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Espacio de opinión de Canarias Ahora

Acción política y movilización para transformar Canarias

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Este año 2025 recién estrenado presenta numerosos retos en el ámbito canario, estatal, europeo y mundial. Lo hace en medio de la continuidad de la guerra en Ucrania y del prolongado genocidio israelí en Gaza, de la enorme preocupación que genera el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, de los periódicos golpes brutales del irracional terrorismo -como ha ocurrido estas navidades en Magdeburgo (Alemania) y en Nueva Orleans (Estados Unidos-, y de los efectos cada vez más visibles y duros de la Crisis Climática. Y, sin embargo, a pesar de ese entorno muy poco alentador, resulta imprescindible plantear horizontes transformadores, de esperanza, de objetivos alcanzables a corto, medio y largo plazo que posibiliten una vida mejor para los seres humanos y una mayor protección del planeta en que habitamos.

Antes de su investidura, que tendrá lugar el próximo 20 de enero, el electo presidente Trump ya está calentando el ambiente con propuestas de lo más variopintas: compra de Groenlandia a Dinamarca, control absoluto sobre el canal de Panamá, incorporar Canadá a los Estados Unidos o deportaciones masivas de inmigrantes, así como potenciar y privilegiar los combustibles fósiles frente a las energías renovables o el establecimiento de más aranceles…El imperio se rearma, contrataca y trata de expandirse, al tiempo que exige a sus aliados europeos que financien más generosamente la OTAN.

Su presidencia supondrá, además, un significativo apoyo a las formaciones de extrema derecha, que ya ocupan espacios en distintos gobiernos de la Unión Europea. Lo que supone una pésima noticia para el estado social, para los derechos de las mujeres, para las personas migrantes y para la lucha contra la Crisis Climática.

El fortalecimiento de los valores democráticos y de las libertades frente a las amenazas de la extrema derecha debe ser uno de los objetivos para el año que empieza. No se puede dar ni un paso atrás en los avances en igualdad entre mujeres y hombres, tan duramente conquistados. No se puede ofrecer ni una concesión a los discursos y prácticas racistas, xenófobas, homófobas, de odio. Una batalla política y cultural que también atañe a la Crisis Climática, la que el negacionismo ultra banaliza poniendo aún más en riesgo a un planeta que se la juega.

Una batalla en la que es esencial continuar poniendo en primer plano el valor del estado en la vida de la colectividad. Como proveedor de servicios públicos y de infraestructuras de todo tipo. Lo vimos en la pandemia de la Covid 19, protegiendo a la ciudanía y a las empresas y facilitando, con grandes inversiones, una rápida recuperación económica y social. Lo visualizamos también en su tarea frente a los desastres naturales y la Crisis Climática, en la seguridad entendida en un sentido integral. La extrema derecha quiere acabar con el estado y lo que este significa: educación, sanidad, cuidados a nuestros mayores, pensiones, protección de los más vulnerables… Hay que impedírselo.

Canarias más sostenible

En 2025 y en los próximos años Canarias debe tomar decisiones que le hagan una comunidad más fuerte, más sostenible, más equilibrada y más solidaria. Los buenos datos económicos deben posibilitar ir edificando una sociedad que acabe con los actuales y escandalosos niveles de pobreza y desigualdad, con los bajos salarios. No estamos condenados a ser la cola de todo lo bueno y la cabeza de todo lo malo. Las realidades económicas y sociales no se modifican en un día, pero los imprescindibles cambios pueden hacerse progresivamente si hay auténtica voluntad de hacerlo, si vencemos al conformismo y al conservadurismo.

Así sucede con respecto al sector turístico. Es manifiestamente mejorable. Haciéndolo cada vez más sostenible, económica y socialmente. Modulando su crecimiento, con una moratoria insularizada. Introduciendo una tasa que permita disponer de fondos suficientes para la rehabilitación de las infraestructuras públicas, la preservación de los recursos naturales, el mantenimiento del paisaje agrario y al medio rural y marino, la recuperación y rehabilitación del patrimonio histórico y cultural o el impulso de proyectos de investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica que contribuyan a la lucha contra el cambio climático o relacionados con el ámbito turístico. Es razonable. Es posible.

