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Hallan en murciélagos europeos un virus capaz de infectar células humanas usando el mismo mecanismo que el del COVID-19

Un murciélago en una imagen de archivo

Toño Fraguas

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Un tipo de virus emparentado lejanamente con el SARS-CoV-2 y encontrado en ejemplares de murciélago de herradura en una región europea de Rusia es capaz de entrar en las células humanas usando la misma técnica que el citado coronavirus, causante de la COVID-19. El descubrimiento se publica este jueves en la revista PLOS Pathogens.

Es uno de los primeros hallazgos de este tipo de virus en murciélagos que habitan fuera de Asia. Aunque es resistente a las vacunas actuales, el virus no desencadena en los animales una patología capaz de trasmitirse a los humanos. Los expertos advierten, no obstante, de que podría recombinarse con otros virus más peligrosos que sí afectan a las personas.

Los científicos de la Universidad estatal de Washington (WSU, en sus siglas inglesas) han bautizado este nuevo virus como Khosta-2. Se trata de un patógeno del tipo de los sarbecovirus. Este grupo de coronavirus –llamados así porque al microscopio muestran unos picos que recuerdan a una corona– incluyen el SARS-CoV y el SARS-CoV-2, causantes de patologías en humanos.

Son virus que, en ocasiones, pueden potencialmente trasladar a las personas enfermedades propias de los animales. Se denominan entonces enfermedades 'zoonóticas' y el proceso por el que eso ocurre se conoce como 'zoonosis' (del griego 'ζώο' –animal– y 'νόσος' –enfermedad–). Patologías como la COVID-19, la viruela del mono o la rabia, entre otras, son ejemplos conocidos de dolencias zoonóticas.

Nuestros resultados ponen de manifiesto la urgente necesidad de seguir desarrollando nuevas vacunas contra el sarbecovirus que ofrezcan una mayor protección

Michael Letko, uno de los virólogos autores del estudio, ha afirmado en declaraciones recogidas en una nota de prensa de la WSU que el nuevo virus carece de algunos de los genes que posibilitarían el paso de una enfermedad de animales a humanos. “Sin embargo, existe el riesgo de que Khosta-2 se recombine con un segundo virus como el SARS-CoV-2”, añade Letko.

El murciélago pequeño de herradura ('Rhinolophus hipposideros', en su nombre científico) está presente en amplias zonas de Europa –incluida España– y también en el Norte de África, la cuenca mediterránea y zonas de Oriente Medio y Asia Central. En concreto, los ejemplares que presentaban el virus Khosta-2 fueron capturados a orillas del Mar Negro, en el Parque Nacional de Sochi, Rusia.

“Aunque se han descubierto cientos de sarbecovirus, sobre todo en murciélagos de Asia, la mayoría no son capaces de infectar células humanas. Se ha demostrado que Khosta-2 interactúa con el mismo receptor de entrada [en las células] que el SARS-CoV-2”, señalan los investigadores en su estudio.

El SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, infecta a las personas usando una proteína vírica que encaja, como una llave en una cerradura, en una enzima proteica de las células humanas, la ANG2 o ACE2. También Khosta-2 es capaz de emplear el mismo mecanismo –la misma puerta de entrada– aunque de momento esta potencialidad solo se ha constatado en laboratorio. No existe constancia de contagio en humanos.

Al utilizar suero procedente de poblaciones humanas vacunadas contra el COVID-19, el equipo vio que el Khosta-2 no era neutralizado por las vacunas actuales. También analizaron el suero de personas infectadas con la variante omicron y comprobaron que los anticuerpos tampoco eran eficaces. “Nuestros resultados ponen de manifiesto la urgente necesidad de seguir desarrollando nuevas vacunas contra el sarbecovirus que ofrezcan una mayor protección”, indican en el estudio.

En declaraciones al SMC España, el catedrático de Genética de la Universitat de València, Fernando González Candelas, señala que el resultado no es completamente novedoso: “Otros coronavirus también han mostrado esta capacidad y algunos de ellos han sido analizados en este trabajo. La mayor sorpresa radica en que esa capacidad se presenta en un virus que no está emparentado estrechamente con el SARS-CoV-2, sino que pertenece a un linaje diferente. El estudio pone de relieve la gran plasticidad de los coronavirus en su capacidad de unión a distintos receptores celulares”.

“Una nueva llamada de atención”

González Candelas considera, sin embargo, que este estudio es una “nueva llamada de atención” acerca de la necesidad de mantener una “estrecha vigilancia” en áreas del planeta que hasta el momento no se ha considerado que albergasen amenazas relevantes.

También en declaraciones al SMC España, María Iglesias-Caballero, investigadora del Laboratorio de Referencia de Gripe y Virus Respiratorios del Centro Nacional de Microbiología-Instituto de Salud Carlos III, considera un “punto débil” del estudio el hecho de que en laboratorio se hayan empleado virus manipulados (pseudovirus) y no virus completos: “Cultivar virus de murciélagos puede ser muy difícil, pero hubiese sido una guinda perfecta a este trabajo”.

La experta enmarca este hallazgo en la llamada estrategia 'One Health' o 'Una sola salud'. Este enfoque se introdujo en el año 2000 en el seno de la Organización Mundial de Sanidad Animal para subrayar la interdependencia entre la sanidad animal, la salud humana y el medio ambiente: “La investigación sobre potenciales zoonosis forma parte de la estrategia 'One Health'. Puede aportar conocimiento sobre la biología del virus y nos permite monitorizar los potenciales riesgos a los que nos enfrentamos”.

Entre 2002 y 2004 el SARS-CoV causó la epidemia del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) que dejó casi 800 muertos y más de 8.000 contagiados. El SARS-CoV-2 es el causante de la COVID-19, enfermedad respiratoria que desde diciembre de 2019 ha provocado 6,5 millones de muertes en todo el mundo y casi 610 millones de contagios confirmados, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

165 especies de virus

El 75% de las nuevas enfermedades humanas surgidas en los últimos 40 años tienen su origen en animales, calcula la Organización Mundial de la Salud. Algo que los expertos relacionan con la creciente presión humana en entornos naturales.

“En la actualidad, conocemos al menos 165 especies de virus transmitidos por animales que también pueden infectar a los humanos. Estas especies se suman a los 96 virus que se transmiten principal o exclusivamente entre humanos, algunos de los cuales también infectan a otros animales, según nuestro recuento”, declaró a la agencia SINC en septiembre de 2021 Nardus Mollentze, investigador en el Instituto de Biodiversidad de la Universidad de Glasgow en Reino Unido.

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