Una docena de países y 90 equipos se reúnen para celebrar el rugby europeo en Sevilla

La Valleja entrenadora de las malas madres juega junto a sus compañeros en el equipo de veteranos de Sevilla

Cristóbal Angulo Rivero

Sevilla —

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“Nosotros ya pasamos la época de sufrir el rugby, ahora nos toca disfrutarlo”, cuenta Malcolm Jones, que ha venido desde Gales con su equipo, el Y GOGS Caernarfon. El disfrute no entiende de edades, y Malcolm se jacta de tener al jugador más veterano de la edición en su equipo: “Míralo, tiene 84 años y todavía nos regaña cuando nos equivocamos de posición”.

Jugadores de todos los rincones de Europa se han dado cita este fin de semana en la ciudad deportiva José Ramón Cisneros de Sevilla para celebrar el Festival Europeo de Rugby Golden Oldies. Ha sido la 18ª edición del encuentro, y ha reunido a más de 2.700 personas de 12 países vistiendo la camiseta de 90 equipos diferentes.

Barras de cerveza, puestos de comida, una parrillada argentina, y visitas culturales y lúdicas no han restado protagonismo al deporte. De hecho, el ambiente de fiesta y cooperación se ha visto reflejado también en el terreno de juego, donde han sido frecuentes las cesiones de jugadores entre equipos. “Yo he venido aquí a jugar con mis compañeros, y a partir del segundo partido todos lo son”, continúa Malcolm que, vaso en mano, anima a un equipo rival mientras bromea con los demás en la grada. Lo que ha quedado claro es que el rugby no ha dejado de ser un deporte duro. A las 12.00 del mediodía del viernes, ya se habían contabilizado 28 lesiones en el campo.

Pese al incidente registrado el viernes en el que un jugador de un equipo israelí agredió a un activista propalestina, todos los partidos se han desarrollado en un ambiente de festival que se extendió más allá de los ocho campos del recinto. “El rugby Golden Oldies es esto. Nos gusta jugar al rugby, sí, pero lo principal es pasárselo bien”, concluye Malcolm.

La fiesta del rugby no entiende de géneros

Esta edición ha tenido una importante novedad: ha sido la primera en la que las mujeres han podido participar. Es un triunfo porque, como nos cuenta Elena Vallejo, 'La Valleja', conseguirlo no ha sido un camino de rosas. Ella, promotora de la Liga Máter, una iniciativa para dar cabida a “las madres que iban a llevar a sus hijos al rugby y no sabían a qué estaban jugando”, cuenta que al principio no sabía si dar el paso: “Cuando me lo propusieron por primera vez dije que no. No cuadraban las fechas, no tocaba Sevilla... Pero luego dije, bah, es un europeo, tenemos que hacerlo”. La Valleja confiesa que el último mes ha sido “una paliza”, pero que, al final, ha merecido la pena.

Elena lleva ya tiempo peleando por visibilizar el rugby femenino en España. Criada en una familia donde su padre fundó varios clubes, y con un hermano jugando en la División de Honor masculina, la “familia” del rugby tiene para ella un significado especial. Además de ser la impulsora de la Liga Máter, La Valleja entrena desde hace años al equipo sevillano “Malas Madres”, donde ha experimentado una evolución significativa. “Al principio éramos diez y nos veíamos una vez por semana. Hoy tengo a 36 jugadoras entrenando tres veces a la semana con una planificación”.

Defender el rugby femenino no significa que no se atreva con el masculino. De hecho, Elena ha jugado con los veteranos de Sevilla su primer partido, y se ha ofrecido durante el torneo a los demás equipos. “En España el rugby hasta los 16 años es mixto” dice. “Es difícil para algunos padres comprender que sus hijas hagan un deporte tan masculinizado como el nuestro. Hay contacto, las diferencias en algunas edades entre chicos y chicas es muy grande... pero al final terminan enganchándose”.

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Así se ha terminado un fin de semana de récord (récord de partidos y récord de asistentes) para un evento que ha convertido Sevilla en la capital del rugby europeo por unos días.

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