Infraestructuras y servicios públicos

Debemos continuar modernizando las infraestructuras -puertos, aeropuertos, telecomunicaciones…- y desarrollar los trenes en el marco de una movilidad sostenible. Y mejorar los servicios públicos. La educación, clave para formar personas con valores democráticos y preparadas para dar el salto al mundo laboral. Obligada prioridad de una sociedad que quiera superar sus carencias formativas y afrontar un futuro con mayores expectativas para su ciudadanía. Cumplir con la Ley Canaria de Educación en sus aspectos financieros (el 5%) del PIB o apoyar a nuestras dos universidades públicas es comprometerse con los canarios de hoy y de mañana.

También la sanidad, con más planificación y mejor gestión, reduciendo las listas de espera, afrontando los retos de una sociedad que envejece o asignaturas demasiado tiempo no abordadas, como la salud mental. O las políticas de cuidados a las personas dependientes, claves en una sociedad más solidaria, más humana y más justa; que, asimismo, debe poner en valor esa tarea, antes objeto de la caridad, hoy claramente reconocida en ley, pero que sigue siendo infravalorada y muy mal pagada; y, no casualmente, feminizada.

La desigualdad entre mujeres y hombres se percibe de forma muy clara en el ámbito de los cuidados, que siguen recayendo mayoritariamente en ellas, al igual que en la realización de las tareas domésticas; pero, además, se hace preciso continuar superando los déficits laborales y salariales, así como la persistencia de lacras como la violencia y los malos tratos.

La vivienda, un derecho

Se puede y se debe avanzar en el acceso a la vivienda. Considerándolo como un derecho social, no solo como un negocio. Arrastramos inercias que colocan a Canarias y al Estado español a la cola de la vivienda pública en el conjunto de la Unión Europea. Urge dedicar muchos esfuerzos para superar esa situación que impide tener un hogar y que lastra la economía de mucha gente ahogada por el precio de los alquileres. Construyendo más viviendas públicas y facilitando la incorporación al mercado de un porcentaje de las viviendas vacías, más de 200.000 en las Islas, se ayudaría a aliviar la actual crisis habitacional. Buscando también fórmulas para frenar la venta de casas a extranjeros no enraizados en Canarias. 

La migración seguirá estando en primer plano en los próximos años. Dramática, con los miles de fallecimientos que se producen anualmente en aguas próximas a Canarias. Fracasada, con la incapacidad para tomar decisiones, por mezquinos intereses políticos, que posibiliten una distribución de los menores no acompañados entre las distintas comunidades autónomas. Esperanzadora, cuando vemos el trabajo denodado de las ONGs y el trato humanitario de nuestra población hacia las personas que llegan a nuestras costas en penosas condiciones. Hay que seguir insistiendo en la modificación del artículo 35 de la ley de extranjería y, más globalmente, en reivindicar movimientos migratorios reglados y seguros que eviten tanto sufrimiento, tanta pérdida de vidas, beneficiando a los hombres y mujeres migrantes y a las sociedades receptoras.

El canarismo de izquierdas continuará este año 2025 trabajando por una Canarias más democrática, más justa y más solidaria. En la apuesta firme por la paz, el diálogo y el respeto de los derechos humanos. Promoviendo políticas para la sostenibilidad que incluyen las destinadas a la contención del crecimiento poblacional, la movilidad pública y la lucha contra el cambio climático. Junto con la potenciación de las energías limpias. Así como el cuidado y aprecio a nuestro rico patrimonio natural y cultural y al conjunto de elementos que conforman nuestra identidad. Para que en esta tierra se viva mejor y nuestros jóvenes disfruten de oportunidades reales en ella. Nada está predestinado. La realidad social, por complicada y negativa que sea, se puede y debe cambiar desde la democracia y las ideas, desde la movilización ciudadana y la acción política.

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