Las Palmas defiende su fortín con uñas y dientes

Varios jugadores celebran el gol conseguido por Kevin Prince-Boateng.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

La dinámica cruzada de ambos equipos marcaba el encuentro de la jornada 10 en El Estadio de Gran Canaria. Los de Setién afrontaban la peor racha desde que el cántabro se sentara en el banquillo amarillo (cinco partidos seguidos sin ganar), mientras que los celestes, con Iago Aspas en estado de gracia, venían de lograr cuatro triunfos en cinco encuentros.

Ambos técnicos auguraban un buen encuentro de fútbol, dado el trato de balón que han demostrado sus equipos, pero en el Estadio de Gran Canaria se vieron varios partidos en 90 minutos.

Wass, con una falta desde la frontal del área forzada por Iago Aspas, dispara a media altura por el hueco de la barrera que dejaba un compañero. El balón, directo al centro de la portería, sorprende a Raúl Lizoain, quien trata de cubrir en exceso su palo, y Las Palmas encaja el primero cuando a penas había empezado a desplegar su juego.

Aunque desprevenida, Las Palmas se rehizo y siguió fiel a su juego, dominando la posesión pero sin encontrar el camino hacia la portería de Sergio Álvarez. En el minuto 12 la afición silbaba la actuación arbitral sufrida por el equipo (es el más tarjeteado de las grandes Ligas europeas y el que menos faltas comete) y los Ultranacientes sacaban la pañolada negra.

La ilusión duraría 10 minutos, hasta que Iago Aspas superaba a Liazoain de vaselina, escorado en la línea de fuera de la portería, en una jugada donde el guardameta amarillo podría haber hecho mucho más.

Al igual que hizo contra el Barcelona (al que le metió tres goles en 11 minutos) y frente al Deportivo de La Coruña (tres goles en 23 minutos), el Celta asestaría otro golpe cuando el rival ni siquiera se había recuperado del anterior.

Aspas, una pesadilla para los amarillos, encara sólo a Lizoain en una contra y vuelve a superarlo por alto para poner el 0 a 3 ante el silencio y estupefacción del Estadio de Gran Canaria.

El Celta de Vigo, sintiendo que el trabajo ya estaba hecho, se replegaba atrás y dejaba a Las Palmas el dominio del balón, que seguía manteniéndolo sin saber muy bien qué hacer con él.

Orellana se retiraba en el '33, lesionado, y entraba Macerlo Díaz y Las Palmas empezaba a creérselo con llegadas al área contraria, pero sin mayor peligro para Sergio Álvarez.

La fe llegaría desde la defensa. Hasta dos ocasiones tuvo David García de abrir el marcador para los suyos e infundir esperanza, pero sería Pedro Bigas, en el '49, quien de cabeza, a centro de Viera, superaría al guardameta vigués para hacer el 1 a 3.

La afición, aunque cauta, comenzaba a tener algo a lo que agarrarse. Setién vio el momento de dar salida a Livaja por Vicente Gómez y el delantero, en la primera que tuvo, provocó un penalti que supuso la expulsión de Sergi Gómez por doble amarilla.

Jonathan Viera, como un año antes frente al mismo equipo y en el mismo escenario, marcaba el segundo y la locura se apoderaba de las 21.124 almas del coliseo amarillo. Sin dar tiempo casi a festejar, cinco minutos después ('66) Macedo centraba a Prince para que pusiera el empate a puerta vacía.

El recinto de 7 Palmas vibraba en un partido totalmente diferente al de la primera parte. El Celta, como Las Palmas en la primera mitad, se encontraba desconcertado y ni sabía de dónde le venían los golpes, pero con el empate consiguió rehacerse desde atrás para frenar las llegadas amarillas.

Momo y Mateo García fueron los elegidos por el técnico para terminar de rematar al Celta, pero, en cambio, sucedió todo lo contrario en un encuentro que ya había demostrado no tener ningún guión. En el '90 Macerlo Díaz estrellaba un balón al larguero tras una mala salida de Lizoain.

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