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La Granja de San Ildefonso, un destino Real

El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y sus jardines siguen las líneas clásicas europeas del s. XVIII.

Roberto Ruiz

La Granja de San Ildefonso es un destino “Real”. Junto a las poblaciones de La Pradera de Navalhorno, Valsaín y Riofrío forman el “Real” Sitio de San Ildefonso. En ella se encuentra un Palacio “Real”, con jardines de fuentes monumentales, y también acoge una “Real” Fábrica de Cristales. Y es que durante el s. XVIII San Ildefonso, o La Granja, fue una de las mejores muestras del esplender monárquico del momento.

Un lugar donde aprender historia, disfrutar de la gastronomía, conocer tradiciones y respirar aire puro en sus bosques y montañas. A sólo 10 km de Segovia y a unos 80 de Madrid, con un patrimonio cultural de gran valor y un frondoso entorno natural, esta localidad segoviana se convierte en un destino perfecto para una buena escapada veraniega que se precie.

El Palacio Real de la Granja de San Ildefonso

Para muchos, La Granja es su Palacio Real. Mal encaminados no van, pues es su palacio lo que hizo de este pueblo lo que es ahora. Felipe V, el primer rey Borbón de España, compró este lugar a los monjes jerónimos en 1720 con el fin de construir un lugar modesto de descanso tras abdicar en su hijo Luis. Tras la muerte de éste, Felipe V tuvo que volver a reinar y amplió el palacio para convertirlo en un Real Sitio donde poder acoger toda su corte. La obra fue cosa de Ardemans, Procaccini y Juvarra y su interior se decoró con la suntuosidad típica de la época.

El Palacio Real de La granja de San Ildefonso puede recordar al de Versalles y es que tan importantes como el edificio y su colegiata lo son sus jardines. Tienen una superficie de 146 hectáreas divididas entre bosques y zonas ajardinadas donde se levantan 26 fuentes monumentales. Cuentan con su propio laberinto, al más puro estilo clásico francés, su propia piscifactoría y un enorme estanque de agua, conocido como “el mar”, que abastece las fuentes de los jardines. Fuentes, por cierto, que sólo se pueden ver en funcionamiento de manera extraordinaria tres días al año: el 30 de mayo (San Fernando), el 25 de julio (Santiago Apóstol) y el 25 de agosto (San Luis). Durante los sábados de julio y agosto se puede disfrutar de 22:30h a 23:30h de la fuente de “Los baños de Diana”. Los juegos de agua son un auténtico espectáculo.

La Real Fábrica de Cristales de La Granja

Otro de los “reales” lugares de La Granja es su Real Fábrica de Cristales. Tras el incendio de una anterior, fue Carlos III quien mandó la construcción de esta factoría. Fue proyectada en 1770 por José Díaz Gamones, aparejador del Real Sitio, y ampliada por Juan de Villanueva. La fábrica en 1771 comenzó a producir vidrio hueco mediante soplado a pulmón y de ella salieron las más preciadas piezas siguiendo técnicas traídas desde Europa. Estuvo bajo mandato real hasta 1833 y desde ese momento entró en un periodo de arrendamiento a particulares hasta que cesa su actividad en 1972. Diez años más tarde se convierte en la sede de la Fundación Centro Nacional del Vidrio que es hoy.

La Real Fábrica de Cristales de la Granja se puede visitar para conocer cómo eran las técnicas de fabricación de vidrio dos siglos atrás. Su nave de hornos donde se fundían las materias para crear el vidrio, su proceso de soplado y moldeado, sus usos, su maquinaria, la evolución histórica de la técnica… Además de poder visitar el museo se puede presenciar el actual trabajo de producción de vidrio en el que se siguen las mismas técnicas usadas durante su época de esplendor. Es recomendable realizar una visita guiada (12:00h y 13:00h) y preguntar además por las visitas teatralizadas.

La Granja en fiestas

Como buen pueblo, la Granja se debe a sus fiestas en pleno verano. Las fiestas mayores de La Granja de San Ildefonso se celebran el 25 de agosto en honor a San Luis. El programa festivo está repleto de actividades donde, por supuesto, la gastronomía juega un papel fundamental. Por eso uno de los días más esperados es el de la gran judiada popular, donde el plato local, los judiones de La Granja, se convierte en el evento gastronómico por excelencia de las fiestas.

Desde el primer día la música de dulzainas y tamboriles recorre las calles, con ellas los gigantes y los cabezudos, y se suceden campeonatos, concursos, juegos, competiciones, deportes, charangas, exhibiciones, conciertos… El día grande, el 25, los juegos de agua de las monumentales fuentes de los Jardines Reales ponen la guinda a un pastel que revoluciona a todo el pueblo durante toda una semana. Y es que, como cualquier granjeño o granjeña te podrá asegurar, “San Luis, San Luis, San Luis, cuanto tardas en venir, para que en una semana, te vuelvas a ir, San Luis, San Luis”.

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