Los reyes levantan poco entusiasmo en su visita al desfavorecido Polígono Sur de Sevilla: “Yo retaba al rey a vivir con mil euros”
Pocos vecinos concentrados en las inmediaciones del Centro Cívico ‘El Esqueleto’, en el Polígono Sur de Sevilla, esperaban en la mañana de este lunes la visita de los reyes de España, y quienes lo hacían no era para aplaudirles o gritar vivas al Rey. Miembros de la Asociación Nosotros También Somos Sevilla, nacida en este distrito que alberga algunos de los barrios más pobres de España, portaban carteles relativos a la renta mínima o el derecho a la vivienda en la acera de enfrente del edificio al que iban a entrar sus majestades, donde les había situado el equipo de seguridad de la Zarzuela. Don Felipe y doña Letizia llegaron en coche precedidos de una extensa comitiva de autoridades, descendieron, saludaron con la mano, de lejos, y entraron al edificio. Algo más de una hora después, volvieron a subirse al coche para desplazarse al Centro Don Bosco, situado a menos de un kilómetro andando, y donde encontraron algo más de entusiasmo por parte del público concentrado en esa parte. El paseo por las calles, a pie, lo reservaron los reyes para la zona monumental de Sevilla: desde el Archivo de Indias hasta el Alcázar.
En el Polígono Sur la sensación generalizada era de indiferencia y escepticismo, y también cierta indignación. Como es habitual en las visitas reales, el dispositivo de seguridad es amplio, y como es costumbre también, se producen concentraciones de partidarios de la República que son eficazmente alejados del paso de la comitiva real por parte de la Policía Nacional. En esta ocasión, el grupo era numeroso, algo más de un centenar de personas, que fue estratégicamente dividido en dos por parte de la policía, según denunciaron algunos de los presentes en esta protesta. La única persona visiblemente partidaria del monarca portaba una bandera española, un cartel en el que se podía leer “Viva el Rey, Viva España”, y un altavoz en el que sonaba el pasodoble de Manolo Escobar, “Que Viva España”, desde una hora antes de la llegada de los reyes.
El programa de la visita real comenzaba a las 11 de la mañana con una reunión para conocer el trabajo de la Comisión de Emergencia Social del Polígono Sur, creada durante el estado de alarma derivado de la Covid-19 por parte del Ayuntamiento de Sevilla y el Comisionado del Polígono Sur. A la misma asistieron el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y Jaime Bretón, comisionado del Polígono Sur. También tres entidades vecinales con larga experiencia en esta zona para explicar su trabajo.
La “cronificación de la exclusión, el fracaso del modelo”
Afuera vecinos del barrio denunciaban la cronificación de la pobreza y la exclusión que vive este distrito en el que hay censadas cerca de 40.000 personas. Alfonso Alcaide, secretario general de la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados, y miembro también de la Plataforma Nosotros También Somos Sevilla, recordaba que tras 30 años de planes de intervención, la situación de marginalidad y pobreza sigue igual o incluso peor. “Es necesario un cambio en las políticas, que se haga un trabajo con las familias a largo plazo entre las diferentes administraciones”, reclamaba este dirigente vecinal quien, critica precisamente el cortoplacismo de las medidas que se aplican, el carácter finalista de las subvenciones, su efímera planificación, y la falta de control sobre la eficacia de los recursos y las políticas destinadas hasta ahora en este distrito.
Estos vecinos, críticos con la situación de su entorno, esperan poco de la visita de los reyes. “Será buena para él, para lavar su imagen. Para nosotros, hasta que no cambie la política, nuestra situación no la va a cambiar la visita del rey”, manifestaba María del Carmen Picón, secretaria de la Plataforma Nosotros También Somos Sevilla que ha remitido una carta abierta al rey en el que manifiestan todas estas inquietudes, y en la que reclaman una intervención coordinada y planificada a largo plazo entre las tres administraciones: Ayuntamiento, Junta y Estado.
El desempleo endémico que afecta a esta zona de la ciudad, el absentismo escolar, el uso fraudulento del parque público de vivienda propiedad de la Junta de Andalucía, la fuga de las familias “normalizadas” del barrio o la inseguridad son sólo algunos de los problemas que citan estos activistas y que, insisten, no han remediado ninguno de los planes y políticas aplicadas a lo largo de las últimas décadas en esta zona.
