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Antonio León, neumólogo: “Necesitamos un plan para conocer todos los casos de silicosis por las encimeras de sílice”

Antonio León Jiménez, experto en silicosis por piedra artificial de la SEPAR

Antonio Martínez Ron

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Antonio León Vicente trabaja en uno de los puntos calientes de la conocida como ‘silicosis cristalina’, la enfermedad pulmonar que afecta a quienes han trabajado alguna vez con encimeras de cocina fabricadas con conglomerados de sílice, prohibidas recientemente por las autoridades australianas y cuya seguridad está siendo cuestionada por los especialistas

El doctor León es miembro del área de enfermedades respiratorias ocupacionales y medioambientales de la Sociedad Española de Neumología (SEPAR) y jefe de Servicio de Neumología del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, centro de referencia de silicosis por piedra artificial. Fue en este lugar donde en 2009, el equipo de Cristina García Vadillo, por entonces jefa del servicio, identificó uno de los primeros casos de esta enfermedad en un paciente que trabajaba con aglomerados de cuarzo y que se ahogaba al menor esfuerzo. Después, el goteo de casos fue creciendo hasta afectar a alrededor de 2.000 trabajadores en España, según el registro de enfermedades profesionales, aunque los especialistas sospechan que pueden ser muchos más. 

Esta silicosis grave e incapacitante, cuya única solución posible en casos graves es el trasplante de pulmón y que puede llegar a ser mortal, se ha convertido en una de las enfermedades profesionales más prevalentes y, según los expertos, se disparó por una combinación de circunstancias: el boom inmobiliario y la aparición en el mercado del aglomerado de cuarzo para las encimeras bajo marcas como Silestone, de la empresa española Cosentino, que ha sido condenada por no advertir durante años del riesgo a los trabajadores que manejaban este material.

Charlamos con el doctor León horas después de conocer que los expertos británicos han identificado los primeros casos en Reino Unido y abogan por prohibir el producto en toda Europa, como ya ha hecho Australia. 

¿Cuántos pacientes están siguiendo por este tipo de silicosis en su hospital?

Nosotros tenemos en seguimiento a unos 138 pacientes desde que iniciamos una reorganización de las consultas creando una consulta específica de silicosis por piedra artificial en 2017. Estos pacientes pertenecen al ámbito de la bahía de Cádiz, fundamentalmente proceden de Chiclana, donde hubo un gran número de pequeñas empresas dedicadas a trabajar la piedra natural y que ante la irrupción en el mercado de los aglomerados de sílice pasaron a trabajar este material.

¿Sabemos el número de casos en España?

La cifra que da el CEPROSS [el sistema de comunicación de enfermedades profesionales] es de casi 2.000 casos en toda España. Pero sin duda hay muchos más, es una enfermedad infradiagnosticada e infradeclarada. En muchos casos no se da el diagnóstico de silicosis y quedan como “nódulos indeterminados”, con lo que no se diagnostica como enfermedad profesional y en algunos casos se identifica erróneamente como sarcoidosis, como les ha ocurrido a los ingleses y belgas. En todos estos casos no correctamente diagnosticados quedan como enfermedad común, perdiendo el trabajador los derechos que le proporciona la consideración de enfermedad profesional, y por otro lado no quedan registrados en el sistema CEPROSS. Haría falta una investigación directa y exhaustiva para poder sacar los datos, porque hay muchos más de los que se ven.

¿Qué necesitan los médicos para detectarlo?

Como el médico no tenga conciencia sobre el tema, y no acceda a la historia laboral del paciente, son casos que se pierden. La mayoría se produjeron en los años del boom inmobiliario, de 2000 a 2010, cuando muchos de quienes trabajaron con estos materiales no conocían el problema y tuvieron diferentes grados de exposición. Si pasan los años y no haces una historia laboral de los pacientes que te encuentras, aunque veas lesiones pulmonares no las identificas como silicosis, a no ser que le hagas una biopsia pulmonar. A veces, incluso con la toma de biopsias, hay casos que no son diagnosticados adecuadamente, ya que las formaciones jóvenes en las biopsias son de aspecto granulomatoso y no de nódulo silicótico, y el paciente se diagnostica de sarcoidosis en lugar de silicosis. 

Necesitamos un plan para sacar a la luz todo lo que hay y concienciar a los médicos de que esta enfermedad existe

¿Existe algún plan nacional para ayudar a los médicos a detectarlo?

Aquí existía el Plan Integral de la Silicosis en Andalucía (PISA), vigente de 2017 a 2021 y que no se ha renovado. Que yo sepa no hay otro a nivel estatal y, aunque desde el ministerio de Sanidad publican periódicamente algunas recomendaciones sobre el diagnóstico, necesitamos un plan para sacar a la luz todo lo que hay y concienciar a los médicos de que esta enfermedad existe. Más que nada para establecer unas líneas de actuación para el diagnóstico, como se ha hecho en Australia, además de que las empresas hagan su trabajo de prevención.

¿Qué perfil tienen los pacientes con este tipo de silicosis a los que ustedes hacen seguimiento?

Todos son varones y la edad media está sobre los 40 años, porque cuando les afectó tenían entre 20 y 30 años. En el 50% de ellos la enfermedad evoluciona de forma progresiva, es decir, empeoran. En 2020 nosotros detectamos y publicamos que teníamos al principio un 7% de pacientes con enfermedad grave de entre los que nos llegaban y al cabo de unos años pasamos al 40%. Ahora estamos en un 50% de casos complicados con enfermedad grave, que es una muestra clara de que han progresado, a pesar de haber abandonado la exposición. Tenemos varios pacientes en seguimiento pre trasplante y en otros grupos tienen dos pacientes que han fallecido tras el trasplante de pulmón.

