Spam electoral y ficheros ideológicos de votantes: Protección de Datos se enfrenta a los comicios de 2019 sin los recursos previstos
Si el recurso de un grupo de juristas expertos en protección de datos no lo impide, las próximas elecciones tendrán dos terrenos de juego para la propaganda electoral. Uno serán los medios tradicionales como la televisión, la radio o los medios escritos, donde todo el mundo podrá acceder a los mensajes de los políticos. Como siempre, las preguntas que no contesten, sus contradicciones y donde dije digo, digo Diego estarán bajo un cierto control.
La otra dimensión del debate tendrá un nivel de personalización mucho mayor y opaco. Las campañas electorales de 2019 serán las primeras en las que la ley permita a los candidatos rastrear Internet en busca de información ideológica de cada votante y sus datos de contacto, con el fin de enviar mensajes electorales personalizados a su WhatsApp o redes sociales sin consentimiento previo.
La fiscalización de ese nivel personalizado será mucho más compleja. ¿Cómo vigilar qué dice cada partido a cada ciudadano? o ¿está compartiendo información imprecisa, incorrecta, o directamente, falsa? son algunas de las preguntas que preocupan a los especialistas. Sin embargo, hay otra cuestión que inquieta todavía más a los juristas que intentan que el Tribunal Constitucional ilegalice estas prácticas: la creación de bases de datos con información ideológica de los ciudadanos y sus posibles usos maliciosos.
Si su recurso ante el Defensor del Pueblo no prospera y la ley sigue vigente cuando comience la campaña, el único freno ante prácticas abusivas será la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Será un encargo ingente. El organismo no tendrá que vigilar solo a los partidos o los equipos de campaña de cada candidato, sino también y muy especialmente a las agencias marketing político que ofrecen servicios de intervención en el debate público que cualquiera puede contratar.
Las estrategias basadas en la guerra sucia, como el uso de granjas de bots o influencers mercenarios, no suelen estar firmadas por los equipos de campaña de los candidatos, sino que se encargan a terceros como estas agencias. De cara a las campañas electorales de 2019 los partidos pueden volver a subcontratarlas para las labores de rastreo de información ideológica y datos de contacto en la red con los que enviar propaganda electoral personalizada o desinformación dirigida a segmentos clave del censo.
La AEPD deberá acometer esta misión de árbitro de la mercadotecnia basada en datos electorales con el cinturón bien apretado. Sus recursos económicos apenas han variado desde 2012 tras sufrir la congelación de cuentas característica de la era Rajoy. El plan de Sánchez de aumentar un 9,3% sus fondos para 2019 cayó en saco roto junto a los presupuestos presentados por el PSOE. El millón de euros extra que iba a recibir la Agencia estaba destinado íntegramente a la contratación de personal.
Hay nueva ley para la propaganda electoral, pero no un nuevo presupuesto para controlarla.