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La Fiscalía de Málaga se querella contra el artista francés anónimo que coloca mosaicos de los 'Space Invaders' por todo el mundo

Obra de Invader, sobre una de las fachadas del Palacio Episcopal de Málaga | N.C.

Néstor Cenizo

Europa Press —

Hace casi un año, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga contrató a Invader para una exposición que debía celebrarse en 2018. El artista urbano francés, que lleva años protegiendo celosamente su identidad, aprovechó la contratación para generar expectativas, acercarse a Málaga y decorarla con 29 mosaicos que esparció por distintos lugares. Hoy, algunos de esos mosaicos le han costado una querella a él y Fernando Francés, director del Centro de Arte Contamporáneo (CAC), por un presunto delito contra el patrimonio histórico. Más aún: la querella pretende que el juez autorice a investigar quién se esconde tras el seudónimo de Invader.

La querella, a la que tuvo acceso Europa Press, la ha interpuesto la Fiscalía de Medio Ambiente. El motivo es que entre los lugares en los que Invader plantó sus mosaicos había varios Bienes de Interés Cultural, protegidos frente a cualquier alteración. Uno de ellos es el Palacio Episcopal, en una de cuyas fachadas laterales (esquina Santa María con Molina Lario), entre cables y una caja de electricidad, puede verse todavía una folclórica con traje rojo. Otro es el Palacio de Salinas, donde Invader dejó su huella con un pulpo. Todas sus obras reproducen imágenes en un formato que imita la estética de los antiguos vídeojuegos de 8 bits.

Primero fue el Obispado, que se quejó de que no había sido informado de la presencia de una folclórica de videojuego en una pared de su palacio. “No es el lugar apropiado para ello”, dijo. Poco después la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía abrió un expediente y encontró que el artista había colocado 15 de sus 29 mosaicos en el centro histórico, reconocido íntegramente como conjunto protegido.

Excepciones “justificadas y justificables”

La Policía Local también emitió un informe en el que avanzaba la posible comisión de un delito de daños y resaltaba que si el artista había venido a Málaga a dejar su impronta es porque había sido contratado por los responsables del CAC. Cuando estalló la polémica, Fernando Francés, director del CAC, se desmarcó de la intervención de Invader, pero defendió la riqueza que crea el arte urbano, pidió adaptar las leyes y justificó la existencia de excepciones “justificadas y justificables”. Una portavoz de CAC responde que ni el centro ni su director valoran la querella “por el momento”.

Los mosaicos aparecieron a lo largo de las dos últimas semanas de mayo de 2017. Ya en junio, la Delegación pidió al Ayuntamiento que retirase las 15 obras, pero siete meses después, allí sigue la folclórica, casi haciendo juego con los trajes de la tienda de souvenirs que tiene en frente.

La Ley de Patrimonio Histórico Andaluz, además de obligar a la restitución del BIC alterado, contempla sanciones por los daños y perjuicios causados. Las sanciones van de los 100.000 al millón de euros en función de la gravedad del daño. A esas posibles sanciones administrativas, a imponer en su caso por la Junta de Andalucía, se suma ahora la apertura de una investigación penal, si el juzgado admite la querella de la Fiscalía.

Pero en este caso, todo es algo más complejo. Primero, porque Invader es anónimo, de modo que antes de imponerle una sanción, en su caso, habrá que desenmascararlo. Eso es lo que pide la Fiscalía al juez: que autorice al Seprona a investigar quién es Invader. En segundo lugar, porque el obligado en primer término a reparar el daño (en este caso, retirando los mosaicos) es el propio Invader, de momento desconocido. Por último, es posible que la mera operación física de retirar los mosaicos sea muy compleja, porque el artista francés suele utilizar un cemento especial para dificultar el pillaje y el vandalismo contra sus obras, muy cotizadas.

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