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La importancia de elegir un verbo

El exministro de Justicia del PP, Rafael Catalá.

Elisa Beni

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“Porque significan:

las palabras

significan. Ay! si fuesen solo un suave sonido“

Vicente Aleixandre

El PP está temblando porque puede que le haya salido el tiro por la culata y todo porque al ministro Campo se le ha escapado (¿?) un tiro aunque ellos señalen a la fiscal general Delgado como la propietaria del arma humeante. Todo esto por un verbo. Es de estas historias que a muchos de mis lectores les apasionan y a mí, a mí ya saben que también. En el fondo del asunto, y por no mantenerles en la intriga fácil, el posible fracaso de la estrategia para que varios casos de corrupción del Partido Popular acaben archivados sin haber logrado recabar toda la información sobre cuentas en el extranjero, paraísos fiscales y chanchullos varios. Les he adelantado el final porque la trama es ya lo suficientemente apasionante como para mantenerles enganchados. Seguro. Todo por un verbo, ya les digo.

No sé si recordarán cuando les contamos en 2015 que Rajoy había decidido reformar un artículo de la ley procesal para ponerle un límite a los periodos de instrucción. Esto, que sucedió en 2015 y se vendió bajo el lema “las instrucciones no pueden eternizarse”, como si el problema fuera que los jueces se dormían en los laureles, era otra muestra de legislación creativa para sacarse de encima gran parte de las causas por corrupción que atenazaban y aún lo hacen a los populares. Todo el mundo lo denunció. Sucedió. Como muestra, un botón: el archivo de la causa contra el presidente de Murcia, PAS, (lo conté en “Apostillas al zagalico”). Esta historia sigue coleando. En la legislatura anterior se llevó por la mayoría la derogación de tal reforma a la Cámara y no se pudo hacer porque el Partido Popular y Ciudadanos pidieron ¡58 veces! la ampliación del periodo de enmiendas para una cosa que tenía tres párrafos mal contados. Así que ahí sigue la cosa, en el Parlamento, y hace un par de semanas el PP volvió a enmendar para solicitar que esa corrección de lo que cambió Rajoy sólo afecte a causas nuevas y no, desde luego, a las antiguas del PP. Y es que algunas están a punto de caramelo para ellos. La instrucción del Caso Púnica caduca el 6 de junio, el Caso Lezo en diciembre y los Papeles de Bárcenas por ahí andan. Así que muchos se frotaban ya las manos… cuando todo se ha puesto patas arriba por un verbo.

Vamos a lo del verbo, ahora que ya saben lo gordo que está en juego y que no es otra cosa que la posibilidad de no extender las instrucción de estos casos de corrupción que es necesaria para que las comisiones rogatorias, los equipos conjuntos y la colaboración de terceros países dé sus frutos en forma de material incriminatorio. Él favorece que la Justicia para el delincuente de cuello blanco acabe embarrancando. Vamos a lo del verbo. Resulta que el pasado 28 de abril se promulgó un decreto por el que debe regirse la puesta en marcha de nuevo de los mecanismos de la Justicia que el confinamiento detuvo. En este decreto se afirma que se REINICIARÁN los plazos procesales que han quedado suspendidos y que “volverán a computarse desde su inicio”. Lo dice en el artículo 2 y en la exposición de motivos del decreto. Reiniciar. Claro, la Fiscalía General ha hecho un informe técnico sobre el decreto en el que concluyen que los plazos previstos para la instrucción en el famoso artículo 324 pues también se REINICIAN, es decir, se empiezan a contar desde el principio. ¿Se imaginan qué drama para todos los peperos que esperaban el archivo por agotamiento del plazo?

Se ha liado la de Dios es Cristo y aún más que se va a liar. Resulta que en la disposición adicional del decreto de alarma inicial se decía que los plazos procesales se suspenden y que “se REANUDARÁN” al perder vigencia la alarma. Reanudar, no hace falta que se lo diga, es volver a empezar donde estaban mientras que reiniciar es volver al principio del plazo. ¿Lo ven? Es un verbo, pero vaya verbo. No crean, esto no es tan extraño. Resulta chocante que siendo el Derecho una ciencia que se basa en el uso y el significado de las palabras, estas cada vez se usen con menos propiedad y su uso deficiente dé lugar a las más variadas y hasta disparatadas interpretaciones. Pero ese es otro tema. Tan relevante es esto para tantos imputados de las tramas corruptas del PP que hasta el abogado Choclán, un cerebro al que conocí en su época de magistrado, y que huye de la prensa y de la publicidad como el agua del teflón, ha escrito un artículo y ha hecho declaraciones a varios medios. Claro que representa a varios de los interesados por el asunto.

¿Y qué va a pasar en la batalla de los verbos? Pues decidirán los jueces, porque ya vemos que los fiscales van a defender la primacía del reiniciar y los defensores se van a amarrar al reanudar del primer decreto. Decidirá cada juez una cosa y luego los recursos y luego … hasta el Supremo. O sea, un carajal. Para que no se queden con la intriga les diré que lo que han de ponderar es la contradicción entre dos normas (el decreto de alarma y el decreto 16/2020) y para ello tendrán en cuenta que lex superior derogat lex inferior y a la vez que lex posterior derogat lex anterior. Parece un lío pero no lo es tanto. Desde luego el decreto de Campo (reiniciar) es posterior al decreto de alarma (reanudar) y además se puede pensar que el legislador se ha autocorregido puesto que insiste con toda contundencia en el decreto posterior en reiniciar y hasta lo define y lo explica. Pero, y aquí hay un pero, habrá quien discuta cuál de los dos es de rango superior. Y eso tampoco está tan claro, porque el rango del decreto del estado de alarma es complejo de determinar y sólo tenemos la jurisprudencia del caso de los controladores. Un jari, vamos.

Ahora pues, hemos empezado a oír clamar tanto a la derecha como a su imperio mediático que aquí lo que vale es lo de reanudar y que apostar por el reiniciar es vulnerar los derechos procesales de los presuntos corruptos. Es algo a analizar, pero no deja de ser curioso que aquellos que han jaleado las vulneraciones de derechos procesales de los políticos catalanes, o las violaciones de las mismas normas en cualquier caso mediático que no les interesaba, sean ahora los adalides de los derechos del procesado. Como me decía ayer un sabio jurista, y no por ello menos cachondo, la carcundia que nunca se ha despeinado un pelo en defensa de un derecho fundamental ahora va a ser vista en plan la libertad guiando al pueblo, llevando la bandera, con crespón, y con una teta viril y peluda fuera. La imagen es más completa: no se pondrán gorro frigio, no sea que se confunda alguien con una barretina.

Se lo cuento porque en los próximos meses veremos muchas cosas en torno a la semántica. Al tiempo.

La importancia de elegir un verbo.

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