'Reina Roja', del libro a la serie: una buena adaptación que cumple con los lectores sin elevar su fenómeno
Este 29 de febrero, Amazon Prime Video afronta uno de los estrenos más señalados de su trayectoria en España: el de Reina Roja, la serie llamada a marcar un antes y un después en la posición de la plataforma como productora de ficción en el mercado patrio. Y no es para menos, ya que esta adaptación del best seller de Juan Gómez-Jurado llega con una expectación que no han tenido otros títulos previos y con ese aura de proyecto grande que, de entrada, acapara una atención especial por parte de prensa y público.
Como ya analizamos en nuestro reportaje de rodaje, alrededor de esta producción se respira aroma de gran apuesta desde su primera puesta de largo en junio de 2022, cuando se anunció a Vicky Luengo y Hovik Keuchkerian como los Antonia Scott y Jon Gutiérrez de carne y hueso, hasta su presentación y premiere en el centro de Madrid días antes de su estreno. Algo que también se sintió en el set, al que nos desplazamos hace poco más de un año, donde prometían estar cocinando “una serie a la altura” de un superventas que han leído al menos tres millones de personas únicamente en España.
Como ocurre siempre que una novela salta al audiovisual, su mayor reto es no defraudar a los cientos de miles de lectores que ya han imaginado en sus cabezas la serie perfecta. Y lo cierto es que una vez vistos los 7 episodios de Reina Roja a los que ha tenido acceso verTele, Prime Video ha dado a luz una buena adaptación que posiblemente cumplirá los deseos de los fans más exigentes, pero que está lejos de ser esa “serie del año” -como la etiquetó Amazon- que permita a la plataforma subir un escalón de calidad en el mapa de producción de ficción en español.
Producida por Dopamine y Focus para Amazon Prime Video, con Amaya Muruzabal como showrunner, la serie encuentra en su fenómeno previo un aliado, y a la vez un enemigo: aliado porque se ha cuidado que la adaptación sea lo más fiel posible a la historia en la que se basa, y enemigo porque lo que fluye en un lenguaje no siempre funciona en otro, y porque las expectativas de que Reina Roja sea esa serie estrella de la plataforma condicionan en cierto modo la aproximación a un producto más hecho para fans que para el público general.
Esta conclusión se evidencia ya en los primeros minutos de la ficción, que arranca de una manera tan abrupta como desconcertante para aquellos que no estén puestos en el universo de Antonia Scott y Jon Gutiérrez, y también para los que sí nos habíamos asomado a la historia previamente sin la implicación del fan. Una sensación que lejos de disminuir, se confirma durante el visionado de una primera temporada que lo deja todo a punto para ser continuada con las adaptaciones de Loba Negra y Rey Blanco, los siguientes volúmenes de la saga.
La Antonia Scott de Victoria Luengo, el faro de 'Reina Roja'
La serie, al igual que el libro, sigue a Antonia Scott, que con un cociente intelectual de 242 no sólo es la persona más inteligente de la Tierra, sino también la líder del proyecto policial Reina Roja. Esta organización secreta se ocupa de resolver crímenes que implican a algunas de las personas más poderosas de España y está 'capitaneada' por Mentor, un misterioso personaje que recluta a Jon Gutiérrez como el escudero capaz de reactivar a la 'reina' e implicarla en una investigación que les pondrá más de una vez en 'jaque'.
Este punto de partida, que en la novela se plantea con una habilidad que engancha y no te permite aparcar su lectura, encalla en su traslado a la ficción con un primer capítulo que se hace cuesta arriba y que presenta el universo de Reina Roja con ciertas dificultades. Algo que puede no ser un escollo para los lectores que confían en el poder de la historia, pero que sí exige un ejercicio de fe a aquellos nuevos espectadores que tienen al alcance de su mando múltiples alternativas.
El principal atractivo para retenerlos, más allá del poder de la marca, es un personaje protagonista que fluye en su salto al audiovisual. Encarnada por Victoria Luengo -como desea ser acreditada la actriz a partir de ahora-, Antonia Scott cobra vida con la fidelidad que tantas veces se reclama en este tipo de adaptaciones, y con el carisma suficiente para plantar una semilla en el público que accede a ella por primera vez.
Su carácter peculiar e inquietante llama la atención desde el primer episodio, sostenido por la interpretación de una actriz que se mimetiza con su personaje en físico y lenguaje corporal, hasta el punto de dejar de verla a ella para asistir al nacimiento de una heroína única en la ficción patria.
Victoria Luengo da a luz a una Antonia Scott que inicia su viaje marcada por la pérdida y la culpa, y que completa durante la temporada una evolución en la que es clave el papel de su 'escudero' Jon Gutiérrez, al que interpreta Hovik Keuchkerian. La relación de esta dupla, a quienes comparaban en rodaje con Don Quijote y Sancho, es el otro gran motor de la serie, especialmente por la química que construyen los dos actores y que da alas a su bonita historia de amistad.
