Desigualdades de género: diez cifras (diez razones) para reivindicar el 8M en Andalucía
Empecemos definiendo. “La igualdad de género supone que las diferentes aspiraciones y necesidades de hombres y mujeres sean consideradas, valoradas y promovidas de igual manera. No significa que mujeres y hombres deban convertirse en iguales, sino que sus derechos, responsabilidades y oportunidades no dependan de si han nacido mujeres u hombres”. Lo dice Julia Espinosa, doctora en Ciencia Política, experta en género, evaluación y políticas públicas e investigadora del Observatorio de Género sobre Economía, Política y Desarrollo (GEP&DO) en su 'Guía de género para políticas públicas más transformadoras'.
Sigamos con la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que este año da continuación a las movilizaciones masivas que tuvieron lugar en 2018. ¿Cuáles son los motivos para una huelga feminista del 8M en Andalucía? Algunos datos clave revelan los desafíos que persisten en materia de desigualdad de género, que no se han rebajado en los últimos años sino que la denominada 'crisis' originada en 2007 ha contribuido al mantenimiento o acentuación de la desigualdad entre hombres y mujeres en diversos sectores, según se recoge en 'El impacto de la crisis en las desigualdades de género en Andalucía', del Observatorio de la Desigualdad en Andalucía.
1. Paro feminizado
No hay que irse muy lejos para apreciar algunas desigualdades. Vayamos a los datos del paro publicados este mismo lunes. Hay 480.833 mujeres paradas, lo que representa el 59,12% del total de parados en Andalucía. 34.763 de ellas son menores de 25 años, por lo que dentro del colectivo joven, las mujeres desempleadas también son mayoría (51,11%), según la información facilitada por UGT Andalucía.
La situación no es nueva. Según el Observatorio de la Desigualdad, entre 2005 y 2015 el desempleo femenino ha sido mayor de forma continuada en España y especialmente, en Andalucía. En concreto, en 2015 en esta comunidad el paro femenino presentó una brecha de 5,4 puntos porcentuales respecto al paro masculino, justo el doble que la brecha española.
2. Brecha salarial
Siguiendo con los aspectos laborales, y según los últimos datos de la estadística Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias, la brecha salarial de género para Andalucía en 2017 fue del 23,5%. El salario de las mujeres ha sido siempre, de media, inferior al salario percibido por los hombres y, aunque dicha brecha salarial ha disminuido en los últimos años, en 2017 el salario medio anual percibido por las mujeres representa el 76,5% del salario medio anual que perciben los hombres, según conclusiones de CCOO Andalucía a tenor de los datos oficiales.
En el año analizado, esta diferencia entre salarios ha vivido un leve aumento en 0,3% al aumentar en mayor proporción el salario percibido por los hombres que el salario percibido por las mujeres. Más concretamente, el salario medio anual de los hombres se sitúa en 16.912 euros (1,8% superior al año anterior), mientras que el de las mujeres en 12.943 euros (1,5% superior a 2016). Los propios técnicos de Hacienda han cifrado esta semana en unos 4.000 euros la brecha salarial entre hombres y mujeres en Andalucía.
3. Asesinatos de género
Del 1 de enero de 2003 a 31 de enero de 2019 se han registrado en Andalucía 196 víctimas mortales por violencia de género, según el último informe del Observatorio de la Violencia de Género, que suma 981 en España. El año pasado se contabilizó una docena de muertes en la comunidad autónoma. Según el último Informe de Magnitudes en Materia de Violencia de Género, elaborado por la Junta de Andalucía, se aprecia una tendencia decreciente en el número de asesinatos de violencia de género, tanto a nivel andaluz como nacional.
Pero los asesinatos de género se siguen dando. Dos de los registrados en este 2019 tuvieron lugar en Andalucía, en concreto en Fuengirola (Málaga) y Dos Hermanas (Sevilla), ambos en enero. La mayor concentración del riesgo de muerte de la víctima en estos años se ha producido en los tramos de edad comprendidos entre los 21 y los 50 años, concrétamente con el 71,4% de concentración en España y el 70,6% en
Andalucía.
