Así cayó 'Dinamita', el asesino en serie sospechoso ahora de matar a un joven malagueño en 2022
Una tarde de agosto de hace casi dos años David salió a caminar por Los Montes de Málaga. Tenía 21 años, y era un estudiante universitario aficionado al senderismo sin problemas conocidos con nadie. Pero aquel día topó con un extraño de perfil bien distinto. Tras ofrecer agua al desconocido, escribió un mensaje a su padre y otro a un grupo de amigos, avisando que se había encontrado con un señor mayor con escopeta.
Nadie volvió a saber de él. A la mañana siguiente, lo encontraron sin vida. Le habían disparado por la espalda con una escopeta de postas y lo habían rematado a bocajarro con un cartucho de perdigones. El presunto asesino fue detenido el pasado jueves en un bar de Valdebótoa, una pedanía de Badajoz, a 500 kilómetros de distancia. Recorría la Península sin una base fija.
El hombre, José Jurado Montilla, de 62 años, es un viejo conocido, aunque haya pasado mucho tiempo de sus primeros crímenes: carga con al menos cuatro muertes más (un hombre al que mató de un disparo en Almogía en 1985, dos turistas asesinados en El Chorro en 1987 y el exchófer de Juanito Valderrama, cuyo cadáver carbonizado se halló en 1987 en Campanillas), y la Policía trata ahora de averiguar su relación con la desaparición de una mujer el pasado verano, según adelantó Sur.
Jurado, que niega ser el autor de la muerte de David, está ya en prisión provisional, comunicada y sin fianza, investigado por el Juzgado de Instrucción 9 de Málaga por un delito de asesinato.
Hallado en un lugar inaccesible
Dinamita no era un cualquiera, pero su identificación ha supuesto un trabajo “arduo y complejo”, según ha subrayado este lunes Javier Salas, subdelegado del Gobierno, que ha acompañado a los investigadores y a la plana mayor de la Policía Nacional en Málaga para detallar cómo se identificó al presunto autor de un asesinato cometido en un paraje inaccesible, sin testigos ni imágenes y sin dejar apenas rastro.
Todo comenzó el 29 de agosto de 2022, cuando David se acercó, como era su costumbre, a una finca familiar cercana al río Guadalmedina a la altura de Los Montes. Sin embargo, aquel día dejó de dar noticias y, extrañados por su ausencia, los padres de David llamaron a la Policía, que en la primera tarde poco pudo hacer para encontrarlo.
No pasarían muchas horas hasta que apareciera el cuerpo, a las 8:40 de la mañana, en el paraje Los Ciegos, en un lugar casi inaccesible. “No es una zona de senderismo ni de fácil acceso, porque muchos caminos tienen barreras. Si no lo conoces no llegas”, ilustra Rafaela Polo, inspectora jefa del Grupo de Homicidios.
Comenzó entonces la tarea de dar con el autor de los disparos que acabaron con la vida del joven, pero no había mucho de dónde tirar: ni vecinos, ni testigos, ni siquiera el recurso habitual de las antenas de telefonía, porque aquí dan una cobertura amplísima y el crimen se había cometido en plena operación retorno y cerca de la autovía: imposible individualizar un teléfono.
Un árbol genealógico para dar con el sospechoso
Sí había una pista: David había enviado un par de mensajes, y se había referido a un “señor mayor” con escopeta, aparentemente cazador. Pero tampoco los interrogatorios a los cazadores dieron resultados.
Sin embargo, la Policía Científica había recogido una gran cantidad de vestigios en la escena del crimen. Más de 60. Esa fue la clave: tras descartar los demás, los investigadores se centraron en una pestaña hallada en la cremallera de la mochila del joven, con la ayuda del laboratorio de la Policía Científica en Granada y la implicación casi personal de alguna de sus investigadoras.
A partir de un estudio de amplificación génica de la muestra, estrecharon el cerco. El “dueño” de la pestaña y presunto autor del asesinato no estaba en su base de datos de material genético, a pesar de sus siniestros antecedentes, pero la muestra sí casaba con la de un familiar que se estaba registrado por otros antecedentes. “Era un varón y relacionado con la vía paterna. Había que seguir esa rama familiar”, explica Polo.
Así, los investigadores llegaron a 1949, tirando de Registro Civil y hasta de partidas de bautismoEn el camino se toparon con unos apellidos con el orden alterado, pero acabaron poniendo un nombre al sospechoso. Habían trazado un árbol genealógico para dar con el presunto asesino: José Jurado Montilla, alias Dinamita, condenado en 1989 por cuatro homicidios prácticamente consecutivos y puesto en libertad después de cumplir 28 años en prisión.
Desde entonces, se había actualizado: era un activo usuario de las redes sociales, y aficionado a publicar vídeos en Tik Tok, donde cuenta sus seguidores por miles. Por eso, una vez identificado, no era difícil seguirlo en sus viajes por España: sus últimos vídeos los publicó desde el hotel de Badajoz en el que se hospedó y desde el bar en el que fue detenido.
En las imágenes facilitadas por la Policía se le observa tranquilo cuando lo rodean cuatro agentes. No era su primera vez esposado: los investigadores creen que el hombre que mató a cuatro personas hace 30 años es, también, el asesino de David.
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