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El Gobierno incorpora el tiro olímpico como riesgo ambiental por el plomo, pero excluye a los cazadores

La caza deja toneladas de plomo en los hábitats.

Raúl Rejón

La nueva orden ministerial sobre suelos contaminados que prepara el Ministerio de Medio Ambiente ha incluido expresamente a los campos de tiro deportivo por el potencial venenoso de la munición de plomo. Sin embargo, la caza, que disemina miles de toneladas de plomo en los suelos, ha quedado fuera de la normativa.

Medio Ambiente justifica su decisión sobre la disciplina olímpica en que la acumulación de perdigones provoca “la existencia de elevadas concentraciones de contaminantes”. Y especifica que los niveles de plomo “pueden suponer un riesgo tanto para la salud de las personas como para el medio ambiente”. Así, el tiro deportivo va a entrar en el catálogo de actividades potencialmente contaminantes. La caza no se menciona.

Se calcula que la actividad cinegética deja cada temporada al menos 6.000 toneladas de plomo en lo suelos y humedales españoles. Por su parte, la Federación Española de Tiro Olímpico tiene 50.000 licencias y 709 clubes. La de caza contabiliza más de 300.000 y 5.800 clubes, según el Consejo Superior de Deportes (en la estadística del Ministerio de Medio Ambiente aparecen 900.000 pero se admite que hay duplicaciones). En España hay unos 30.000 cotos de caza. En algunas provincias como Ciudad Real, los cotos cubren hasta el 84% de su suelo no urbano.

El plomo es un metal pesado venenoso que se acumula porque no se degrada. Está naturalmente en el suelo, pero las mayores concentraciones se producen por las actividades humanas, como la caza. Su efecto tóxico se produce tanto en individuos como al pasar a la cadena alimentaria.

Ahorro de obligaciones

Incorporar una actividad al catálogo implica un mayor control. Obliga a los responsables a remitir un informe preliminar de la situación del suelo donde se desarrolla esa actividad. En este caso los campos de tiro. Luego, esos titulares deben actualizar ante las comunidades autónomas cómo está el terreno. Si el suelo se declara contaminado, debe realizarse un proceso de limpieza. Todo eso se ahorra el sector cinegético.

Con todo, el vicepresidente de la Federación de Tiro, Julián García, no ha parecido especialmente preocupado: “No creemos que vaya a ralentizar la actividad del tiro”. Aun así, explica que “los clubes son los responsables de cumplir la normativa”. Y asegura que “muchos ya estaban limpiando sus suelos”.

La cuestión de los campos de tiro deportivo es, además de una escala reducida, de más fácil control pues se trata de espacios más pequeños donde resulta más sencillo localizar las zonas afectadas y en su caso remediarlas. “Pero parece que nadie se atreve con la caza”, cuenta Theo Oberhuber de Ecologistas en Acción, una de las organizaciones que acaba de solicitar que se elimine la munición de plomo de todas la modalidades de caza. Medio Ambiente suele aducir problemas de competencia para no abordar una medida así. A día de hoy, solo los lances en los humedales protegidos por el convenio internacional Ramsar deben hacerse con cartuchos de otro material.

Lo cierto es que entre las prioridades del Ejecutivo en materia medioambiental no ha aparecido ninguna traba para el sector cinegético. Más bien al contrario. En diciembre de 2016, la ministra Isabel García Tejerina expuso en el Congreso de los Diputados que, entre las líneas básicas que llevará adelante durante la legislatura, pretende desarrollar una estrategia para establecer “un marco orientativo y de coordinación para la ordenación del aprovechamiento cinegético a escala nacional” para la “mejora en las rentas en el medio rural”.

expuso en el Congreso 

Perdigones con fecha de caducidad

Sin embargo, el uso de plomo para la caza recreativa está siendo acorralado internacionalmente. La Agencia Europea de Productos Químicos está evaluando este versión del metal en cuanto a sus daños ambientales y para la salud para que la Comisión Europea redacte nuevas restricciones.

Además, el tratado ambiental de la Convención sobre Conservación de las Especies Migratorias Silvestres (CMS), auspiciada por la ONU y a la que pertenece España desde 1985, ya ha aconsejado deshacerse de esta munición. En 2014, la CMS incluyó en sus recomendaciones legislativas “eliminar progresivamente el uso de munición de plomo en todos los hábitats y sustituir con alternativa no tóxicas en los próximos tres años”.

Por su parte, los cazadores se oponen a renunciar al plomo. Sus federaciones insisten en que el impacto en la salud no es significativo. También que el plomo es la mejor alternativa desde el punto de vista de rendimiento y sostenibilidad. De hecho, explican que el plomo puede reciclarse muchas veces, lo que lo convierte en económicamente ventajoso.

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