Los MIR llevan su protesta por el sistema de elección de plazas al ministerio y exigen la dimisión de Darias
Una marea de batas blancas y verdes ha tomado este mediodía el paseo del Prado, en Madrid, para protestar contra el sistema ideado por la cartera que dirige Carolina Darias para la adjudicación de plazas de especialización sanitaria que marcarán su futuro profesional. Los Médicos Internos Residentes (MIR), junto a sus compañeras de Enfermería (EIR), Farmacia (FIR), Química (QUIR), Psicología (PIR), Biología (BIR) y los radiofísicos (RFIR) han exigido ante el ministerio un cambio en el sistema diseñado para este año, que, denuncian, ha convertido lo que era una elección en una adjudicación en la que han perdido el control sobre el que será su destino en los próximos cinco años.
Los manifestantes, graduados en sus respectivas carreras que aspiran a la formación especializada, han exigido la dimisión de la ministra Darias y del director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Vicenç Martínez, por el cambio en el modelo, que les aboca a una elección “a ciegas” y, en algunos casos, a rellenar una lista de preferencias de plaza (especialidad sanitaria y en qué centro de España hacerla) que puede superar las 7.000 elecciones.
“Reivindicamos una elección justa, transparente y en tiempo real”, resumía las exigencias Francisco José Martínez, MIR de 24 años que ha venido desde Murcia para participar en la protesta. En su caso personal, Martínez viene por solidaridad. No tiene tantos problemas como la mayoría de sus compañeros: elegirá destino el número 18 de toda España (sobre un total de casi 8.000), por lo que tiene prácticamente asegurada la plaza que quiera (aunque, confiesa, aún no lo ha decidido, pero eso es otra cuestión).
La protesta, convocada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos y con el apoyo de prácticamente todas las agrupaciones de profesionales sanitarios y de una plataforma de afectados creada ad hoc, Formación Sanitaria Especializada Unida, viene motivada porque el ministerio ha cambiado el sistema de elección de plazas para la especialización. Históricamente, la elección se hacía de manera presencial y en tiempo real. Tras ordenar a los residentes en función de su resultado en el examen, estos iban escogiendo destino por orden en riguroso directo. Así, cuando a un candidato le tocaba escoger sabía qué plazas estaban disponibles en su turno y disponía de unos minutos para elegir un destino que sabía le iban a adjudicar.
Pero este año –tras intentarlo y fracasar ya el pasado para evitar aglomeraciones presenciales por la pandemia–, Sanidad ha diseñado una elección telemática y automática. Los graduados tienen que rellenar por adelantado una lista en una plataforma de web del ministerio con sus preferencias en orden (especialidad y centro en el que realizarla) y, llegado el día, un ordenador irá adjudicando las plazas cruzando las preferencias de las listas previamente elaboradas con las plazas disponibles en el turno de cada persona sin posibilidad de que esta intervenga.
Esto quiere decir que cada persona tiene que realizar una lista de opciones tan larga como, al menos, su número de turno si quiere asegurarse que se le adjudica una plaza. Si elaboran una lista con un número de posibilidades menor a su número de elección corren el riesgo de que no esté disponible ninguna en su turno y se queden sin residencia. En el caso de Ana, Cristina, Estrella y Ángela, cuatro MIR que han venido desde Málaga y Cádiz exclusivamente para la protesta, esto se traduce en que que tendrán que elaborar listas con entre 3.200 y 7.700 opciones (los números más bajo y alto de elección entre las cuatro).
El asunto ha llegado al Senado este miércoles con una pregunta del senador del PP Antonio Román Jasanada. Ante la mirada de los representantes de FSE Unida, Carolina Darias ha venido a decir que no va a haber cambios. “No me he sacado una convocatoria de la chistera”, ha explicado la ministra, “esta es consecuencia de un mandato legal, que establece que las convocatorias tienen que hacerse de manera telemática. El 99% de las plazas de la administración se adjudican de manera telemática”, ha defendido Darias, que sin embargo también ha mostrado su disposición al diálogo: “Esta ministra está en escucha activa y diálogo constante. El sistema ofrece las mismas garantías de justicia y equidad que el anterior”.
La respuesta no ha convencido al representante de los sanitarios. “Qué vergüenza de respuesta, vive en una realidad paralela”, ha replicado Cuéllar, quien avisa de que las protestas van a seguir.
“Al tener que elegir todas las opciones a la vez, sin poder rechazar la plaza adjudicada [en el momento], muchas plazas se pueden quedar vacías y ya nadie las va a poder coger”, explica Ana. Se refiere esta médico a que si nadie escoge una plaza concreta, esta se pierde. O si a alguien le adjudican una que no le acaba de convencer pero que había puesto en la lista para no quedarse directamente sin plaza y tener que esperar al año que viene, puede rechazarla y la plaza también se quedará desierta. “Es un perjuicio a toda la sociedad”, explica Alejandro Cuéllar, portavoz de los afectados en la plataforma FSE Unida, “porque se corre el riesgo de que se pierdan hasta 2.000 plazas este año”. La cifra, explica, sale de los cálculos de un sindicatos acerca de cuántas personas pueden rechazar la plaza que les ha sido adjudicada.
