Susana Díaz, dispuesta a liderar el PSOE a pesar de las nuevas reglas favorables a Madina
“No creo que cambie de opinión. Susana está decidida a dar el paso”. Quien dice esto es uno de los dirigentes socialistas a los que la presidenta andaluza, Susana Díaz, llamó el pasado lunes por teléfono para sondear su opinión sobre su posible candidatura a la secretaría general del PSOE. No fue la única llamada de la andaluza, que de inmediato, después de la pseudodimisión de Rubalcaba, empezó a medir sus fuerzas en un partido que conoce como nadie. En ese momento, todos los interlocutores respondieron afirmativamente a la propuesta de Díaz. Sin embargo, pocas horas después las reglas del juego cambiaron y torcieron las aspiraciones de la dirigente socialista andaluza de aspirar a liderar el PSOE sin necesidad de pelea.
Tras la publicación de las nuevas reglas del juego, Díaz medita si seguir adelante frente a un Eduardo Madina cada vez más convencido de sus intenciones. Que cada militante pueda opinar rompe el desequilibrio de poder orgánico en favor de la andaluza frente al vasco. A pesar de todo, quienes han estado cerca de Díaz en estos días convulsos para el socialismo siguen convencidos de que no habrá paso atrás.
Las normas de consulta que la dirección socialista someterá a votación en la ejecutiva del lunes no cuentan con el consenso pleno de todas las familias del PSOE. Que los militantes tendrán derecho a emitir su opinión parece, a día de hoy, un triunfo de Madina con difícil vuelta atrás.
Pero hay otros detalles no menores que todavía están en discusión. Según fuentes socialistas, está en entredicho el límite de avales (5%) exigido para poder concurrir y también el límite máximo de apoyos que cada candidato pueda aportar como credenciales junto a su candidatura. En este último punto está una de las claves que más interesan a Díaz. Si consigue eliminar ese límite por arriba, podría dar su primer gesto de autoridad en el momento mismo de presentarse, al hacerlo con un número de avales previsiblemente muy superior a los de Madina.
El malestar con Rubalcaba en el entorno de Díaz es elevado. “Nadie le ha pedido a Alfredo que se vaya”, señala un dirigente para quien “no se puede dimitir solo un poquito”. Lo cierto es que el líder interino del PSOE abandonará el cargo muy presionado y habiendo disgustado a casi todas las partes en cuestión. Carme Chacón no deja de criticarle por la gestión del adiós y la negativa a convocar primarias en vez de congreso; Díaz, por cambiar de opinión y darle vida a un Madina con menos apoyos orgánicos que la andaluza; y también el propio Madina, que se enfrentó tanto a la dirección que consiguió forzarles a un cambio de normas en el modelo de relevo.
La tensión y el enfrentamiento interno es de tal calibre que en algunos sectores del PSOE dan credibilidad a la posibilidad de que la Ejecutiva de Rubalcaba pueda ser forzada a abandonar Ferraz. El mecanismo para hacerlo es sencillo: basta con que un tercio del Comité Federal (máximo órgano entre congresos) solicite que ese órgano sea convocado. Ahí las cosas se complicarían para Rubalcaba, porque podría someterse a votación una hoja de ruta completamente diferente a la diseñada por él mismo. Solo con los votos de las federaciones de Andalucía, Madrid y Valencia, que son mayoría en el Comité Federal, sería suficiente para tomar decisiones.