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Tres gestoras y cinco secretarios generales desde que perdió el poder: la crisis del PSOE de Madrid se hace “sistémica”

Pedro Sánchez y Ángel Gabilondo en la presentación de la candidatura del PSOE para el 4M.

Irene Castro

14 de mayo de 2021 22:22 h

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Jaime Lissavetzky, Tomás Gómez, Miguel Sebastián, Trinidad Jiménez… y ahora Ángel Gabilondo y José Manuel Franco. El PSOE de Madrid va acumulando ‘cadáveres políticos’ inmerso en lo que algunas voces internas definen ya como “crisis sistémica” que ha llevado a los socialistas madrileños a los peores resultados de su historia y a ser relegados a la tercera posición perdiendo el liderazgo de la izquierda con el sorpaso de Más Madrid. Ahora otra gestora, la tercera de su historia, pilota la federación madrileña hacia el congreso que celebrarán en otoño y del que saldrá un nuevo liderazgo. Quedan unos siete u ocho meses por delante que, para algunos, será un tiempo perdido si el PSOE no se pone manos a la obra ya. 

“No se lo deseo a nadie”, dice un veterano dirigente sobre la labor que tienen por delante Isaura Leal y los otros nueve miembros de esa dirección interina. No obstante, nadie en la federación duda de que la gestora está mandatada desde Moncloa y Ferraz en una organización que ha perdido buena parte de su autonomía en las últimas décadas. La primera decisión que tiene que tomar es elegir a la dirección de grupo parlamentario. No obstante, no está previsto que se comunique en la reunión que van a mantener este lunes. En una rueda de prensa, Leal dejó claro que sería una decisión provisional hasta que la nueva Ejecutiva designe a sus miembros.

A partir de ahí, las especulaciones son variadas en las filas socialistas. Hay quien piensa que se optará por una dirección de “perfil bajo” para no entrometerse en el proceso interno que se abrirá en los siguientes meses. “Si haces un debate muy bajo, sales del foco”, advierte un dirigente madrileño que, preocupado por que Más Madrid vaya ganando más terreno, recuerda que en este tiempo habrá un debate de investidura y al menos otro de presupuestos con una importante repercusión mediática. Otra de las opciones a las que apuntan en el partido es a que la gestora no se moje y sitúe como portavoz a Hana Jallou, a quien se señaló inicialmente como relevo al situarla como número dos de la candidatura de Gabilondo. Sin embargo, otras fuentes consultadas consideran que esta legislatura es muy corta y que Pedro Sánchez debería arriesgar y colocar ya a quien tenga en mente para tomar las riendas del partido. 

Desde la dirección provisional claman para que la “impaciencia” no se apodere de la federación. “Hay tiempo suficiente como para que las decisiones se tomen con serenidad y fundamento”, asegura uno de sus miembros. Por ahora la gestora está manteniendo reuniones con alcaldes de la región para “escuchar” y ha hecho un llamamiento para la afiliación. 

En las filas socialistas cunde el desánimo desde el 4M, aunque todos los interlocutores coinciden en que el PSOE logrará rearmarse. “Cuando nos ponemos, el PSOE es mucho PSOE”, dice una militante curtida en mil batallas. “Creo que tiene solución, pero sabemos que no es sencillo. Pensando que es coyuntural nos hacemos un flaco favor. No nos podemos hacer trampas”, reflexiona un secretario general, que considera que ahora toca “proteger a los alcaldes” e intentar recuperarse de cara a las autonómicas de 2023, aunque ve complicado remontar. 

En lo que coinciden todos los interlocutores consultados es en que la federación madrileña tiene que recuperar su autonomía y dejar de ser una “sucursal” de Ferraz. “No se trata de poner un Miguel Sebastián o una Trinidad Jiménez. Tiene que ser el PSOE como organización colectiva para solucionar problemas. Hay que hablar de equipos, no de personas. Tiene que volver a ser el PSOE con las virtudes del socialismo más que marketing”, comenta un dirigente.

Cuitas internas por un poder mermado

El PSOE de Madrid –antigua FSM y posteriormente PSM– ha sido tradicionalmente una federación convulsa. Su principal problema es que no toca poder en la comunidad desde que Joaquín Leguina [hoy con un pie fuera del partido y pidiendo el voto para Ayuso] abandonó la Puerta del Sol en 1995 y en la capital desde que una moción de censura desbancó a Juan Barranco en 1989. En aquellos tiempos era uno de los contrapoderes internos de Moncloa. Lo que ha permanecido desde entonces es el reparto interno del poder, eso sí, cada vez más menguado por las constantes derrotas electorales. La primera fue de Cristina Almeida y Fernando Morán, en la comunidad y el ayuntamiento, respectivamente. Desde que perdieron el gobierno regional, los socialistas madrileños han tenido cinco secretarios generales, cuatro candidatos en las autonómicas y seis en el caso del consistorio de la capital –ninguno ha repetido como cabeza de cartel en los siguientes comicios por lo que una de las críticas en el partido es que no se asienta ningún liderazgo–. 