La empresa Cosentino argumenta que sus nuevas encimeras tienen mucha menos concentración de sílice, ¿se ha notado en la llegada de nuevos casos?

Entre los que nosotros tenemos, la mayoría dejaron de estar expuestos al sílice entre 2010 y 2013, los que nos están llegando son de aquella época. Efectivamente, han reducido los niveles de sílice en todos los tableros de aglomerados, aunque también tienen resinas y no sabemos lo que va a ocurrir en los próximos años. Pero no, no nos están llegando nuevos casos que hayan trabajado exclusivamente con los nuevos materiales, aunque han pasado pocos años desde su introducción y tendremos que estar alerta, no tan sólo por la silicosis, sino por otras afecciones que podrían estar relacionadas con la exposición a los componentes de los tableros de piedra artificial.

La mayoría dejaron de estar expuestos al sílice entre 2010 y 2013, los que nos están llegando son de aquella época

¿Cómo suelen llegar estos pacientes? ¿Cómo se descubre la enfermedad?

Habitualmente llegan con una radiografía de tórax realizada o bien por su mutua o por su médico. Son pacientes que han dejado esta actividad y por cualquier motivo se hacen una radiografía. No llegan ya con problemas respiratorios, que generalmente ocurren en pacientes con un alto nivel de exposición. Casi todos van notando una disminución de su capacidad física que achacan a la edad o a falta de entrenamiento físico. A menudo aparecen síntomas como la disnea, la falta de aire, y se malinterpretan, pero en general suele ser un hallazgo radiológico.

¿Qué sucede desde que llegan? ¿Cuál suele ser la evolución?

Depende mucho de cómo hayan llegado inicialmente. Si son cosas muy sutiles, como pequeños nodulitos, la progresión suele ser de entre seis y diez años. En aquellos pacientes que han debutado con una silicosis complicada la evolución suele ser más rápida, cinco años en general. Muchos de ellos son los que están en seguimiento para pre trasplante, que es diferente de estar en la lista activa. Esto es un seguimiento para ver cuándo es el momento idóneo; el trasplante no es fácil porque son pulmones que están muy adheridos a estructuras de la pared torácica y su extracción es muy complicada y con frecuentes complicaciones. Destaco que lo importante es la prevención y el diagnóstico precoz de la enfermedad, para ello las mutuas deben jugar un papel crucial para que el trabajador abandone la exposición en el momento en que se detecten las más mínimas anomalías.

¿Cuál es el efecto que producen las partículas de sílice?

Cuando los trabajadores están cortando o puliendo los tableros se libera a la atmósfera un polvo que en el caso de este tipo de encimeras contiene un alto contenido en sílice. Las partículas menores de cinco micras llegan a los alveolos, la inhalación produce una escalada de reacciones. Primero una serie de células que están encargadas de destruir todo lo que es dañino, los macrófagos, cuando se encuentran a la sílice —que es indestructible— la engullen y activan todos sus mecanismos de defensa.

Como no puede con la partícula, el macrófago acaba autodestruyéndose y libera todo su contenido al exterior y llega a la sangre. De forma que el organismo se enfrenta a una serie de sustancias que vuelven a atraer a más macrófagos y estos se encuentran nuevamente con el sílice, con lo que empieza nuevamente el proceso. Esto puede desatar una serie de enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide. Entre un 10 y un 15% de estos pacientes tienen estas enfermedades, como esclerodermia o síndrome de Sjögren, que empeoran mucho su calidad de vida.

Entre un 10 y un 15% de estos pacientes tienen enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide

A medida que empeoran, este proceso empieza a producir una serie de cicatrices, nódulos de la fibrosis que son los conglomerados silicóticos. Cuando llega esto, el paciente está con una disnea, una asfixia que le va limitando y llegan hasta la insuficiencia respiratoria, que puede precisar oxígeno al esfuerzo o incluso durante todo el día. 

¿Existe algún tratamiento contra estos daños pulmonares?

Ahora mismo no hay ningún fármaco para eso. Nosotros hemos realizado un ensayo clínico con una antifibrótico, pero estamos esperando resultados. Lo único que podemos hacer es aplicar un tratamiento de soporte con fármacos broncodilatadores y oxigenoterapia. No hay ningún tratamiento dirigido a intentar frenar la enfermedad. 

¿Qué le sugiere que expertos de Reino Unido hayan pedido seguir el camino de Australia y prohibir estos materiales?

Creo que este problema hay que regularlo ya y que hace falta una reflexión, como señalábamos en un artículo reciente algunos colegas y yo. Hay que hacer algo, porque, indudablemente, tal y como estamos no se puede continuar. Sobre la prohibición, es obvio que ya se pueden sustituir los aglomerados de sílice por otros elementos con menor contenido en sílice y que no contengan resinas, teniendo en cuenta que no hay un nivel de sílice, por bajo que sea, que pueda considerarse seguro. 

No hay que perder de vista que estas encimeras se siguen fabricando y vendiendo en China, India y Vietnam, y van a invadir el mercado

Los nuevos productos de piedra artificial que están apareciendo en el mercado parece que pueden tener menos toxicidad (porcelánicos o piedra sinterizada), pero sería preciso que los fabricantes, antes de sacarlas al mercado, informaran de toda su composición (no sólo el sílice), y que tuvieran los estudios de seguridad necesarios para que no vuelva a ocurrir otra epidemia como la que están padeciendo nuestros trabajadores. 

Por otro lado, no hay que perder de vista que estas encimeras se siguen fabricando y vendiendo en China, India y Vietnam, y van a invadir el mercado. En Australia está prohibido el trabajo con estos tableros y también la importación, pero aquí podrían llegar a un taller y que los empleados trabajaran con sílice sin saberlo.

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