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Cobrar los museos y perdonar a los ricos sus impuestos
Las políticas son fruto de las ideologías y afectan la vida de la gente. Así la Junta andaluza de la triple alianza Pp-Cs-Vox, que se presenta como avanzadilla y faro del posible Gobierno de Pablo Casado, apoyado por Rivera y Abascal, anuncia que se cobrará entrar en los museos, una media de tres euros. Y el disfraz de gestores económicos sensatos no tapa el elitismo clasista de tal medida. Una decisión que aleja la cultura de las capas de población ya más distanciadas.
La consejera andaluza de Cultura y Patrimonio Histórico de Andalucía, Patricia del Pozo (PP), lanza el globo sonda de cobrar, minimiza la cantidad –como cuando Lola Flores decía que cada español pagara una peseta para saldar su deuda con Hacienda-, plantea que habrá ciertas horas y días de gratuidad y que lo ingresado irá a mantenimiento. Para, a la mañana siguiente, poner sobre la mesa que si “sólo el 50% de los 4,4 millones de personas” que han visitado museos pagan, recaudarán siete millones de euros.
“Es que mantener la grandiosidad, ¡bendita grandiosidad!, de patrimonio requieren no uno, sino tres presupuestos autonómicos”, exclama en la SER (02.47) con vehemencia tan jacarandosa que lleva a dudar.
Pero, de un lado, ¿no es mejor informar del coste real de mantener el patrimonio que dar esa horquilla de “dos o tres presupuestos”?
¿Cómo encaja querer cobrar a los dueños del patrimonio, a los ciudadanos, pero oponerse a la tasa turística?
Y, sobre todo, ¿no es más justo no quitar el impuesto de patrimonio y sucesiones a la ciudadanía que hereda más dinero de generación en generación que cobrar el mantenimiento de monumentos por igual a forrados y parados? Pues la “bajada masiva de impuestos” (a los privilegiados) que Juan Manuel Moreno prometió en la campaña autonómica la propugna Casado ante las generales del 10-N.
Invertir para que la gente sienta que la cultura alimenta
Oigo a analistas y opinadores preguntarse “¿Quién dejará de ir por tres euros?”, dando por sentada la cutrez y yo me cuestiono si se es consciente del gueto de clase media burguesa. A ver, que junto al 14 por ciento de parados (que sube a 32 por ciento entre menores de 25 años), España es el tercer país de Europa en trabajadores pobres. En los barrios donde el pan de los hijos no está garantizado, no van a echar cuentas de qué días los museos son gratis. Es más, hay que invertir para que la gente sienta que la cultura también alimenta.
Abrir y cerrar los museos, pagar al personal, mantenerlos cuesta dinero, sí. Como los colegios. Pero el coste de educación y cultura no es gasto, sino inversión. Una que devuelve enormes beneficios. Económicos, como tiene claro Francia. Locomotora europea junto a Alemania, ¿verdad? Pues en materia cultural, hasta con la presidencia del neoliberal Macron y su gobierno de En Marche han aprobado dar 500 euros, a quienes cumplan 18 años, a través de una aplicación que garantiza que el dinero se destina a fines culturales: cine, teatro, libros, cursos o suscripciones ‘online’. Pagar a los ciudadanos para que gasten en cultura. ¡Qué locos estos galos!, como dirían los romanos en Asterix. Sólo que si la industria cultural francesa es puntera mundial y clave en su solidez económica no por azar.
Las empresas culturales, en todas partes, tienen comprobado que el arte hay que acercarlo al público, ponerlo al paso, dar facilidades. Por eso hasta las galerías destinadas a compradores, a coleccionistas, bajan barreras, no las alzan. De ahí Apertura 2019 este septiembre. “Abrimos las puertas para que entre todo el mundo, sobre todo quien no tiene costumbre de visitarnos”, explica Sabrina Amrani, presidenta de la asociación Arte_Madrid. Y esto es iniciativa privada, el Estado debe buscar no sólo el interés crematístico, sino social.
Alejar de la cultura genera acríticos y abstencionismo
¿Por qué es importante la cultura? ¿Qué necesidades colma? ¿Qué insatisfacciones y anhelos evidencia? ¿Qué sentido tiene y ofrece? Un cuadro, libro, visita arqueológica, concierto… Si fuera un mero adorno, censurar y destruir bibliotecas y museos no estaría entre las primeras acciones de todo dictador.
¿O, de fondo, es que la apuesta estratégica de esta Junta de Andalucía es crear ciudadanos sumisos, acríticos, nada creativos que en lo político formen una masa abstencionista creciente mientras la minoría elitista, ella sí, se deja ver en óperas y museos, y en los cócteles de entreacto maniobra según sus intereses para seguir ampliando la desigualdad entre su estirpe de herederos y la masa abocada a competir por el trabajo con robots, alienada?
La política es ideología, sí. Por más que hayamos crecido, estos 30 años con el mantra de la muerte de las ideologías. Y que hasta el 15-M y luego Podemos –no sé si por estrategia o convencido- defendieran que el paradigma derecha-izquierda estaba superado regía el arriba-abajo.
Prueba de contraste: mientras dice que es imprescindible cobrar los museos, esta Junta sube 1,5 millones de euros el gasto en vigilar los centros de migrantes menores de edad, pese al dato cierto de que la delincuencia en ellos es del 0.54 por ciento.