4. Segregación de género por carreras
Si bien las mujeres superan a los hombres en educación superior, “los diferentes roles y responsabilidades asignados a mujeres y hombres durante el proceso de socialización, así como su traducción en estereotipos de género, contribuyen a que continúe la segregación en la elección de carreras universitarias”, según señala el informe 'El impacto de la crisis en las desigualdades de género en Andalucía'.
“Los varones andaluces predominan en la rama de Ingeniería y Arquitectura donde representan el 75,5% de los estudiantes matriculados en el curso 2014-2015 y existe cierto equilibrio en la rama de Ciencias donde conforman el 47,89% del total del alumnado”. Por su parte, las mujeres andaluzas constituyen “el 70,1% en la rama
de Ciencias de la Salud –vinculada estrechamente a su rol de cuidadoras- y más del 60% en Ciencias Sociales y Jurídicas así como en Arte y Humanidades“, detalla el informe.
Según argumentan los autores, “persisten pautas anteriores a la crisis que se enraizan en creencias y valores sobre lo masculino y lo femenino y que, al recaer en esencialismos, limitan las opciones de hombres y mujeres para decidir a qué se quieren dedicar profesionalmente, independientemente de su sexo”. Por otra parte, dichas pautas “contribuyen a reproducir y reforzar los estereotipos de género que vinculan a los hombres con capacidades relativas al ingenio y la innovación y a las mujeres con otras asociadas al cuidado”.
5. Los cuidados y la “parcialidad femenina”
Las mujeres andaluzas han accedido en las últimas décadas al mercado de trabajo formal pero “en términos de mayor precariedad respecto a los varones y compatibilizándolo en la mayoría de los casos con trabajos de cuidados domésticos asignados tradicionalmente a las mismas, no remunerados ni valorados socialmente”, según el Observatorio de la Desigualdad de Andalucía.
En 2015, en Andalucía, un tercio de las mujeres empleadas lo estaban con contrato a tiempo parcial mientras que sólo la décima parte de los varones estaban en esta situación. Dicha “parcialidad” femenina “contribuye a reforzar los roles tradicionales de género y puede tener efectos perversos sobre la propia autonomía financiera de las mujeres y la sostenibilidad de nuestros sistemas de bienestar”. El informe cita a los autores Gálvez y Rodríguez-Modroño, que inciden en que el trabajo parcial femenino favorece que las mujeres sigan ocupándose del cuidado de las personas y por ende, que se hagan cargo del trabajo de cuidado extra generado por los recortes sociales de los últimos años.
6. Acceso a la vivienda
Hoy por hoy las mujeres hacen frente a muchas más dificultades que los hombres a la hora de acceder a una vivienda. Ello se debe, principalmente, a problemas de cariz económico, según la 'Guía de género para políticas públicas más transformadoras'. La mayor precariedad de las mujeres en el mercado laboral (más tasa de desempleo, menores salarios, mayor temporalidad, segregación horizontal y vertical, entre otros indicadores) y el mayor trabajo de cuidado no remunerado asumido por las mismas son dos factores que limitan su integración laboral y su independencia económica y residencial.
Además, esta situación se complica aún más cuando la mujer forma un hogar monomarental, es mayor y viuda, víctima de violencia machista, inmigrante, ex presidiaria, prostituta o víctima de explotación sexual, según recoge la activista por la igualdad de género María Monjas en su ensayo 'Tejiendo la Vida frente a los Desahucios'.
7. Una “escasa” coeducación en los colegios
En Andalucía se ha reconocido la educación como un instrumento central para promover la igualdad, dirigiendo el foco a impulsar la coordinación en materia de igualdad en los centros, proyectos de centro relativos a coeducación, formación
en género al profesorado o diseño de materiales curriculares específicos.
Pero, según el informe 'Análisis y valoración de la incidencia de los planes de igualdad y coeducación', elaborado por USTEA, de los datos extraídos en los centros educativos analizados se deduce que “se ha asentado un modelo de coordinación poco activo y participativo, donde la iniciativa a la hora de imaginar o planificar el trabajo coeducativo es escasa”. La incorporación de los contenidos de género en la práctica docente es coyuntural y falta formación específica al profesorado, según se desprende del informe.
