Un 37% de la población respira aire que supera el límite legal de contaminación
España sigue sin conseguir que la calidad de su aire se ajuste a la legalidad. 17,3 millones de personas viven a diario en zonas cuya atmósfera contaminada supera los límites establecidos por la Unión Europea. Existen 185 zonas donde las estaciones muestran datos que vulneran la ley medioambiental de protección de la salud, según la recopilación llevada a cabo en 2012 por Ecologistas en Acción. Los límites impuestos por Europa son más permisivos que los de la Organización Mundial de la Salud. Según ese criterio, 44 millones de personas respiran polución que lesiona su salud. La Unión Europea calcula que en 2010 se dieron 400.000 muertes prematuras por la polución, 16.000 de ellas en España.
Las áreas donde se acumula más contaminación que sale del tráfico están en Madrid, tanto en la capital como en las localidades de Coslada y Leganés. En Barcelona, en la ciudad y en el Baix Llobregat (Barberá del Vallès, Granollers, Montcada, Sabadell, Terrasa…). Hay que señalar que sólo con que una estación medidora de estas amplias zonas esté por encima del nivel legal, la directiva europea ya deduce que hay infracción. También Granada superó los límites en 2012.
La medición de la polución es un proceso complejo. Cada sustancia tiene su propia idiosincrasia. Por ejemplo, España da malos datos en el ozono troposférico (O3). Este agente se produce una vez que la contaminación de la combustión viaja por la atmósfera a zonas rurales y recibe la radiación del sol. Se descompone y da como resultado este ozono perjudicial. Así, en Andalucía, 17 localizaciones han sobrepasado los 120 microgramos de O3 por metro cúbico de aire durante más de 25 días al año: esa es la línea roja de la Unión Europea. La de la OMS se queda en los 100 microgramos, lo que implica que la mayoría de estaciones rebasen el valor saludable.
Asturias, Cantabria, Galicia y Canarias son las únicas regiones que no tuvieron ninguna superación legal de O3. En las localidades del campo que no distan demasiado de grandes urbes como Madrid (Sierra Norte) y Barcelona (Pirineos y Prepirineos), la acumulación de este contaminante se dispara. Incluso en las extremeñas Mérida, Plasencia y Zafra saltó también el límite. En las zonas interiores del Turia o en Cervol-El Ports (Comunidad Valenciana), esta contaminación propia de los estados soleados llegó a niveles fuera de la ley.
La cuestión es que si los datos medios de una zona de medición –compuesta por diversas estaciones en diferentes poblaciones– se salvan de los límites, no hay proceso de infracción posible, pese a que los vecinos de esas zonas estén siendo perjudicados.
Límites aún más bajos para Europa
Y mientras España tiene problemas para cumplir con los niveles de calidad del aire actualmente obligatorios, el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potočnik, está trabajando para hacerlos más rigurosos. “Mi objetivo principal es colocar a Europa en el camino que marca la OMS”, dijo hace una semana. El plan en el que trabaja es para 2030 pero Potočnik avisa de que espera “para 2025 ver objetivos obligatorios de reducción de emisiones mucho más sustanciales”. Y reconoce que aun cumpliendo con las reducciones que se preparan, “estaríamos lejos de conseguir los niveles indicados como seguros por la OMS”.
España tiene más de 25 procesos de infracción abiertos. La mayoría de ellos se refieren a las partículas en suspensión y están, según cuentan los implicados, “en suspenso”, ya que existen disputas sobre la procedencia de parte de ese polvo que araña las vías respiratorias (se achaca en muchas ocasiones a incursiones de aire africano del Sáhara). Sobre el resto, no hay dudas: son acumulaciones de dióxido de nitrógeno provenientes de tubos de escape y chimeneas. De las siete zonas que en 2010 se saltaron los límites, cuatro vieron denegadas sus peticiones de prórroga: Madrid capital, Barcelona, Baix Llobregat y Palma de Mallorca. Granada, Henares y Sur (Comunidad de Madrid) sí obtuvieron el permiso.
Europa trabaja para redactar una directiva que revise los techos de emisiones para “implementar las reducciones”. Además del fundamental coste en vidas –la mala calidad del aire repercute en 400.000 muertes prematuras anuales en el territorio de la Unión Europea, 20.000 en España–, el cálculo de la Comisión Europea en 2010 arrojó que los efectos de la contaminación se llevaron “entre 330 y 940 mil millones de euros”. Entre estos gastos incluyeron 15.000 millones en pérdida de productividad y 100 millones de días de baja laboral. Se gastaron 4.000 millones en gastos de hospitalización.