Almería: el fulgurante ascenso de Vox a costa del PP y Ciudadanos
Nada ejemplifica mejor la fulgurante irrupción de Vox en el Parlamento de Andalucía que su resultado en Almería. En el feudo popular por excelencia, allí donde Gabriel Amat y su partido dominan con puño de hierro el poder municipal, ha aparecido Vox como una exhalación. Ha logrado dos diputados, igual que en Málaga, Sevilla y Cádiz, con la diferencia de que en Almería el peso relativo es mayor, porque sólo se reparten doce escaños. Dos datos certifican la potencia del discurso de Vox en Almería: ha superado a Ciudadanos como tercera fuerza, y se ha alzado con la victoria en El Ejido, paradigma de la economía de los invernaderos, levantada con la mano de obra barata de la inmigración.
No era un secreto que Vox aspiraba a un buen resultado en Almería. Fue en esta provincia donde el CIS colocó al partido por primera vez en un tablero electoral. El vaticinio al comienzo de la campaña era que obtendría en esta circunscripción su único escaño. Un gran éxito para ellos, se dijo. Dos semanas después de publicarse aquel sondeo, el partido de Santiago Abascal ha doblado esa representación en Almería, donde ha recibido 43.368 votos, y ha irrumpido en el Parlamento andaluz con doce diputados.
A mitad de la campaña, cuando Vox aún no se había convertido en centro de las conversaciones, dos camareros de un restaurante almeriense expusieron a los periodistas una situación cercana al desastre. Ambos hablaban de barrios tomados por la delincuencia, aludían a la llegada de pateras y uno de ellos aseguró que se producían regularmente manifestaciones de inmigrantes en demanda de una vivienda “gratis”. Uno parecía decantarse por Ciudadanos y otro por Vox. Nadie ha podido confirmar que esas manifestaciones hayan existido, pero una vez instalada la percepción, quizá sea lo de menos. Los dos camareros mostraban un hartazgo que canalizaban hacia la derecha del tablero político.
La estrategia de Ciudadanos y PP: de ignorar a Vox a endurecer el discurso
En Ciudadanos y en el PP han pasado media campaña insistiendo que su terreno no es el de Vox. Tal y como mostraban los camareros del restaurante, la realidad es muy distinta. El resultado almeriense de Vox, con 43.468 votos y un apoyo del 16,79%, tiene su reverso en el de Ciudadanos, que en Almería se queda en el 16,33%, dos puntos menos que en el conjunto de Andalucía.
Por su parte, el PP de Juanma Moreno había diseñado una campaña cautelosa, descartando radicalizar al partido en asuntos como la inmigración y zonas sensibles como Almería, donde el 21,27% de los afiliados a la Seguridad Social en la provincia en 2017 son extranjeros. Así lo confirmó tras reunirse con los empresarios almerienses. Sin embargo, la irrupción de Vox, singularmente a partir del debate televisado del lunes 26, metió una cuña entre las estrategias de Pablo Casado y Juanma Moreno. Casado se dispuso a “recuperar” al votante más radical con un discurso mucho más duro también en inmigración, mientras Moreno rebajaba el tono.
Al final, el viraje a la derecha del PP tampoco sirvió para evitar la irrupción de Vox y su espectacular resultado en Almería. Tampoco fueron suficientes las arengas de Rafael Hernando en Níjar, advirtiendo a los votantes populares de que en la derecha no hacen falta nuevos partidos “que vengan a decir cómo hay que hacer las cosas”. Precisamente en Níjar, Vox ha estado a punto de sobrepasar al PP y al PSOE, de los que se ha quedado a 1,5 y 0,7 puntos porcentuales, respectivamente.
Es una de las muestras de cómo de profundo ha calado su mensaje. En Roquetas de Mar, el segundo municipio en población con casi 92.000 censados, Vox ha sido segundo. En El Ejido, tercer municipio, ha ganado. En estos pueblos del poniente almeriense el porcentaje de población extranjera suele superar el 30% y el paro se sitúa unos diez puntos por debajo de la media andaluza, en el 12,8% según la última EPA. No es, por tanto, un discurso antiinmigración vinculado a la falta de trabajo. Lo que piden aquí los simpatizantes de Vox es “mano dura” con la inmigración irregular.
El poder menguante del PP de Amat
El efecto Vox en Almería ha alterado el mapa político almeriense. De repente, el PP de Amat, que gobierna en 17 de los 20 municipios con más población, ya no se ve tan fuerte. Ha perdido un escaño, diez puntos porcentuales y casi 30.000 votos, lo que explica en gran medida el resultado de Vox.
Esa fuga de votantes del PP no es suficiente para que el PSOE desbanque a los populares de la primera posición, porque los socialistas pierden casi 20.000 apoyos. Sin embargo, sí ha minimizado el éxito de Ciudadanos y ha reducido a Adelante Andalucía a un papel circunstancial. Con 24.985 sufragios sobre un total de 262.212 votos, la confluencia de izquierdas apenas logra mantener el escaño que en 2015 logró Podemos, perdiendo 15.000 votos.
A mitad de campaña, los dirigentes locales y provinciales del PP todavía creían imposible (o decían creer imposible) que Vox entrara en una circunscripción tan pequeña, con apenas doce escaños en juego. Tres años antes, apenas había logrado 937 votos en Almería. Esos estrategas erraron por mucho el tiro: fueron 43.468 votantes. Vox ha encontrado quien escuche su mensaje de dureza contra la inmigración, paradójica y peligrosamente en la misma provincia que fraguó el éxito económico sobre los hombros de miles de trabajadores migrantes.