Andalucía amaga con comprar vacunas por su cuenta en los mercados “si la UE no garantiza el suministro”
Andalucía es una de las comunidades que más apremia al Gobierno central para que intensifique la negociación con Bruselas y obtenga más vacunas para lograr la inmunidad del 70% de la población antes del verano, y no después como ha anunciado el presidente Pedro Sánchez. La economía andaluza es muy dependiente del turismo, que representa el 14% del PIB, y el temor a perder otro año más la temporada de verano ha empujado a la Junta a presionar más al Ejecutivo central.
Éste es el escenario de fondo para entender por qué el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha amagado este jueves con acudir a los mercados internacionales para comprar por su cuenta vacunas “autorizadas” con la Covid-19, “si la Unión Europea no es capaz de garantizar el suministro de vacunas adecuadas”. Moreno se ha mostrado firme defensor de la compra centralizada de fármacos en manos de la UE, que es “la tercera potencia económica mundial, después de China y Estados Unidos”. “Siempre podrá lograr un mejor precio y un cargamento mayor en los mercados internacionales”, ha dicho este jueves en el Parlamento.
Sin embargo, luego ha añadido presión al Gobierno y por extensión a la UE, subrayando que si la estrategia europea de vacunación sigue ralentizándose, “no descarta” que la Junta compre directamente a las farmacéuticas cuyos fármacos ya han sido autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés). “Si el Gobierno de España y la UE no son capaces de garantizar el suministro de vacunas adecuadas, se va a ir produciendo en cascada una serie de regiones europeas que empezarán a negociar de manera unilateral las vacunas con las farmacéuticas”.
Es más un mensaje político que un giro en la estrategia de vacunación andaluza. La Junta no tiene el peso económico suficiente como para pujar por un cargamento de vacunas en un mercado internacional que, ahora mismo, soporta una sobredemanda tremenda, que encarece los precios. La Consejería de Salud sí reconoce mantener una relación directa con las farmacéuticas que suministran las dosis a Andalucía -Pfizer, Moderna, AstraZeneca y pronto también Janssen-, pero más por logística y distribución que por una negociación de compraventa.
El mensaje de Moreno Bonilla tiene especial trascendencia porque este mismo jueves Baviera, la región autónoma más rica de Alemania, ha empezado a negociar por su cuenta con Rusia la compra de la vacuna Sputnik 5, que aún no ha sido aprobada por la EMA. El Gobierno federal alemán se ha mostrado luego dispuesto a negociar un contrato bilateral con el fabricante de este fármaco, después de semanas presionando a la Comisión Europea para que negocie de forma centralizada un acuerdo con Moscú. En España, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso en Madrid también tanteó con la farmacéutica responsable de la Sputnik 5 la posibilidad de adquirir un cargamento por su cuenta, un extremo que le ha reprochado duramente el Ejecutivo central. “Una comunidad autónoma no puede adquirir por sí sola vacunas”, dice la portavoz y ministra, María Jesús Montero.
Andalucía discrepa de esta tesis, sostiene que las comunidades ya compran vacunas, como la de la gripe, y otros fármacos en el mercado internacional. Hay dudas legales al respecto -“hay un vacío, porque todas las comunidades estamos supeditados al Sistema Nacional de Salud-, aunque lo que pretende hacer en ningún caso Moreno Bonilla es comprar una vacuna que no haya sido autorizada previamente por la Agencia Europea del Medicamente, caso del fármaco ruso. El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, se reunió esta semana con los directivos del fabricante de la vacuna Janssen, validada por la EMA y que empezará a distribuirse en breve en España. Su región recibirá dos millones de dosis de esta vacuna, aunque no se trata de una negociación bilateral, sino de la parte proporcional que le corresponde en la distribución que España hace entre las comunidades. Janssen es la única de las cuatro vacunas autorizadas que se reparten en función de la población real de cada región, y no de la población diana (grupos de riesgo), como ocurre con Pfizer, Moderna y AstraZeneca.
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