Una trabajadora denuncia a la Delegación de Turismo de Granada por haber sido despedida por “afiliarse al sindicato”
Vanesa quiere volver a trabajar. Lleva sin poder hacerlo desde el pasado mes de noviembre, cuando fue despedida de su puesto en la Delegación de Turismo de Granada. La mujer de 37 años sostiene que la Junta de Andalucía está ignorando el convenio que obliga a que ella siga trabajando como limpiadora para esta institución y cree que ha sido despedida por ser sindicalista en el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Por ese motivo, ha demandado al Gobierno autonómico.
Trabajadora de la limpieza de la Delegación de Turismo de Granada desde 2009, la mujer argumenta que ha prestado sus servicios para todas las empresas con las que ha trabajado la Junta desde entonces. En ninguno de los cambios ha sido despedida y su contrato siempre ha sido subrogado, hasta ahora. Justo cuando la Delegación ha cambiado de sede y con ello ha puesto final al contrato de limpieza que mantenía con Rydalca, la empresa que tenía contratada a Vanesa. Ahora, la entidad que limpia la nueva ubicación de la Delegación es Verdiblanca y ésta no ha asumido el contrato de la trabajadora.
Se produce así una situación laboral compleja. La nueva empresa que presta los servicios de limpieza no ha contratado a Vanesa, la antigua la ha despedido sin esperar a que fuese subrogada y finalmente la Delegación de Turismo no está velando por los intereses de la trabajadora como dice el convenio.
De acuerdo con el relato de la trabajadora, existe un convenio colectivo que la ampara. Concretamente, el de la Limpieza de Granada y provincia cuyo artículo 28 indica expresamente que Vanesa cumple las condiciones para ser subrogada. Es decir, que Verdiblanca debía contar con la empleada entre sus filas, algo que no está sucediendo desde que el pasado 31 de octubre fuese despedida.
Sindicalista
Tanto Vanesa como el SAT, al que pertenece, están convencidos de que su despido se debe a su labor sindical. La trabajadora ha sido siempre una de las empleadas más activas en cuanto a la defensa de sus condiciones laborales y, hace ahora un año, decidió afiliarse al SAT. Un hecho que resulta clave en esta historia para la parte que denuncia lo sucedido. Creen que de no haberse afiliado, hoy por hoy seguiría trabajando en la Delegación de Turismo en la nueva empresa adjudicataria del contrato de limpieza.
Además, a la precaria situación laboral de Vanesa, se le suma que padece una enfermedad rara que no le impide trabajar, pero que sí empeora sensiblemente cuando sufre episodios de estrés como el que vive actualmente. De hecho, cuando empezó a escuchar rumores de que podría no continuar trabajando, la mujer sufrió un síncope que la obligó a permanecer cinco días ingresada en el Hospital Ruiz de Alda de Granada. Aquel síncope, según ha podido comprobar este medio, ha provocado que Vanesa haya tenido que ser operada del corazón debido a que su enfermedad le afecta directamente al mismo. Motivo por el que tiene una baja de media duración.
La culpa, “de Turismo”
Pese a que la trabajadora ha denunciado tanto a la empresa saliente como a la nueva, así como a la Consejería de Turismo de la Junta, de la que es dependiente la Delegación, desde el SAT tienen claro que la culpa del despido recae sobre el delegado de Turismo en Granada, Gustavo Adolfo Rodríguez (Ciudadanos). Le acusan de no estar haciendo su trabajo para que la nueva empresa de la limpieza cuente con la trabajadora. “El delegado sabía que había que subrogarla y no lo ha hecho”, explican fuentes del SAT. “La Delegación no le ha presupuestado a Verdiblanca el contrato de Vanesa y por eso se niegan a contratarla”, añaden.
El delegado matiza que “he intentado hacer todo lo que está en mis manos para que vuelva a trabajar, pero yo no puedo hacer más”. Gustavo Adolfo Rodríguez asegura que “el asunto depende de la empresa que la tiene que contratar, y ahí la Delegación no tiene nada que hacer porque se trata de un entidad privada que puede contratar a quien quiera”. Matiza que pese a que “he atendido las quejas del SAT y de la trabajadora, sigo a su disposición”.
Las dos empresas
Sin embargo, sus palabras chocan con las versiones de las otras dos partes implicadas. Por un lado Rydalca, la empresa saliente, que deja claro que “nosotros enviamos toda la documentación de Vanesa para que la subrogaran” al tiempo que niegan que la hayan despedido por ser sindicalista: “nosotros no teníamos ni idea”. Por contra, Verdiblanca, la entidad que debería estar empleando ahora mismo a la trabajadora, se escuda en que “nosotros no podemos contratarla porque antes tiene que solucionar su situación laboral con la anterior empresa”. Sin embargo, se muestran dispuestos a reubicar a Vanesa “cuando esta resuelva su problema contractual con Rydalca”.
Una cuestión, esta última, que sorprende a la propia Rydalca: “Nosotros no tenemos ningún problema con Vanesa, la relación laboral terminó cuando acabó nuestra relación con la Delegación de Turismo”. No obstante, esta entidad debía reubicarla en otro puesto hasta que Verdiblanca no la subrogue, según señalan desde el SAT. Por ello, la pelota está en el tejado de la Delegación de Turismo por no estar obligando a que Rydalca la readmita y por no haber presupuestado el contrato de Vanesa con Verdiblanca. Si ninguna de las dos cosas sucede, la solución llegará cuando el juez se pronuncie en la demanda que la trabajadora ha interpuesto por lo que considera un despido injustificado.
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