Aunque se habla principalmente de ellos, entre otras cuestiones porque son el colectivo más numeroso, el problema no atañe exclusivamente a los médicos. Las enfermeras, por ejemplo, también se especializan y tienen exactamente el mismo problema, aunque en cifras algo menores (se reparten 1.687 plazas este año). En la primera línea de la protesta y cada una con su pancarta, Lorena, Alicia, Paula y Claudia explican que sienten que el agravio es aún peor en un año “tan malo como este”, en alusión a que ellas, como muchos MIR y otras compañeras, dieron un paso al frente con la pandemia y estuvieron trabajando de refuerzo en hospitales. Esta queja, con un punto de amargura, ha recorrido la manifestación de abajo arriba. De viva voz y en las pancartas. “Muchos aplaudir a las ocho, ¿y ahora qué?”, lamentaban las sanitarias.
Las enfermeras, además, van más avanzadas que los MIR en el proceso y ya han podido jugar un poco con la plataforma web en la que tienen que realizar su lista. No tienen buenas noticias para los que vienen por detrás o para los que tienen que rellenar miles de opciones. “Es un rollazo”, cuenta Lorena. “Tienes que ir eligiendo plaza a plaza, no puedes por ejemplo escoger toda una especialidad. Y hay tanta oferta que llega a ser abrumador”, explica. Tal y como está diseñada la web, primero se escoge comunidad autónoma y luego se despliegan las especialidades. Entonces se escoge una, que se añade a la lista. Y así tantas entradas como haya que introducir, que pueden llegar a ser más de ocho mil en el caso de los últimos MIR.
Cuéllar, el portavoz de FSE Unidas, explica que han realizado un cálculo y se tarda aproximadamente un minuto y medio en meter cada entrada. Si uno tiene un número 7.000 esto se traduce en que necesitará 175 horas (7,2 días íntegros) para realizar la lista entera (aunque es probable que según se vayan escogiendo opciones y limpiando la lista de posibilidades el proceso se acelere algo). Además, ya ha vuelto a la vida, pero la web se colapsó el viernes con los primeros usuarios y estuvo caída, denuncian, hasta este pasado lunes. Y eso que el grueso, los MIR, no tenían acceso todavía.
Los problemas del método que denuncian los afectados son variados. Además de la incertidumbre respecto a qué plaza le adjudicará el sistema a cada uno (una plaza para cinco años sin posibilidad de pedir un traslado), lamentan el problema que se genera con la conciliación. Iñaki Ochandiano, MIR de 24 años, ejemplifica esta situación. En su caso tiene la plaza 5.700. Su pareja está por debajo del mil. Hasta ahora, en estos casos lo habitual era que la persona con el número más bajo dejara correr turnos hasta coincidir con la otra persona para asegurarse de que se les concedía el mismo destino.
Este año, en la elección telemática no estaba contemplada esta posibilidad en principio. La presión de los afectados –única pequeña concesión que han sacado a Sanidad hasta ahora– logró que el ministerio habilitara la posibilidad de cambiar el turno (siempre hacia arriba, claro) para juntarse con otra persona que viniera después. Pero al realizar la adjudicación un ordenador no se pueden tener certezas de que vaya a funcionar.
Ochandiano y su pareja se están rompiendo la cabeza para hacer dos listas que les garanticen los máximo posible que van a estar juntos. “Pero no lo podemos saber”, lamenta. “Además, antes podías ceder turno, pero no tenías que escoger otra plaza. Simplemente, otros iban eligiendo, pero tú podías coger cuando quisieras. Por ejemplo, si tenías muchísimo interés en una especialidad determinada y veías que se iba a agotar, podías cogerla en cualquier momento pasado tu turno. Ahora no, ahora saltas directamente a otra plaza”, explica.
Otro problema es que Sanidad quiere adelantar los plazos para que los residentes se incorporen a sus plazas antes de verano. El sistema adjudicará los destinos el 24 de junio y está previsto que los sanitarios entren a trabajar menos de diez días después. “Tengo menos de dos semanas para organizarme la vida”, protesta la enfermera Alicia. Para probablemente mudarse, buscar un piso y –no en su caso concreto, porque ha estado trabajando en hospitales– vacunarse, muchos de ellos.
A las dos de la tarde, una después de empezada la protesta, los manifestantes han dejado el amplio bulevar en el que estaban protestando y han cortado el Paseo del Prado entre gritos de “Carolina, dimisión”, por la ministra, y sin olvidarse de Vicenç Martínez, el otro foco de sus iras como responsable directo del método. La policía les ha dejado hacer un rato, pese a que su permiso concluía a las dos, y finalmente los sanitarios se han dispersado sin mayores incidentes entre las calles del centro de Madrid buscando un lugar para comer y descansar. A muchos de ellos les espera una larga vuelta a sus localidades, pero se van contentos. Han demostrado fuerza y tienen el apoyo de las principales organizaciones sanitarias de todo el país (excepto los sindicatos de Enfermería, denuncian las enfermeras, un poco indignadas). La pelota está en el tejado de Sanidad. Hasta este martes el ministerio no parecía tener intención de rectificar, aunque si uno de sus principales argumentos para diseñar esta elección a distancia era evitar aglomeraciones en el ministerio, han fracasado antes de empezar.
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