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“Los partos no acompañados tienen más complicaciones”

La pediatra María Teresa Hernández Aguilar.

Ana Sánchez Borroy

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Sólo unos días después de que el Hospital Clínico de Zaragoza y la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal organizaran el V Simposio sobre Salud Mental Perinatal, este mismo hospital anunció que dejaba de permitir a las mujeres estar acompañadas durante el periodo de dilatación previo al parto. La encargada de abrir el Simposio había sido la pediatra María Teresa Hernández Aguilar (Zaragoza), que forma parte de la Iniciativa para la humanización de la asistencia al nacimiento y la lactancia (INAH). Finalmente, el Hospital Clínico ha dado marcha atrás.

¿Cómo está afectando la pandemia a los nacimientos y a la lactancia? ¿Qué es lo que más le preocupa?

Debemos tener en cuenta que, dentro de la población general, el grupo de mujeres jóvenes no es de los más afectados por la pandemia, tampoco el de las embarazadas. Es verdad que justo el periodo cercano al parto es el momento más preocupante para que enferme una embarazada, porque en ese momento el cuerpo de la mujer está en una situación en la que una infección respiratoria no es precisamente deseable. Por otra parte, las alteraciones de la coagulación de la sangre que este virus también es proclive a producir también pueden ser complicaciones importantes para una mujer en el periodo perinatal: antes, durante el parto y en el post parto. En cualquier caso, si las mujeres o los lactantes pasan el coronavirus, la mayoría de las veces ha pasado desapercibido. Entonces, bajo mi punto de vista, lo que principalmente está afectando a las mujeres embarazadas son los cambios en la atención sanitaria. En los primeros momentos de la pandemia, cuando estábamos en una situación equiparable a un desastre natural inesperado, a una situación casi de guerra, como se ha dicho en algunos ambientes, cuando no había material, no se sabía cómo podía afectar la enfermedad... se pueden entender algunas de las medidas que se tomaron en algunos sitios. Pero, poco a poco, enseguida se ha visto que esa medida de separación de la mujer durante la dilatación, de no permitirle tener un acompañante, de no permitirlo tampoco durante el parto... no hay ninguna justificación desde el punto de vista científico para separar a las madres de sus recién nacidos, de sus parejas o acompañantes. Eso sí está demostrado que es un perjuicio para la salud física y mental de las mujeres, las familias y los recién nacidos.

¿Qué perjuicios provoca para la mujer no estar acompañada durante su parto?

Por un lado, afecta a su situación de estrés, con lo que tiene consecuencias en su salud mental que puede, en un futuro, sobre todo si es más susceptible, dar lugar a problemas de ansiedad o incluso de estrés post traumático. Por otra parte, lo que está claro es que los partos van peor. Una mujer que no se encuentra acompañada puede tener un parto más largo, más complicado, puede necesitar una instrumentalización, incluso acabar en cesárea... Los partos no acompañados tienen más complicaciones; eso está demostrado en los estudios.

¿Y qué perjuicios provoca la separación de la madre del bebé?

Puede provocar graves daños en la salud mental de la madre y, desde luego, en la salud mental y física del recién nacido. Empezando por lo físico, que parece más fácil de comprender, cuando el bebé nace y está con su madre, piel con piel, se impregna de la flora bacteriana de su madre. Esa flora le protege de otros gérmenes que pueda haber en el ambiente, con lo que hay menos riesgo de enfermedades infecciosas. En el caso del coronavirus, se han descrito poquísimos casos de transmisión de la madre al recién nacido y, desde luego, poquísimos casos graves. Además, en los pocos casos que hay descritos no está claro que haya sido por transmisión materna. Pero sí hay un estudio ya que demuestra cómo bebés que fueron separados de sus madres al nacer fueron contagiados de coronavirus por los profesionales que les estaban cuidando. Es un estudio publicado en China. Por otra parte, para la salud mental de la madre y el bebé, el contacto piel con piel está muy relacionado con la vinculación madre-hijo y esa vinculación tiene repercusiones en su salud mental inmediata y en etapas futuras, en cuanto a que favorece los cuidados maternales: la madre se encuentre más cómoda, más a gusto, con más ganas de cuidar a su bebé, de reconocerlo como propio… Luego, nos encontraríamos con las dificultades de la lactancia: en estudios recientes se ha demostrado que hasta un 60% de las mujeres que fueron separadas de sus bebés no consiguieron dar de mamar, a pesar de que quisieron hacerlo. Otras tuvieron muchas más dificultades para dar de mamar que aquellas que no habían sido separadas y que se les había permitido que la primera toma de pecho se produjera en la primera hora de vida del bebé, que es lo que se recomienda como estándar de calidad tras el nacimiento.

Entonces, ¿no hay ninguna justificación para esas decisiones de no permitir el contacto entre la madre y su acompañante o su bebé?

Supongo que la justificación es que, debido al alto número de casos de enfermedad por coronavirus, se intenta disminuir el número de personas en el hospital. Sin embargo, hay autoridades científicas y sanitarias a nivel europeo y en la Organización Mundial de la Salud que dicen que todas las mujeres tienen derecho a tener un acompañante durante la dilatación y el parto, a hacer piel con piel con su bebé, a ofrecerle el pecho en la primera hora de vida y a tener apoyo para el establecimiento de la lactancia, sean covid negativo o positivo. Lo que se recomienda en este momento es poner en marcha las medidas y recursos que sean necesarios para, intentando prevenir del contagio a los profesionales y a los pacientes que estén en el hospital, mantener estos derechos. Si es necesario, se pueden hacer PCR a los acompañantes o exigir que se guarden las medidas de precaución. Hay que poner en marcha las medidas de precaución que se deban, pero no a costa de separar las familias. Los perjuicios están demostrados y, sin embargo, no hay nada que avale separar las familias en un momento tan importante para la salud física y mental.

