La subida de los contagios se ralentiza y la sexta ola deja atrás su fase más explosiva
La sexta ola avanza y los contagios de coronavirus siguen en plena escalada, pero hay señales que apuntan hacia un cambio de tendencia. Lo corroboran los datos y a ello se han referido en los últimos días Sanidad y varias comunidades autónomas: la velocidad de propagación del virus es cada vez más lenta, lo que puede atisbar que el pico de contagios, a partir del cual comiencen a bajar, está cerca. No quiere decir que los casos no estén subiendo, de hecho este viernes se han notificado 162.508 nuevos y la incidencia acumulada alcanza ya los 3.192 por cada 100.000 habitantes, pero lo hacen a menor ritmo.
Así lo deslizó este miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que aunque apeló a la “precaución” aseguró que “la velocidad de crecimiento de esta onda se ha enlentecido en la última semana”. Algunos territorios consideran que ya están acercándose al pico. Catalunya, por ejemplo, espera llegar “en tres o cinco días”, la Comunidad de Madrid afirma haberlo superado ya y Castilla y León calcula que lo hará la próxima semana. “Estamos próximos a llegar a la fase de meseta”, ha manifestado el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez.
Una semana antes del inicio de las fiestas navideñas, la sexta ola estalló y los contagios, arrastrados por la variante ómicron, comenzaron a expandirse a un ritmo vertiginoso hasta alcanzar cifras sin precedentes desde el inicio de la pandemia. La incidencia acumulada llegó a los 432 casos por cada 100.000 habitantes el 23 de diciembre, y en una semana, prácticamente se dobló. Siete días después ya rebasaba los 1.200 contagios.
Ahora, sin embargo, la subida se ha ralentizado. Hace tres semanas se notificaron el doble de contagios que la anterior, un 104% más, como se puede ver en el gráfico. En la última semana, en cambio, pese a que los casos no han dejado de crecer, la proporción de aumento ya es menor. Solo se han notificado un 7% más de contagios que la anterior.
“Se está viendo claramente que cada vez los casos crecen más lento; no es cuestión de ponerle una fecha exacta, pero tiene pinta de que, si no estamos ya por el pico, poco nos falta”, explica Saúl Ares, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, que analiza diariamente los datos. “Parece que hay algunos signos de ralentización. Por ejemplo, que la incidencia acumulada a siete días se está acercando a suponer el 50% de la incidencia a 14”, sostiene Mario Fontán, de la Sociedad Española de Epidemiología, que añade que estamos “saliendo” del periodo en el que darían la cara los contagios de la última fecha de mayor probabilidad de contagios sociales, el 31 de diciembre.
La incidencia acumulada a 14 días también está creciendo de manera más contenida si se toman como referencia las dos semanas anteriores. El 12 de enero el aumento es del 107% en relación a la última quincena, mientras que el 30 de diciembre alcanzaba un 275%.
Otro indicador que se enciende cuando se está produciendo un cambio de tendencia, explica Fontán, es la tasa Rt, un término epidemiológico que mide el número de personas a las que contagia un paciente. En lenguaje técnico, “el promedio de casos secundarios de una enfermedad causados por un caso primario”. El último dato, consultable en la web del Instituto de Salud Carlos III, es de 5 de enero y podría estar sesgado por las fiestas navideñas, pero la evolución muestra que el valor alcanzó su pico (1,52) a finales de diciembre y desde entonces acumula bajadas hasta el 1,07.
Los expertos apuntan aún así a la cautela debido a que en las últimas semanas se han acumulado muchos días festivos que distorsionan la realidad y a que en la práctica existe un infradiagnóstico de contagios debido a los cambios de protocolos que puede “despistar”. “No me fío del todo por el cambio en los criterios para hacer pruebas y el posible infradiagnóstico. Eso puede generar un sesgo”, apunta José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública.
“Una posibilidad sería que el sistema no fuera capaz de detectar más casos porque no da abasto a hacer todas las pruebas, registrarlas y notificarlas”, cree Ares, lo que se suma a que a las puertas de Navidad “mucha gente se hacía test y ahora no tanto”, pero la ralentización se está produciendo a nivel global, por lo que no parece un fenómeno aislado. Lo previsible, una vez llegado el pico, es que la curva se doblegue y los casos comiencen a bajar hasta estabilizarse. Un momento a partir del cual los expertos ya sí consideran que puede darse, si así se acuerda, la transición a un sistema de vigilancia menos estrecho en el que Sanidad asegura que está trabajando.
¿Descenso rápido?
Además, hay otros indicadores en algunas comunidades que también apuntan en esta dirección. Es el caso de la Comunidad de Madrid, donde, asegura Ares, “los ingresos hospitalarios, no las UCI, en las que ocurrirá más tarde, también parecen estar cerca del pico” y el sistema de alerta de aguas residuales está detectando menor cantidad de COVID-19. “Ningún indicador es perfecto, pero en este último, que es independiente de las notificaciones de positivos, estamos viendo una dinámica parecida”, señala el investigador del CSIC, físico especializado en la modelización de la expansión de epidemias.
Cuando llegue, la bajada de casos ¿será igual de rápida que la subida? Mucho se ha especulado con esta posibilidad, sobre todo después de que en Sudáfrica, que alertó por primera vez de la variante ómicron, descendieran al mismo ritmo que la escalada.
Ares cree que “en principio es de esperar” que ocurra si establecemos una simetría con el crecimiento de la sexta ola, pero afirma que no se puede asegurar. Señala, además, que la comparación con Sudáfrica “nos sirve de poca guía” porque se trata de un país con “una situación, población y condiciones muy diferentes”. Por su parte, Martínez Olmos piensa que en ausencia de restricciones la bajada podría ser más lenta y pide no “obsesionarse sobre llegar al pico”. “Llegar, llegaremos, la siguiente cuestión es cómo vamos a bajar y cómo terminarán los hospitales. El hoy es fastidiado con las UCI llenándose de gente, pediría que no avancemos pantallas. La pandemia está en plena ebullición”, sostiene.
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