8. Profesiones asociadas al cuidado
Según los últimos datos de Eurostat e INE para 2015, las mujeres representan mayor
porcentaje que los varones en los sectores vinculados con la administración pública, la educación, la sanidad, la seguridad social, las actividades artísticas y el empleo en hogares tanto en Andalucía y España como en Europa. Por su parte, la población masculina constituye un mayor porcentaje en la construcción, la industria, la agricultura y el sector de información y comunicaciones.
Del informe 'El impacto de la crisis en las desigualdades de género en Andalucía' se desprende, como ya sucedía con la elección de carrera universitaria, “la fuerza que sigue teniendo la asignación de roles tradicionales y estereotipos de género” en este sentido. “Los hombres suelen desempeñarse en profesiones ligadas en mayor medida con el ingenio y la innovación y las mujeres con aquéllas vinculadas con el cuidado o la atención a necesidades sociales. Igualmente, las mujeres suelen ubicarse en la Administración Pública en tanto que se apoya en mayor medida en sistemas meritocráticos para su acceso y promoción, así como les facilita en mayor medida la conciliación con el trabajo de cuidados que tradicionalmente recae en las mismas”.
9. El alto “techo de cristal”
En el mismo informe se aborda la segregación vertical y el llamado 'techo de cristal', que se vinculan a “las barreras invisibles que las mujeres encuentran en su camino
de promoción profesional en el seno de las organizaciones“. En ese sentido aporta el dato de que, en 2015, según indicadores europeos, las mujeres andaluzas en puestos de gerencia conformaban alrededor de un tercio (28,9%) del total de gerentes en línea con el dato español (31,4%) y el europeo (32,8%). Los datos ”ponen de manifiesto cómo los estereotipos y roles tradicionales de género siguen perjudicando a las mujeres en el desarrollo de su carrera profesional“, dice el informe.
10. Pensiones no contributivas “feminizadas”
Las últimas cifras aportadas en el informe sobre el impacto de la crisis en las desigualdades de género en Andalucía revelan que las pensiones no contributivas, aunque son minoritarias (el 6,4% de todas las pensiones andaluzas) están “claramente feminizadas”. En ese sentido, en 2015, el 67,6% de estas pensiones eran recibidas por mujeres, en línea con los datos españoles.
Las pensiones contributivas, por su parte, se ligan en mayor medida a la jubilación en el caso de los hombres y a la viudedad en las mujeres. En Andalucía, el 72,6% de los hombres con pensiones contributivas contaban con pensiones de jubilación, mientras que esta cifra se situaba en 38,3% en el caso de las mujeres. En relación a las pensiones de viudedad, estas conformaban el 47,2% de las pensiones contributivas de las mujeres andaluzas frente al 4,0% de las de los varones.
Según los autores del informe (la citada Julia Espinosa y Mauricio Matus, doctor en Economía por la Universidad de Málaga y miembro también del GEP&DO), dichos datos revelan el predominio en generaciones anteriores de un modelo familiar apoyado en un varón breadwinner, responsable del ingreso principal, y una mujer caregiver, a cargo del trabajo doméstico y de los cuidados no remunerado que conllevan, entre otras cosas, “un fuerte riesgo de feminización de la pobreza en los grupos poblacionales de mayor edad”.
10. El invisible trabajo de casa
Aunque los datos estadísticos sobre trabajo no remunerado son escasos, los que toma como referencia el informe sobre el impacto de la crisis en Andalucía en cuestiones de género señalan que, en Europa, el 25,2% de las mujeres en situación de inactividad manifiestan como motivo principal las responsabilidades familiares y de cuidado, frente al sólo 3,1% de los varones. En el caso andaluz y superando ligeramente a los datos españoles, la cifra asciende al 40,7% de las mujeres frente al 5,6% de los varones. De las cifras se desprende que “gran parte de las mujeres inactivas dedican su energía al desarrollo de trabajos domésticos no remunerados y escasamente valorados socialmente”. Se esconde, por tanto, dentro de la población inactiva andaluza y española un grupo poblacional clave que se encuentra trabajando en la esfera doméstica y de los cuidados, apunta el informe.