Los socialistas madrileños encajaron un duro golpe con el 'tamayazo', cuando dos tránsfugas impidieron la llegada a la presidencia de Rafael Simancas en 2003. Aquella oscura operación les pasó factura en la repetición electoral y Esperanza Aguirre consiguió afianzarse en los siguientes cuatro años. Simancas se vio obligado a dimitir en junio de 2007. Entonces se constituyó la primera gestora del PSM, que pilotó la entonces ministra Cristina Narbona. Las apuestas de José Luis Rodríguez Zapatero para el ayuntamiento también fueron un fracaso en esas dos ocasiones: Trinidad Jiménez frente a Alberto Ruiz Gallardón en 2003, y cuatro años después Miguel Sebastián, que no llegó ni a recoger el acta de concejal. 

Tomás Gómez se hizo entonces con las riendas de la federación, procedente de Parla, donde había encadenado mayorías absolutas que le llevaron a ser el alcalde más votado de las ciudades de más de 50.000 habitantes de toda España. A pesar de su victoria en el congreso para liderar el partido, cuando llegó el momento de elegir al candidato de las elecciones de 2011, Zapatero optó por Trinidad Jiménez, que entonces era ministra de Sanidad. Gómez se rebeló contra la imposición de Moncloa y se impuso por la mínima en unas primarias. Sin embargo, en las urnas cosechó el que entonces fue el peor resultado para el PSOE. En la capital, Jaime Lissavetzky, que había liderado años antes la federación y era un hombre próximo a Alfredo Pérez Rubalcaba, también fracasó. 

Cuando quedaban apenas tres meses para las autonómicas de 2015 y, pesar de que había sido ratificado de nuevo como candidato, Pedro Sánchez dio un golpe de mano en el PSM y destituyó a Gómez de la carrera por la Puerta del Sol y como líder del partido. Una gestora –en este caso liderada por Rafael Simancas– se hizo cargo entonces de la organización y Ferraz colocó a Ángel Gabilondo como candidato. El exministro mejoró los resultados y ganó las elecciones, pero se quedó a las puertas de la presidencia. En el ayuntamiento, sin embargo, Antonio Miguel Carmona cosechó el peor resultado frente a Manuela Carmena. 

Pero la marca se hundió aún más en la capital cuatro años después cuando Sánchez decidió optar por Pepu Hernández, que había llevado a la selección de baloncesto a sus mayores éxitos pero era totalmente ajeno a la política, mientras que Gabilondo ganó las elecciones regionales. En Moncloa dan por hecho que Hernández completará el mandato como portavoz, pero que no repetirá como candidato. 

Miradas de reojo

En las filas socialistas el nerviosismo precongresual ya ha comenzado y ningún movimiento pasa desapercibido, como el ascenso a delegada de Gobierno de Mercedes González, que desbancó a José Manuel Franco tras su dimisión como secretario general por la debacle madrileña, y su promoción desde Ferraz. Esta semana ha protagonizado un tenso enfrentamiento con el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, a quien decidió contestar en público después de que este hubiera lanzado su enésimo ataque al Gobierno de Pedro Sánchez.

Por ahora las miradas se centran en el exalcalde de Soto del Real, Juan Lobato, a quien Sánchez situó en el cuarto puesto de la candidatura. “Asumo la responsabilidad y el compromiso de que se haga un proceso serio y contundente de renovación de diseño de partido para los próximos 15 años. La situación es grave y el partido socialista tiene que tomarse eso con seriedad”, expresó en una entrevista en Onda Madrid. Lobato, técnico de Hacienda, considera que esa reflexión debe ir encaminada a un nuevo concepto de organización más “abierta y flexible” tras “un proceso intenso para recuperar a ciertos sectores, como jóvenes, que han sentido desconexión con el PSOE estos últimos años”, según dijo en la Cadena Ser. 

Sus declaraciones han generado malestar en una parte de la federación y hay dirigentes que le acusan de “autoproclamarse”. Frente a quienes consideran que el PSOE en Madrid tiene que acompasarse a la realidad de la idiosincrasia de la región al considerar que su sociedad ha virado hacia el liberalismo y que, por tanto, los socialistas tienen que complementar el discurso meramente “obrerista”, la solución para otras fuentes consultadas debe venir por mirar a los referentes en los caladeros tradicionales de voto en los municipios del sur: “Conectar con la clase media y trabajadora, con el voto histórico del PSOE, con un proyecto que conozca esta realidad de primera mano”. 

Los socialistas madrileños se encaminan a su enésima crisis de liderazgo que deberá quedar resuelta en los próximos meses para intentar recuperar, al menos, la hegemonía de la izquierda y tratar de desbancar al PP tres décadas después.

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