas implicadas en estos procesos. Por lo tanto no tenemos ningún problema en sentarnos con nadie como ya hemos hecho durante todos estos meses de negociación”, explican fuentes de la dirección popular que evitan aclarar, no obstante, si habrá reunión entre Casado y Abascal este martes en el Congreso.

La pelota se sitúa en el tejado de Rivera, que este martes ofrecerá una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados, y cuyo partido aprobó por unanimidad en su Ejecutiva del pasado 3 de junio rechazar formar gobiernos tripartitos con Vox o realizar cualquier tipo de negociación con la extrema derecha. Por el momento, Ciudadanos asegura que Rivera no tiene previsto reunirse con Abascal.

“Rivera ha recibido un mensaje de Abascal después de que lo anunciara en público y le ha contestado en la misma línea que la portavoz en nombre de la ejecutiva”, se limitaban a explicar fuentes de la dirección del partido, que hacían alusión a la rueda de prensa ofrecida por Inés Arrimadas, en la que explicó que cualquier contacto con Vox debe darse entre los equipos negociadores en cada comunidad.

“Es decir, que si van a rectificar su sentido del voto lo trasladen a los equipos autonómicos”, insistían desde la dirección de Ciudadanos, haciendo alusión al rechazo manifestado hasta ahora por Vox a apoyar gobiernos de PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia.

Tras la exigencia de Vox, de Ciudadanos depende que ambos ejecutivos sean para la derecha este mismo mes, que se retrasen aún más las investiduras del murciano Fernando López Miras e Isabel Díaz Ayuso o ambas comunidades se abocaquen a explorar otras fórmulas con ejecutivos de izquierdas o se repitan las elecciones.

Los de Rivera han logrado pactos para formar gobiernos de coalición en los dos territorios, en el caso de la Comunidad de Madrid este mismo martes. El primer debate de investidura sin candidato se celebrará el miércoles en la Asamblea de Madrid. En Murcia, el primer intento ya falló la semana pasada, cuando Vox votó en contra de la investidura porque Ciudadanos no haya asumido sus exigencias.

Temor a dinamitar las negociaciones

Desde el partido de Rivera, que sin embargo ya se abrió a reunirse con los de Abascal tanto en la Comunidad de Madrid como en la Región de Murcia –han mantenido encuentros con dirigentes extremistas de ambos territorios en las últimas semanas–, no aclaran ahora si su presidente estaría dispuesto a sentarse directamente con el líder de Vox, precisamente por el temor a que un 'no' rotundo pueda dinamitar las negociaciones abiertas con la extrema derecha en las dos comunidades.

En rueda de prensa, Arrimadas aseguraba este martes que “si hace falta” que “los compañeros de Murcia y los de Madrid” se reúnan con representantes de Vox en estas comunidades para que este partido “rectifique y deje de bloquear, por Ciudadanos no va a haber ningún problema”. Pero aunque se le preguntaba hasta en cuatro ocasiones si podría haber un encuentro entre Rivera y Abascal, la portavoz ni abría esa posibilidad ni la descartaba, insistiendo en que “los que votan” la investidura son “los diputados autonómicos”, no los dirigentes nacionales.

Lo que sí rechazó Arrimadas es que su formación firme un acuerdo a tres bandas con PP y Vox. “No vamos a cambiar el criterio. Los programas y acuerdos de gobierno son entre Ciudadanos y el PP”, subrayaba. La portavoz de Ciudadanos reclamaba, por tanto, a Vox que “se deje de vetos y pataletas”, “deje de bloquear los acuerdos liberales, de centro y reformistas” suscritos por Ciudadanos y los 'populares' y “deje de unir sus votos a los de Podemos y el PSOE”. “Espero que en Madrid nos ahorremos otro bochorno como el de Murcia”, señalaba.

La incógnita sobre si el líder de Ciudadanos se verá en una misma mesa con Abascal y Casado, que no despejó este martes la portavoz del partido, Inés Arrimadas y que podría despejar Rivera este martes, llega justo después de que precisamente los entendimientos de Ciudadanos con la extrema derecha provocaran este fin de semana los abucheos de algunos de los asistentes a la marcha del Orgullo LGTBI de Madrid a los dirigentes del partido de Rivera, entre ellos la propia Arrimadas, que tuvieron que abandonar la manifestación escoltados.

La alternativa de Vox

“Volvemos a tender la mano al PP y a Ciudadanos para facilitar gobiernos alternativos en Murcia y en Madrid”, aseguraba este lunes en rueda de prensa Santiago Abascal, que exigía esa reunión a tres. Si Rivera se opone, el líder de Vox ponía sobre la mesa un plan alternativo: darán sus votos en Murcia y Madrid para que el PP gobierne en solitario y, en ese caso, plantearán a Ciudadanos, “que es quien impide el diálogo y el acuerdo, que se abstenga”.

La suma de escaños en el parlamento murciano de PP y Vox es de 20 parlamentarios, por lo que una abstención de Ciudadanos sería suficiente para que Fernando López Miras pudiera lograr ser investido en segunda vuelta que tendría que celebrarse antes del próximo 31 de agosto, al conseguir mayoría simple. No así en Madrid, donde PP y Ciudadanos necesitan el voto afirmativo de los tres socios.

Abascal criticó lo que denominaba el “apartheid” de Ciudadanos y la “equidistancia” con la que trata a Vox el PP. “No lo vamos a tolerar”, señalaba el dirigente de extrema derecha, al mismo tiempo que recordaba que “Vox ha tenido mucha generosidad con Ciudadanos en Andalucía, Murcia y Madrid, y tienen muchísimo poder municipal. El problema es que se nos está acabando la generosidad y la paciencia”.

“No vamos a aceptar esa especie de 'trágala' a cambio de nada. Son PP y Ciudadanos quienes tienen la responsabilidad de lograr nuestro apoyo. No es Vox quien les tiene que dar gratuitamente nuestro apoyo”, insistía Abascal, que reclamaba a Rivera que recapacite. El líder de Vox llegó a apelar a la vieja “amistad” y hasta recordó cuando el presidente de Vox invitaba al de Ciudadanos, “como presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, a todos los actos y conferencias a las que en numerosas ocasiones acudió”.

“Pedimos altura de miras”

Abascal señalaba además este martes que esa reunión con Rivera y Casado sería “el último intento de desbloquear la situación” e insistió en que Vox renuncia “a entrar en gobiernos o pedir cualquier sillón”. El líder de la formación ultraderechista no le dio importancia al hecho de que tras la posible reunión con Casado y Rivera se firme un acuerdo con la rúbrica de los tres partidos o que haya dos documentos paralelos: uno entre PP y Vox y otro entre PP y Cs, como sucedió por ejemplo en el Ayuntamiento de Madrid.

A diferencia de las negociaciones que condujeron a la formación de Gobierno del PP y Ciudadanos en Andalucía, Vox ha marcado una nueva estrategia en la Región de Murcia al no apoyar la investidura del popular López Miras. En esta ocasión, la formación de extrema derecha quiere escenificar abiertamente el acuerdo que alcance con ambos partidos.

“Queremos esa reunión a tres de forma urgente. Pedimos altura de miras y que se dialogue con nosotros y esos tres millones de españoles que representamos con naturalidad”, concluyó Abascal.

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