El nuevo Gobierno italiano impulsa al movimiento antivacunas con su desconfianza en la inmunización
Ivan Zaytsev, jugador de voleibol en la selección nacional italiana y medallista olímpico, no pensaba en hacer una declaración política cuando la semana pasada subió a las redes sociales una foto junto a su hija, recién vacunada. Sólo quería celebrar la valentía de la niña, de siete meses, pero en cuestión de segundos los activistas contra las vacunas se lanzaron sobre él. Entre otros ataques, lo acusaron de recibir dinero de las compañías farmacéuticas y hasta le escribieron escalofriantes mensajes deseando que su hija sufriera una enfermedad.
“Quería compartir este momento como padre, tranquilizar a otros padres y felicitar a mi hija, que sonrió durante todo el proceso”, dijo a The Guardian Zaytsev, que también es padre de un niño. “Entiendo que soy una figura pública y que tenga consecuencias todo lo que hago, pero esto no me lo esperaba. Una cosa es si va contra mí, pero cuando le desean enfermedad a tus hijos te enfadas mucho”.
Aunque Zaytsev no haya denunciado el caso, la PolTel (un cuerpo de policía italiano especializado en delitos por Internet) está tratando de localizar a los autores. El año pasado cerraron una página de Facebook que organizaba “fiestas del sarampión” en la que el objetivo era que los padres expusieran a sus hijos a la enfermedad con la intención de inmunizarlos de forma natural.
El pequeño pero agresivo movimiento antivacunas ha ganado fuerza en Italia con la llegada al poder de un Gobierno de coalición que no cree en las inyecciones. A pocos días de la publicación de la foto de Zaytsev, la ministra de Sanidad, Giulia Grillo, dijo que los padres ya no debían mostrar en las escuelas el certificado médico que prueba que sus hijos se han vacunado.
La predecesora de Grillo, Beatrice Lorenzin, había impulsado la ley de julio de 2017 que convirtió en obligatorias 10 vacunas para los niños en los colegios públicos. El nuevo Gobierno está debatiendo la revisión de esa ley. Mientras tanto, Grillo ha dicho que decidieron eliminar el requisito del certificado para estimular la inclusión escolar y simplificar las reglas para los padres.
La ley de Lorenzin se había promulgado con el objetivo de aumentar el porcentaje de niños vacunados en medio de un aumento en los casos de sarampión en el país. El año pasado, Italia registró 4.885 casos de esta enfermedad altamente contagiosa. Dentro de la Unión Europea, sólo Rumanía tuvo datos peores. Este año, ya se han registrado 1.700 casos, de los que cuatro han sido mortales.
Viendo que los casos de sarampión en el Reino Unido se multiplicaban por cinco, los médicos británicos aconsejaron a sus pacientes que tomaran precauciones cuando viajen a países con coberturas bajas de vacunación, como Italia.
Como dijo Roberto Burioni, profesor de Microbiología y Virología en la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán, “desgraciadamente, es un hecho que Italia tiene una cobertura contra el sarampión similar a la de Namibia”. “Así que objetivamente los que vienen a nuestro país están en riesgo de contraer el sarampión”.
Giulia Grillo forma parte del Movimiento Cinco Estrellas (M5S). Beppe Grillo (sin parentesco entre ellos), su fundador, ha dicho en otras ocasiones que las vacunas pueden ser tan peligrosas como las enfermedades contra las que protegen. En 2015, el partido propuso una ley contra la vacunación y habló de una “relación entre las vacunas y enfermedades específicas como la leucemia, el envenenamiento, la inflamación, la inmunodepresión, las mutaciones genéticas hereditarias, el cáncer, el autismo y las alergias”.
Antes de las elecciones de marzo, el M5S cambió ligeramente de discurso. El líder del partido, Luigi Di Maio, dijo que no se oponía a la vacunación sino a que los padres fueran obligados a poner inyecciones a sus hijos. Giulia Grillo, que está embarazada de su primer hijo, dijo hace una semana que vacunará a su bebé.
La Liga, el partido que gobierna en la coalición junto al M5S, podría determinar la resolución del debate. Su líder y viceprimer ministro, Matteo Salvini, ha dicho que el requisito de las diez vacunas es “demasiado”.
Según Burioni, “es difícil saber qué hará [el Gobierno] porque dentro del M5S hay posiciones diferentes: algunas cerca de los postulados científicos, otras en contra. La Liga no me permite ser muy optimista, pero sería prematuro juzgarlos antes de que hayan hecho nada”.
La conexión falsa con el autismo
Lo que piensan los italianos sobre la seguridad de las vacunas tiene mucho que ver con unas afirmaciones, ya desacreditadas, que vinculaban al autismo con una vacuna combinada contra el sarampión, las paperas y la rubéola (la SPR). Se escucharon durante un muy conocido caso de 2012 en el que un tribunal de Rimini otorgó una indemnización a la familia de un niño autista tras considerar que el autismo había sido causado, con mucha probabilidad, por la triple vacuna viral. La sentencia fue recurrida y anulada tres años más tarde.
La poca cobertura de vacunas en Italia también tiene que ver con la desconfianza hacia los políticos y los expertos. Según Giovanni Orsina, profesor de Ciencia Política en la Universidad Luiss de Roma, “hay una crisis de confianza en las élites, en todas. Por eso, si un médico dice ‘hay que vacunar a su hijo’, no lo ven como a alguien capacitado sino como a alguien que recibe dinero de las compañías que venden vacunas”.
Orsina cree que el tema de la obligatoriedad ocupará el centro del debate político pero el Gobierno no se acercará demasiado a la postura de los activistas antivacunas. “Harán algo, pero no demasiado”, dijo.