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El Vaticano cierra la puerta al sacerdocio femenino porque Cristo eligió hombres como apóstoles

Mujeres católicas piden poner fin a la "marginación femenina" en la Iglesia

Jesús Bastante

Nuevo “no” del Vaticano al sacerdocio femenino. Y esta vez, parece que definitivo. El prefecto de la todopoderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, el español Luis Ladaria Ferrer, ha escrito un artículo en L'Osservatore Romano, el medio oficial vaticano, en el que cierra la puerta de manera “definitiva”, según escribe, a la ordenación de mujeres.

“Cristo le quiso conferir este sacramento a los doce apóstoles, todos hombres, que, a su vez, se lo comunicaron a otros hombres. La Iglesia se reconoció siempre vinculada a esta decisión del Señor, la cual excluye que el sacerdocio ministerial pueda ser válidamente conferido a las mujeres”, afirma en su artículo el jesuita, quien recordó que ese criterio no se puede cambiar.

Así que no se han concretado los gestos de apertura del Papa Francisco, que ha reivindicado un nuevo rol de la mujer en la Iglesia, asignando puestos de responsabilidad en dicasterios o creando una comisión que estudiará el diaconado femenino. Pero en el sacerdocio quedan vetadas.

Para Ladaria, la Iglesia siempre se sintió obligada por la decisión del mismo Jesús, la cual descarta que el sacerdocio ministerial “pueda ser válidamente conferido a las mujeres”. Para el nuevo cardenal español, “se trata de una verdad que pertenece al depósito de la fe”, y que nadie, ni siquiera el Papa, puede modificar.

“Sería preocupante ver surgir aún en algunos países voces que ponen en duda la cualidad definitiva de esta doctrina”, escribe Ladaria, quien critica que “sembrando estas dudas se crea grave confusión entre los fieles, no solo sobre el sacramento del orden sagrado como parte de la constitución divina de la Iglesia, sino también sobre el magisterio ordinario que puede enseñar en modo infalible la doctrina católica”.

“Por cierto, la diferencia de funciones entre el hombre y la mujer no comporta consigo ninguna subordinación, sino un enriquecimiento mutuo. Se recuerda que la figura consumada de la Iglesia es María, la Madre del Señor, la cual no recibió el ministerio apostólico. Se ve así que lo masculino y lo femenino, lenguaje original que el Creador inscribió en el cuerpo humano, están asumidos en la obra de nuestra redención”, concluye Ladaria, intentando justificar que esta decisión no rompe con la lucha por la igualdad real, también, en la Iglesia católica.

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