Las interacciones entre ambos personajes, trasladadas también desde la novela con su toque de humor, elevan sus secuencias compartidas y sirven de desatascador cuando el desarrollo de las tramas amenaza con encallarse.
Aciertos y tropiezos de la 'Reina Roja' de Amazon
Uno de los principales desafíos de la serie era conseguir plasmar en imágenes la mente y el imaginario de Antonia Scott, algo imprescindible en la construcción del personaje y en la particularidad de Reina Roja respecto a otros relatos thriller. Reto que a la postre termina jugando a su favor, pues su buen resultado impregna al proyecto con cierto tinte de ciencia ficción que, sin ser su género, sí conforma parte importante de su identidad visual.
El engranaje de Reina Roja en este caso funciona, desde las líneas del guion que firman Amaya Muruzabal y Salvador Perpiñá hasta el trabajo del director Koldo Serra y el equipo de VFX (efectos visuales) por su ingenio y tino a la hora de hacer realidad algo que hasta ahora sólo existía en la mente del autor y sus lectores.
Otro de los aspectos en los que esta ficción sobresale es en el costumbrismo, no tanto en la trama en sí -a pesar del claro 'guiño' a uno de nuestros magnates más ilustres- como en lo que representan personajes como la amatxu de Jon o en el papel de la banda sonora en la construcción de la personalidad de los dos protagonistas.
También es clave en la personalidad de la serie como producto 'nuestro' la ciudad de Madrid, que ya tenía un protagonismo importante en la novela y que lo tiene también en su adaptación no sólo como escenario de los hechos. Porque la capital no es únicamente el entorno en el que se desarrolla la trama criminal, también es ese arquetipo de contrastes que sirve para distinguir el bien del mal, y en este caso, para redundar en quiénes son los villanos de esta historia.
Y es precisamente la subtrama de Ezequiel (Nacho Fresneda), el 'malo' oficial de Reina Roja, lo más difícil de sostener en la serie de Prime Video. Aunque es cierto que la trama criminal no se recrea en exceso en esa violencia y crudeza que caracteriza otros thriller del mercado, la presencia repetitiva de ese universo oscuro y claustrofóbico pesa como una losa conforme pasan los capítulos.
En ese sentido, la ausencia de un mejor equilibrio y su ritmo lento mantienen al espectador en una rueda de hámster. Es decir, con la sensación constante de que la cosa no avanza y que a pesar de que por un lado la serie sí hace intentos de fluir, por el otro tropieza.
No todas las novelas de éxito pueden ser series memorables
Es llegados a este punto cuando cabe reflexionar sobre la necesidad imperante en la industria audiovisual patria de adaptar a la pequeña pantalla prácticamente todas las novelas de éxito del mercado, especialmente en el género thriller. Y es que en los últimos tiempos son muchos los best seller del género que se han convertido en series de televisión con el mismo objetivo de trasladar su fenómeno en librerías, y con un porcentaje de aciertos dispar.
En la mente de un productor, una plataforma o una cadena resulta más “seguro” apostar por llevar a la televisión marcas que cuentan con una base sólida de público, en muchas ocasiones de millones de lectores que van a ser los primeros espectadores de sus adaptaciones. Sin embargo, lo cierto es que no todas las historias que funcionan en literatura funcionan después como series de televisión, por múltiples factores.
En el caso de las adaptaciones de thriller, como pueden ser Reina Roja, La chica de nieve, La novia gitana, La chica invisible o Memento Mori, por mencionar únicamente ejemplos recientes, encontramos textos que han tenido que ser sometidos a múltiples cambios y otros que han apostado por la fidelidad al original. Decisiones distintas que cuentan con ventajas e inconvenientes y que evidencian siempre la misma conclusión: el lenguaje literario y el audiovisual son muy diferentes.
Hablando de la marca que aquí nos atañe, a pesar de ser una buena adaptación -si entendemos como tal la adaptación fiel- es pertinente la reflexión de si esta es la serie que merecía uno de los fenómenos literarios más importantes de los últimos años en el género. O en todo caso, si por lenguaje y particularidades es la mejor serie que se podía hacer sobre esta novela de éxito.
Pensando en el lector, lo lógico es creer que va a aprobar la adaptación de Reina Roja, pues se asemeja a lo que la mayoría podía imaginar leyendo las 564 páginas que salieron de la mente de Juan Gómez-Jurado. Pensando en el público general, es más difícil ver a la serie elevando el fenómeno o convirtiéndose en algo memorable como es para muchos la novela.