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Lula llega a la mitad del mandato con Brasil pacificado pero con el reto de Trump y Milei
Brasilia, 31 dic (EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llega este 1 de enero al ecuador de su tercer mandato sin mayores conflictos internos, pero con su apuesta por la integración en vilo con la vuelta de Donald Trump y sus discrepancias con el mandatario argentino Javier Milei.
En los dos años que lleva de su tercer mandato, Lula ha pacificado la política interna tras las turbulencias generadas por su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y ha encaminado la economía del país, pese a la desconfianza del mercado en su política fiscal y una fuerte devaluación del real.
Todas las previsiones apuntan a que Brasil terminará 2024 con un crecimiento económico del 3,4 %, tras el 3,2 % de 2023, con la inflación algo acelerada y en torno al 4,9 %, pero con el desempleo en mínimos históricos del 6,1 %, fuertes compromisos de inversiones y una importante reducción de la pobreza.
En lo político, tendrá su primer desafío en febrero, cuando se renovará la dirección del Parlamento, controlado por una centroderecha que hasta hoy apoya sus planes económicos, en su mayoría de corte liberal, pero suavizados con una fuerte inversión social del Estado.
Maduro, Trump y Milei: tres frentes de tormenta
Si en lo interno el líder progresista no enfrenta dificultades mayores, 2025 se presenta con una posible escalada de frentes de tormenta por derecha y por izquierda, con dos fechas claves.
La primera el 10 de enero. Ese día el venezolano Nicolás Maduro asumirá un nuevo mandato tras las elecciones de julio, denunciadas como fraudulentas por la oposición y cuyo resultado Brasil aún no reconoce.
Fuentes oficiales dijeron a EFE que esa posición se mantendrá tras la nueva investidura de Maduro, con lo que las relaciones con Venezuela, ya bastante frías y distantes, pasarán al congelador, aunque sin llegar al extremo de una ruptura.
Aún así, puede ser un divisor de aguas con otros Gobiernos de izquierda de una región en la que Lula pretende retomar el sólido proceso de integración que se gestó en la primera década del Siglo XXI, hoy virtualmente abandonado.
Otra fecha que conspira contra ese proceso es el 20 de enero, cuando Trump volverá al poder en Estados Unidos.
Si bien Latinoamérica no figura en su mapa político, Trump ha avalado la intención de Milei de liderar una “internacional derechista”, que en la región también tiene como exponentes al salvadoreño Nayib Bukele y a Bolsonaro, entre otros.
Argentina, además, ejerce la presidencia rotativa del Mercosur este semestre y Milei ha anunciado que su Gobierno negociará en solitario un acuerdo comercial con los Estados Unidos de Trump, algo vedado por el bloque que completan Brasil, Uruguay y Paraguay, con Bolivia en proceso final de adhesión.
La alianza entre Trump y Milei también envalentona a la ultraderecha brasileña de cara a las presidenciales de 2026, aunque Bolsonaro no podrá ser candidato pues ha sido inhabilitado por la Justicia, que además le puede llevar a juicio por una supuesta conspiración golpista.
Otro posible factor de conflicto son los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), ya objeto de críticas por parte de Trump y Milei, y cuya presidencia anual ejercerá en 2025 el Gobierno brasileño.
Brasil también acogerá en 2025 la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP30), rechazada por la ultraderecha, que la considera un instrumento del “globalismo” y el “marxismo cultural”.
Un año de definiciones electorales
Lula, quien cumplirá 80 años en octubre, debe comenzar a decidir si en 2026 aspirará o no a la reelección.
En la balanza pesará sobre todo su salud. Termina este año medio de reposo, tras dos delicadas operaciones para tratar una hemorragia intracraneal causada por una caída que sufrió en su residencia.
En los pasillos del Gobierno hay quien teme que Lula enfrente un clima similar al que se le planteó durante la reciente campaña al ahora expresidente de Estados Unidos Joe Biden, obligado a retirar su candidatura por el deterioro de su salud.
Por ahora, Lula dice que tomará “la decisión sobre 2026 en 2026” y que ahora se dedicará a “cosechar lo sembrado” por su Gobierno desde 2023.
Sin embargo, ya ha avisado: “Si cuando llegue la hora no hay otro candidato para enfrentar a la extrema derecha negacionista, estaré listo”.
Eduardo Davis
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