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La recuperación económica post-COVID se paga con más crisis climática: las emisiones de CO2 baten su récord

Planta térmica china de Shuozhou.

Raúl Rejón

9 de marzo de 2022 21:52 h

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La recuperación económica tras el parón por la pandemia de COVID-19 ha estado lejos de ser sostenible. Más bien al contrario: ha alimentado como nunca la crisis climática. La generación de energía a base de combustibles fósiles ha provocado un récord histórico de emisiones de CO2, el principal gas invernadero, según el cálculo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Después de que las emisiones cayeran en 2020, el rebote “ha ido más allá de revertir esa rebaja”, explica la organización: se liberaron 36,3 gigatoneladas (Gt) de dióxido de carbono –un 6% más– al producir energía, a lo que se añaden otras dos Gt de otros gases como el metano. Es “el máximo jamás alcanzado”, dice la AIE.

Limitar el calentamiento de la Tierra en 1,5ºC extra al final del siglo implica rebajar, no incrementar, las emisiones en un 50% en 2030, según los cálculos científicos. Sin eso, la inercia de acumulación de gases, su permanencia en la atmósfera y el efecto invernadero que causan harían que el planeta rebasara ese umbral.

Este aumento de CO2 es casi idéntico al “salto de crecimiento económico” general que se ha calculado en un 5,9%. “Eso marca el emparejamiento entre el incremento del producto interior bruto y las emisiones que todavía existe”, denuncia la Agencia. “El mundo no ha escuchado la llamada para una recuperación sostenible”, después de la COVID-19. Para remontar en los números, se ha echado mano del carbón, el gas y el petróleo.

Oídos sordos a la recuperación sostenible

Y no es que no hubiera peticiones de aprovechar la rebaja de CO2 de 2020 como trampolín. El director de la AIE, Fatih Birol, recordó que “crear un futuro de energía sostenible no debe quedarse perdido entre las agitaciones de las prioridades inmediatas”. Muchos ministros de Medio Ambiente europeos pidieron, ya en abril de 2020, que los planes para salir de la COVID debían “alinearse con los que buscaban atajar la crisis climática”. El Pacto Verde de la UE marca que las emisiones en 2030 deberían caer un 55%. Pero, de momento, la senda de reducción de gases invernadero se ha visto abortada. El presidente de EEUU, Joe Biden, también incluyó la lucha contra el cambio climático en sus prioridades.

Este recuento de la AIE llega una semana después de que el Panel de expertos científicos de la ONU (IPCC) revelara en un informe que los daños que provoca la crisis climática se han agravado y acelerado por encima de lo esperado. Todo ese CO2 emitido en cantidad récord ha llegado a la atmósfera mientras los países remitían sus nuevos planes para cumplir con el Acuerdo de París contra el cambio climático y que, sumados, abocan al planeta a un aumento de temperatura en torno a 2,5ºC. El acuerdo marca un máximo permisible “muy por debajo de 2ºC”.

Aunque suene raro, el combustible fósil que más ha crecido ha sido el carbón. Las emisiones por su combustión han sido las más altas jamás registradas y “un 40% de todo el incremento anual”. Han superado su anterior pico que se había marcado en 2014. Un retroceso climático de siete años. El gas también rebotó con ganas y más allá de lo que se emitió en 2019. Hubo mucha demanda de gas para generar electricidad y, cuando llegó la ola de subida de precios, “hubo un traslado al carbón”. Nada salió bien.

En cuanto al petróleo, se utilizó menos para el sector del transporte, lo que amortigua un poco este rebote que se ha producido a pesar de que la generación con fuentes renovables fue en 2021 la más alta de la historia.

Ocurrió en todas partes

Nadie ha sido ajeno a la tentación de empujar la economía a expensas de exacerbar la crisis climática. Todas las regiones del mundo experimentan incrementos en el CO2 que han emitido en 2021. Algunos países han dado saltos grandes: Brasil e India un 10%, la Unión Europea y EEUU un 7%...pero “el rebote mundial ha sido encabezado por China”, analizan los técnicos. Sus emisiones (que han ascendido tanto en 2020 como en 2021) han terminado por anular la rebaja vivida en 2020 en todo el mundo.

“Su recuperación económica parece ser especialmente intensiva en el uso de energía”, resume el trabajo. Y mucha de esa energía ha llegado desde la combustión de carbón. Al igual que en India, que ha batido su récord histórico de electricidad producida por plantas térmicas de carbón.

Fue la delegación de India, precisamente, la que maniobró a última hora en la conferencia del clima de Glasgow en noviembre de 2021 para aguar la cláusula del pacto que pedía el fin de la subvenciones públicas a los combustibles fósiles. China fue la que le allanó el camino en las sesiones previas, según pudo verse durante las asambleas de la COP.

India consiguió enmendar el texto sobre la marcha para que se pasara del término “abandonar” a “reducir” los subsidios. Un flujo de dinero público para sostener el uso de carbón, petróleo o gas que, en todo el mundo, triplica al destinado a energías limpias. Cinco meses después de este episodio, llegan las cifras de emisiones para contextualizar aquella disputa realizada en vista pública.  

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