Comparar situaciones vitales
Los pocos vecinos de a pie que se encontraban en las inmediaciones del recorrido de la comitiva se mostraban también descreídos e, incluso, molestos con la visita de Felipe VI. Todos ellos comparaban sus situaciones vitales con las de la monarquía, y todos ellos incidían en los casos de corrupción que han rodeado a la Casa Real en los últimos tiempos. Maite, una joven con tres hijos “y marido funcionario de Correos” calificaba al rey de “mangante” y le retaba a sobrevivir con mil euros al mes.
Lo mismo que Ramón, un vecino que, a bordo de su bicicleta, se detenía a observar el amplio dispositivo de seguridad desplegado en esta zona del barrio y que, a preguntas de este diario, confesaba no llevar a sus hijos al colegio en algunas ocasiones por no tener nada que darles para desayunar. ¿Qué le pediría al monarca? “Trabajo para la juventud, y si no, que viva en paro con su familia, a ver cómo lo lleva”, comentaba este vecino. Pastora, una chica de 19 años: “El rey no sirve para nada, se lleva mucho dinero y roba al país. Yo metía al ejército”.
En la rotonda donde estaban siendo confinados los manifestantes pro república, un matrimonio de jubilados, Encarnación y Manuel, vecinos de un bajo primorosamente adornado con geranios y otras plantas, contemplaban toda la escena. “Me he pintado un poquito que viene Juan Carlos”, decía ella, que sí veía con buenos ojos la visita real. Ambos señalan a la falta de empleo y salarios dignos como el principal problema de este barrio. “Pocas cosas pasan cuando no tienes para darle de comer a tus hijos”, comenta ella. Manuel lamenta que tras más de 36 años cotizados, su jubilación es mínima.
Todos estos testimonios se producían unos instantes antes de la llegada de los reyes al barrio. Una vez dentro de la primera reunión prevista en la jornada, los más críticos pedían “más trabajo y menos caridad”, criticaban que los vecinos del Polígono Sur no estaban dentro de la reunión, se preguntaban “para qué viene [el Rey] si no lo vamos a ver”. También reprochaban la escasez de limpieza en las calles frente a la pulcritud que se podía observar en la mañana de este lunes.
Una bufanda del Betis para el rey
A las puertas del Centro Social Don Bosco las ánimos eran más entusiastas a favor de la monarquía. Aquí los reyes conocieron el trabajo realizado por esta fundación y, en concreto, visitaron tres talleres de inserción laboral (hostelería, costura y electricidad). A las puertas les esperaban vecinos como Martín García, de la Peña Bética del Polígono Sur, que tenía la esperanza de entregarle una bufanda de su equipo blanquiverde. “Es muy positivo para el barrio que vengan, este es un barrio marginal, como cualquier otra parte de España, y para mí es un orgullo que vengan”, comentaba.
Estos vecinos desearían que el rey “interviniera más en la política” para rebajar la crispación. Martín también criticaba que se publiquen “los trapos sucios de la monarquía” y lamentó que se “echen cuentas a eso”, dada la extrema gravedad de la situación de la economía española. “El rey no tiene la culpa de lo que haya hecho su padre”, continúo este partidario de Felipe VI quien tampoco veía ninguna razón para indignarse por el hecho de que los reyes no hayan paseado por las calles del Polígono Sur: “Él habrá decidido que quiere venir aquí, qué ganamos nosotros con que pasee por aquí”.
Finalizada la visita al Centro Don Bosco, los reyes se desplazaron al centro de la ciudad, donde entraron en la Catedral, recorrieron a pie la distancia que hay entre el templo y el Alcázar de Sevilla, en plena zona monumental. Ahí sí tuvieron oportunidad de cruzarse con algún viandante e intercambiar un breve saludo. En el Alcázar celebraron un almuerzo con empresarios. La jornada finaliza en Córdoba, a donde estaba previsto que llegasen en un tren AVE.
Antes de abandonar el Polígono Sur, un miembro del equipo de seguridad de la Casa Real recogió una bufanda del Betis que otro ciudadano, mejor situado estratégicamente que Martín, el vecino crítico con los medios por publicar los “trapos sucios” de los Borbón, había llevado como regalo para el rey.
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