¿Le preocupa también que el coronavirus complique el apoyo a las madres que quieran apostar por la lactancia materna?

En toda la geografía española, los grupos de apoyo a la lactancia se están organizando de diferentes maneras. En general, en estos momentos, en muchos sitios se están haciendo reuniones virtuales, de cuatro o seis personas, con alguna asesora de lactancia o alguna persona más experta y comparten sus experiencias, sus problemas y se dan el apoyo que necesitan. No debería haber problema tampoco para una atención médica, de una enfermera o de una matrona o de una consejera de lactancia, que deberían ser figuras a incorporar en el sistema sanitario español. En cualquier caso, si una persona necesita una atención personalizada, con las debidas medidas de precaución, hay que darla. Lo que hay que entender es que el apoyo a la lactancia también es necesario en épocas de crisis, porque es salud para el recién nacido y para la propia mujer. El número de meses que una mujer amamanta en su vida está en relación con la disminución de riesgo de cáncer de mama o de útero; frente al cáncer de mama, es uno de los factores protectores de mayor eficacia, reconocido por las autoridades en oncología. Por tanto, deberíamos empezar a entender que efectivamente estamos en una situación de alarma, en la que debemos tener precauciones frente al contagio con una enfermedad que puede tener consecuencias muy graves, pero la lactancia materna hay que protegerla porque que una mujer no pueda amamantar, si ese es su deseo, es robarle unas oportunidades de salud a ella y a su hijo. Por otra parte, sabemos que el virus no se transmite por la lactancia materna. Los casos de transmisión por hacer contacto piel con piel o por estar en la misma habituación son escasísimos. Las familias necesitan una información adecuada y, con esta información, poder decidir. Pero los consejos hoy en día de las autoridades sanitarias mundiales son no separar a las mujeres de sus acompañantes durante el parto. En ese sentido, la INAH de España, la Iniciativa para la humanización de la asistencia al nacimiento y la lactancia, siguiendo las recomendaciones de la OMS y de Unicef, recomienda no separar, mantener el contacto piel con piel y la primera toma en la primera hora. No se puede decir que estamos humanizando cuando damos a las mujeres Ipads para que vean a los bebés en el nido. De lo que se trata es de que las madres tienen derecho a estar con sus hijos y los hijos, con sus madres. Y las madres y los padres no pueden ser considerados visitas en los hospitales: no son visitas, deben ser los cuidadores principales en el periodo perinatal.

¿Teme que esta situación provoque un retroceso en cuando al número de mujeres que optan por amamantar a sus bebés de forma natural?

Imaginamos que se verá dentro de años porque, por desgracia, en España las autoridades sanitarias tienen tan poco interés por la lactancia que las estadísticas son más bien parcas. Lo cierto es que, por un lado, nos encontramos con que muchas mujeres, pasadas las primeras semanas de incertidumbre, están muy informadas y saben que amamantar a sus hijos puede evitarles infecciones y disminuirles el riesgo de enfermar. Es verdad que no se ha demostrado que el amamantamiento disminuya el riesgo de enfermar por coronavirus, pero sí se sabe que la leche materna tiene anticuerpos contra otros coronavirus conocidos previamente y está claro que disminuye el riesgo de enfermar o ser hospitalizado por muchas otras cosas. En estos momentos, estar sano es muy importante. Cuando los hospitales están saturados, enfermar es un problema, aunque no sea por coronavirus. Muchas mujeres lo saben y estamos viendo que muchas más mujeres quieren luchar por su lactancia, exigen que se les ayude cuando tienen dificultades, no quieren abandonar y muchas quieren amamantar. Pero qué duda cabe que cuando se ponen muchas barreras en el momento del nacimiento, las mujeres lo tienen más complicado. Muchas veces el abandono de la lactancia es en contra de la voluntad de la madre porque no puede con las dificultades, porque no es capaz de amamantar. Esas mujeres que han sido separadas de sus hijos al nacer se van a ver sometidas a más presión desde sí mimas, porque cuando la mujer quiere amamantar se siente mal, se siente mala madre por no haber podido hacerlo. No es, por supuesto, una mala madre. No es mejor una madre que amamanta que otra que no lo hace, pero las mujeres tienen derecho a que sean respetados y apoyados sus deseos si, encima, van a beneficiar su salud, la de sus hijos y en realidad la de toda la sociedad.

¿Qué la parece la decisión de separar a la madre de sus acompañantes en otras etapas del embarazo, por ejemplo, las ecografías?

Cuando las personas estamos vulnerables, lo ideal es estar acompañados, pero quiero pensar que en los hospitales donde se hacen las ecografías, imagino que, si tienen la posibilidad, sí dejaran a la mujer ir acompañada. Creo que no es una situación tan delicada como en el momento del parto y sí es importante valorar las medidas adecuadas de protección. Esto es lo mismo que cuando una persona con cáncer va a una revisión: probablemente se siente más protegida si va acompañada de su familia o de la persona que ella desea. Las medidas de humanización no deben de perderse, aunque estemos en una etapa de pandemia. También hay que pedir que todos seamos responsables y que entendamos la situación de sobrecarga, de saturación, de altísima presión a la que está sometido todo el sistema sanitario. Es una situación que es compleja, tenemos que poner todos de nuestra parte.

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