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Hallan en una fosa de Sevilla los posibles restos de 'las niñas del Aguaucho', símbolo de la atroz represión franquista a la mujer

Los restos se han descubierto en el antiguo cementerio de Cañada Rosal

Sara Rojas

9 de noviembre de 2024 21:36 h

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Las últimas actuaciones realizadas en una de las fosas del antiguo cementerio del municipio sevillano de Cañada Rosal han revelado que algunos de los restos encontrados podrían corresponderse con los de las 'niñas del Aguaucho', cinco jóvenes violadas y asesinadas en Fuentes de Andalucía en los albores de la guerra civil, que se han convertido en un símbolo de la represión extrema que ejerció el fascismo español contra las mujeres.

En el informe preliminar del equipo de investigación que está trabajando en la zona, se señala que los análisis iniciales –basados en perfiles históricos y censos de víctimas– sugieren una “posible compatibilidad” entre los restos hallados en el depósito 3 y el grupo de víctimas de Fuentes de Andalucía desaparecidas entre el 17 y el 29 de agosto de 1936. Entre ellas, figuran cinco mujeres menores de 20 años, que podrían corresponderse con Coral García Lora (16 años) y su hermana Josefa (18), María Jesús Caro González (18), Joaquina Lora Muñoz (18) y María León Becerril (22). 

La noticia ha causado gran “emoción” entre el movimiento memorialista de la provincia, pues de confirmarse la identidad de las víctimas, se cerraría “una de las historias más criminales de la Guerra Civil”, como expresa a este periódico el alcalde de Cañada Rosal, Rodrigo Rodríguez Hans. Para ello, habrá que esperar a que se realice un análisis antropológico en profundidad, así como un estudio genético que certifique la compatibilidad biológica entre los restos y los familiares de las víctimas fontaniegas. Aunque aún no sea definitivo, el regidor del pueblo donde se están realizando las exhumaciones avanza que “los indicios hallados dejan lugar a pocas dudas”, de ahí que confíe en que el cotejo genético termine por avalar lo que es hoy “más que una sospecha”.

“Se llevaron a las más nuevas”

El pueblo de Fuentes de Andalucía lleva demasiados años tratando de cerrar esa herida que se abrió el 27 de agosto de 1936, cuando varios franquistas “se llevaron a las más nuevas”, como han repetido durante décadas los vecinos. Después de secuestrarlas, las montaron en un camión y se dirigieron al pueblo vecino de La Campana, pero antes hicieron parada en la finca conocida como El Aguaucho.

Allí las obligaron a bajar, a hacerles de comer, a cantar y bailar mientras sus secuestradores las insultaban y amenazaban, bebían y se emborrachaban. Al atardecer, esos hombres volvieron a pasearse por las calles fontaniegas, ya sin las jóvenes, aunque sí con su ropa interior, que enarbolaban como banderas ensartadas en las puntas de sus fusiles y escopetas gritando: “Esta noche hemos tenido carne fresca”.

Ese episodio atroz de la historia de Fuentes de Andalucía resuena también en la memoria colectiva de Cañada Rosal porque “siempre se ha dicho que trajeron a muchas personas del pueblo vecino para asesinarlas en las tapias del cementerio, en aquellos primeros meses tras del golpe de Estado”, como recuerda el alcalde del municipio donde pueden estar enterradas las cinco jóvenes fontaniegas.

Después de tanto tiempo tratando de localizar los cuerpos de las 'niñas del Aguaucho' para darles “sepultura digna”, y tras haber sorteado “tragos difíciles” como el que se vivió en 2017 tras la búsqueda infructuosa en la fosa cercana al pozo El Aguaucho donde en teoría habían sido arrojadas las jóvenes, esta noticia se ha recibido en la comarca como motivo de celebración. “Parece contradictorio celebrar un hallazgo así, de un grupo de niñas que estremece que sean tan jóvenes, pero estas barbaridades hay que darlas a conocer para sensibilizar a la población y que no se vuelvan a repetir”, defiende el regidor de Cañada Rosal.

Un descubrimiento cargado de simbolismo

El caso de las 'niñas del Aguaucho' es, de hecho, especialmente significativo porque “ejemplifica esa pedagogía del terror que aplicó el franquismo contra las mujeres”. “Cómo usaron los cuerpos femeninos como campo de batalla”, explica Juan Miguel Baquero, periodista especializado en memoria histórica y colaborador de elDiario.es Andalucía. “Se ejercía la violencia de una manera simbólica, el rapado de pelo, aceite de ricino, humillaciones de carácter sexual... mientras que a las mujeres también se les secuestraba, humillaba, torturaba, violaba y disparaba por participar activamente en intentar romper esa estructura patriarcal y avanzar en derechos”, recuerda el experto en asuntos memorialistas.

La carga simbólica que encierra este caso, comparable con el de las Trece Rosas, también radica en que en aquella época “la mayoría de edad estaba fijada en los 21 años”, de modo que “si cinco de esas mujeres localizadas tenían menos de 20, eso quiere decir que todas eran menores de edad”. A ojos de este periodista, “desvelar situaciones tan terribles es muy importante porque se evidencia que esa represión fue real”.

En definitiva, “dar luz a estas historias es dar luz a la memoria que está enterrada, que está sometida al olvido y que una democracia no puede consentir que permanezcan sin resolver”, concluye Juan Miguel Baquero. Un punto en el que también coincide Rodríguez Hans, quien considera que “conociendo un capítulo tan criminal de la historia de nuestro país, podremos reconocer el fascismo y no volver a caer en la misma piedra”.

Por eso, el alcalde de Cañada Rosal pone en valor el trabajo que está realizando el proyecto de recuperación de restos de represaliados en el antiguo cementerio, gracias a los fondos del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. Y celebra que “se está trabajando por recuperar la memoria que, en definitiva, es hacer justicia tantos años después”.

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