Alumnado de Arte Dramático de Sevilla ensaya en las calles tras la vuelta a la escuela de un profesor acusado de abusos

Performance reivindicativa celebrada en Plaza Nueva

Sara Rojas

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Segunda semana desde que se reincorporara a la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla (ESAD) un profesor acusado de mala praxis, abuso de poder y acoso sexual. Y también desde que buena parte del alumnado se negara a acudir a clase mientras el presunto abusador recorra sus aulas y pasillos. Para “condenar las prácticas abusivas en el entorno artístico”, además de mantener en vigor la convocatoria de huelga, los estudiantes han querido “alzar la voz” con un programa de acciones reivindicativas que han desplegado por toda la ciudad, haciendo uso del arma y canal de expresión que mejor saben utilizar: el arte.

En concreto, cuatro grupos de alumnas y alumnos de la ESAD se han instalado el mediodía de este martes en cuatro enclaves emblemáticos de la capital - Plaza Nueva, Plaza de la Encarnación, Alameda de Hércules y Plaza de España - para desarrollar allí sus respectivas performance de protesta. “Estamos ensayando aquí porque en la ESAD no nos sentimos seguras”, reza un cartel en Plaza Nueva. Allí ha tenido lugar el acto reivindicativo titulado “Quien no quiere no escucha”, donde un grupo de alumnas y alumnos han ensayado libre e individualmente las diferentes disciplinas artísticas que trabajan en la Escuela (danza, expresión corporal, flamenco, entre otras), “ya que no pueden hacerlo en su espacio”.

El significado de esta performance lo explica a elDiario.es Andalucía Miguel, uno de los estudiantes de la ESAD que acompaña a los manifestantes, ejerciendo la función de informar a los viandantes que se interesan por el motivo de la protesta. De hecho, este joven afirma que ese es uno de los principales objetivos que se han marcado con esta serie de acciones: “llamar la atención” de la ciudadanía en busca de “su complicidad” y de sumar apoyos a las reivindicaciones que se está encargando de canalizar Punto Morado, la comisión del alumnado de la ESAD creada para respaldar a las posibles víctimas de abuso o malas praxis.

Más allá de la ESAD

En efecto, los artistas logran con sus movimientos despertar la curiosidad de quienes pasean a esa hora por el centro de la ciudad. Muchos de ellos se acercan a preguntar. Y junto a Miguel también está Alba, dando a conocer qué está pasando en la ESAD. Explica que el acusado ha retomado su actividad docente tras un periodo de baja, aun cuando tiene interpuestas cuatro denuncias por agresión sexual en el ámbito de su compañía teatral (de la que formaban parte algunas alumnas de la ESAD, según indica la estudiante). Al margen del procedimiento legal en curso (en el que prefiere no ahondar), esta joven recuerda que el profesor cuenta con más de 20 testimonios en su contra por supuesta mala praxis pedagógica, abuso de poder y acoso sexual, recogidos en el marco de la Escuela por parte de alumnas y alumnos.

Prácticas abusivas que Alba asegura vienen produciéndose desde hace varios años, pero hasta ahora las víctimas no se han sentido “con fuerza” para sacarlas a la luz. En este sentido, cuenta a este periódico que en 2018 “se dio la voz de alarma”, pero “fuimos censurados”. Se refiere a la supuesta decisión de inspección de “guardar los manifiestos” que presentaron por entonces por considerar “que no tenían valor”.

Finalmente, de acuerdo con el testimonio de la alumna, el movimiento cobró impulso el verano pasado con la puesta en marcha de la plataforma Esto tiene que parar en Instagram, con objeto de reunir en un mismo espacio los testimonios de actores y actrices que han pasado por la compañía teatral del profesor acusado. También aquí ha compartido sus vivencias parte del alumnado y algunas de ellas se han recogido en el comunicado interno entre alumnado y profesorado que se ha leído esta mañana en la Escuela, antes de salir a la calle a protestar.

“Todas a una”

Ante el discurso de la estudiante, vecinas como Mari Carmen expresan asombro y estupor. Después de escuchar atentamente la explicación, reconoce a este diario que siente “pena” al pensar que el alumnado se ha tenido que “echar a la calle” sin que el resto de la sociedad haya “estado al tanto”. Se emociona al confesar que le he causado “impacto” no haber escuchado nada al respecto hasta el momento y asegura que va a comentar la situación en su círculo porque, sostiene, “nos corresponde a los ciudadanos ayudar”.

Entretanto, otros alumnos que llevan más una semana sin pisar el centro que pertenece a la Junta de Andalucía desarrollan sus actuaciones de forma simultánea en los otros escenarios improvisados. En la Alameda tiene lugar un “Movimiento libre”, en la Plaza de España se representa la performance “Márcame”, y “Atadas” en la Alameda. Todo para poner de manifiesto que van “todas a una”, como manifiesta Miguel.

Asimismo, desde el alumnado señalan que las actuaciones de este martes se enmarcan en un plan de acción que van a seguir emprendiendo mientras no se garantice una protección de las posibles víctimas en el aula. Al hilo, anuncian que las movilizaciones van a continuar llevándose a cabo a lo largo de la semana con concentraciones que apelan directamente a la administración pública. Por el momento, llevando el arte a la calle han logrado hacer partícipe de su lucha a los transeúntes que se han despedido expresando un mismo deseo: “que haya suerte”. Algo que para los alumnos se traduce en que la Escuela de Arte Dramático (“nuestra casa”) siga siendo “un lugar seguro”.

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